Capítulo 26| Pasado

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El ruido del cuero chocando contra la carne lo hizo cerrar los ojos con fuerza y apretar más fuerte el peluche contra su pecho, intentando ignorar el grito de dolor del sirviente

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El ruido del cuero chocando contra la carne lo hizo cerrar los ojos con fuerza y apretar más fuerte el peluche contra su pecho, intentando ignorar el grito de dolor del sirviente. Se apretó más a la esquina de la habitación y se mordió el labio intentando retener los sollozos.

-¡Cuando te digo que hagas algo, lo haces! -el grito furioso de su padre retumbó en la habitación -¡Gael! ¡Ven aquí niño!

El pequeño abrió los ojos asustado e intentó huír, pero los dedos de su padre se enterraron en los rizos del niño y jaló de él con fuerza, arrastrandolo hacia el cuerpo ensangrentado del sirviente.

-¡No! ¡Suéltame! -chilló el niño dejando salir las primeras lágrimas.

El padre lo soltó provocando que el niño cayera de rodillas frente al ensangrentado sirviente.

-Míralo a los ojos Gael -susurró el señor Rindwood en la oreja del pequeño, y este negó freneticamente -Mira su dolor -masculló tomandolo del cabello, tirando para que vea los ojos del hombre atormentado.

Los ojos del pequeño se abrieron de par en par al ver el rostro sangrante de Tom, uno de los tantos sirvientes que trabajaban para la familia Rindwood hace años, y que nunca había aprobado el comportamiento del señor hacia su familia. Después de todo ¿Quién lo haría?

¿Quién en su más sano juicio aprobaría el comportamiento de Ismael Rindwood hacia su propia familia? Era un tírano, una aberración en este mundo. Un hombre que nisiquiera merece ser llamado hombre.

Un tipo que empezó como un don nadie en las calles y que se había ganado su puesto a base de sangre y sufrimiento para todos los que estuviesen cerca de él, incluyendo a su mujer e hijo.

-Quiero que lo golpees con esto -la voz siseante de su padre retumbó en su oído mientras sentía como el húmedo cuero era puesto en su pequeña mano.

-No quiero -sollozó el pequeño y el hombre detrás suyo soltó una risa sin gracia.

-No estoy dando opciones Gael, te estoy ordenando que lo hagas -masculló apretando la mandíbula con fuerza -A menos que quieras que tú madre pague esas consecuencias -insinuó y el niño apretó el cinturón entre sus dedos con desición.

Y fue ahí cuando la oscuridad comenzó abrirse paso en el pequeño corazón de un simple niño.

《...》

-Otra vez volvió hacerlo -susurró el niño y ella lo observó en silencio -¿No me dirás que me estoy volviendo un mounstruo como él? -el pequeño se giró y observó esos hermosos ojos plateados que lo miraban con curiosidad.

¡Adoptemos al Diablo! [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora