Isis Pov
Me miro en el espejo de cuerpo entero que está en mi cuarto; repaso por enésima vez mi atuendo, peinado y poco maquillaje que Mike y Esther me ayudaron a aplicar y a elegir.
—¿Nerviosa? —pregunta Leysi desde la puerta; si bien la perdone nuestra relación no ha sido como antes, más por la forma en como actuó...pero es mi prima y la tengo que perdonar, sobre todo ahora que me están llegando oportunidades como la de mi primera presentación en grande. Desde niñas ella siempre me veía bailar, me dé decía que era la mejor bailarina que había sobre la tierra; recuerdo cuando hacíamos funciones en el jardín trasero de la casa de los abuelos cuando ella venia de vacaciones y ella era todo mi publico... siempre que terminaba ella me lanzaba flores cortadas del jardín de la abuela; no importaba que siempre nos castigaran, seguíamos haciendo lo mismo. Mas al ser las dos hijas únicas, solo nos teníamos ella y yo y para mí era todo lo que me bastaba.
—Un poco, me da miedo no causar buena impresión a la familia de Max—le cuento mientras me pongo el juego de aretes que me presto Esther.
—Le agradaras; el mismo te dijo que su hermana le ayudo a planear ese día en Central Park— dice mientras se acerca y me ayuda con los pasadores que Mike me coloco en la cabeza, al parecer ya los desordené. — Extraño cuando nos reuníamos en la casa de los abuelos y tomábamos el maquillaje de nuestras madres para según nosotros "ponernos hermosas" y terminábamos peor que el Joker de Batman de Cris Nolan— me recuerda y empiezo a reír igual que ella; teníamos tan solo cinco años y éramos super traviesas, según el abuelo era como tener diez niñas en la casa en lugar de dos.
—Claro que lo recuerdo— contesto — si eres prácticamente mi hermana— me volteo de tal manera que estamos frente a frente— Aun me duele la manera en la que actuaste y más que no confiaras en las decisiones que estoy tomando, pero eso ya está quedando en el olvido— le cuento y nos damos un abrazo.
—Que tiernas las dos, pero se le hace tarde a Isis para su cena con sus suegros— dice Mike desde la entrada de mi cuarto y miro el reloj de mi muñeca y efectivamente se me está haciendo tarde —Pero primero; deja ver como quedaste—Pide tomando mis manos entre las suyas y alejándome unos pasos para poder contemplar mi atuendo— ¡Divina! — es lo que dice; llevo un blusón de lana blanco hasta las rodillas y de manga larga, con un delgado cinturón color plata y medias negras junto con botines de tacón del mismo color. El invierno apenas empieza a sentirse y eso que ya estamos a mitad de diciembre; solo espero no morir congelada en lo que espero al taxi.
Con la bendición de todos salgo hasta la entrada del edificio donde Esther se me adelanto y pidió un taxi para mí, entro y después de saludar al conductor doy la dirección del departamento de Max; pago y con las piernas temblando al igual que en mi primera audición, camino hasta la puerta de su departamento y toco el timbre.
—¡Luces hermosa amor! —Dice mi guapo novio al abrirme la puerta, se ve tan adorable con su delatan de cocina —Pero pasa— me piden dándome el paso, me ayuda a quitarme el abrigo y sin más demoras me planta un beso un poco más suave que el ultimo que nos dimos; lo cual se me hace raro ya que siempre que estamos solo Max se aprovecha a su justo. —Qué bueno que llegas— comienza a decirme cuando nos separamos —Mi familia ya está aquí...—¿Tan rápido?, si aún faltan diez minutos para la hora que acordamos.
—¿Ya llego? — pregunta una voz de mujer y a los pocos segundos una hermosa chica rubia baja corriendo las escaleras que llevan a la segunda planta; a me dida que se acerca puedo ver mejor su rostro y sí que es una mujer hermosa. De cabellera rubia hasta la cintura un poco ondulada, ojos verdes, piel blanca...un poco más que la de Max y cuando llega hasta estar justo frente a mí, somos de la misma estatura. —¡Hola! — saluda de manera amable y contenta —Soy Lizzie, la hermana de este tonto— señala a Max— Si que eres hermosa — dice.
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Las zapatillas del doctor #Wattys2021.
Roman d'amourUno pensaría que al ir a un restaurante de comida rápida nada extraño te puede pasar. ¿No? Solo entras, pides tu orden y esparas a que te la den para poder irte. Nada fuera de lo normal. Pues así pensaba yo, cuando el destino volvío a hacer de las s...