Capítulo X

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Mi mente estaba bloqueada entre mis propios pensamientos, así que en lo único que pensé fue en Austin, por lo que corrí a ver qué sucedía.
Llegué a la ambulancia con una respiración agitada y el corazón acelerado. Me asomé a ver a quién llevaban en aquella camilla, pero respiré de alivio al ver a un señor en ella.
Regresé a la recepción donde mis padres pagaban mi estadía.
-Sube al carro- dijo mi madre fríamente sin dirigirme la mirada.
No respondí y caminé hacia el estacionamiento, busqué nuestro carro y subí con mis maletas.
Estaba destrozada, aún no podía creer lo que había pasado. Recargué mi cabeza contra la ventana, esperando irme de ahí lo antes posible. Me percaté de que había un chico a lo lejos, enfoqué la mirada y noté, sorprendida, que era Austin, tenía los golpes que mi padre le había propinado, estaba esperando un camión, eso parecía. Tenía la mirada triste y miraba hacia el piso.
Lágrimas inundaron mis ojos al ver esto. Mis pensamientos fueron interrumpidos al oír a mis padres aproximándose. Ambos subieron y no dijeron palabra alguna en todo el camino a casa.
Fue un trayecto algo largo, y llegamos a casa al anochecer. Al llegar, bajé mis maletas y subí corriendo a mi habitación, cerrando la puerta de un portazo.
Me dejé caer en mi cama, rompiendo en llanto, pensando que mi vida era injusta.
Saqué todo de mi maleta y me metí a la cama.
No podía conciliar el sueño y creo que no dormí en toda la noche, seguía pensando en Austin, en todo lo que había pasado, en sus caricias, y en lo último que me dijo: "te prometo que volveremos a vernos". No estaba segura si debía confiar en él, si iba a volver a verlo algún día, pero quería, volver a verlo.
A la mañana siguiente no tenía ganas de levantarme, mis padres me odiaban, Austin no estaba a mi lado, en fin, mi vida ya no tenía sentido.
Después de un rato bajé y noté que mis padres no se encontraban en casa, habían salido. Eso me tranquilizó un poco más, ya que no tendría que aguantar sus miradas de decepción y enojo siempre.
La tarde transcurrió lenta y desesperante, mis padres no daban indicios de volver pronto, lo que realmente no me importó.
Al caer la noche me puse la pijama y me di una ducha rápida. Al terminar, tenía algo de sueño, me dirigí a la ventana con intención de cerrarla, cuando me pareció que alguien me llamaba desde afuera.
-¡Shhht!- alguien dijo entre un gritó y un susurro, pude ver una sombra al final de la calle, pero no distinguía de quién se trataba- ¡Ey! ¡Aquí!
-¿Austin?- contesté.

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