Todos los chunin, jounin y anbu de la aldea se encontraban moviéndose por toda la aldea, entre los aldeanos se hablaba sobre una nueva infiltración de ninjas renegados, por lo que rápidamente se dirigían a sus hogares, en el cuartel anbu en un cuarto utilizado para torturas se encontraba Ibiki Morino líder de la unidad de I&T de la aldea, frente a el se encontraba su protegida y en este caso la sospechosa de dejar escapar al jinchuriki del Kyubi.
-"Entonces mientras conversabas con el, viste como los ojos del niño se volvían rojos y brillaban como brazas, mientras comenzabas a perder el conocimiento, después despertaste y te encontrabas al interior de al cama de Naruto, sin daño alguno, solo que sin tus armas?"- Anko miraba la mesa un tanto triste, de alguna forma se había encariñado con el niño, pero comprendía sus ansias de escapar, ya llevaba cuatro años en la oscuridad.
-"Así es Ibiki, al parecer aplicó alguna especie de genjutsu en mi o algo para noquearme, no recuerdo nada más después de eso"- Ibiki asintió, todo cuadraba con lo descrito por el líder del clan Yamanaka, no había nada fuera de lo normal.
-"Bueno, creo que eso es todo, ahora necesito que te unas a las unidades de rastreo, cualquier cosa te llamaré"- Anko se puso de pie y asintió, Ibiki suspiró, no tenía nada relevante que pudiera ayudar a saber la ubicación del Uzumaki, ordenó sus documentos y se comenzó a retirar, al parecer esta noche tampoco podría descansar.
En su oficina se encontraba Hiruzen observando como la luz de la luna daba a los rostros Hokage, no podía declarar abiertamente la desaparición de Naruto, el ni siquiera estaba vivo para el mundo, debía confiar que podría localizarlo antes que un enemigo lo haga o peor, Danzo lo logre encontrar, no sería sorpresa que ya lo supiera sabiendo que entre sus filas habían muchos espías de raíz, sintió toques en su puerta.
-"Adelante"- por la puerta ingresó Ibiki, que se ubicó en el centro de la oficina -"Obtuviste alguna información que nos pudiera ayudar?"- preguntó directamente, no tenía tiempo para preguntar el proceso completo, utilizar de buena manera el tiempo era primordial.
-"Nada, lo que me declaró Anko fue lo mismo que vió Inoichi, de alguna forma el niño la sometió con alguna especie de genjutsu y logró escapar sin causarle ningún daño, aunque para nadie era es sorpresa, con quien más compartía era con ella"- Hiruzen asintió.
-"Puede ser, pero definitivamente no fue Naruto quien la metió en un genjutsu, tiene 7 años, pero el ser en su interior si pudo hacerlo, solo necesitaba una oportunidad y la obtuvo cuando Anko bajó la guardia, por como están las cosas, lo más probable es que se alejen de toda civilización, Naruto tenía ganas de salir al mundo y no creo que regresen a voluntad propia, por ahora mantengamos la búsqueda, si de aquí a cuando amanezca no hay señal de Naruto, saca a 10 prisioneros de prisión, vistelos como ninjas renegados de otras aldeas,mátalos y quémalos, no dejes nada que los pueda identificar, no levantemos más sospechas de lo que sucedió hoy en la noche"- Ibiki asintió, era una buena manera para encubrir lo sucedido, desviar la atención.
-"Si Hokage sama, con su permiso"- Ibiki hizo una reverencia y se retiró, Hiruzen se mantuvo en el mismo lugar, al parecer estaba destinado a fallar como Hokage, el debió morir en el sellado del Kyubi y no su sucesor, el debió matar a Orochimaru y no quedarse quieto mientras mataba a su anterior escolta, y sus errores sumaban y seguían, de un segundo a otro el cansancio de su larga vida cayó en sus hombros, su nombramiento como Hokage fue en medio de la segunda guerra mundial Shinobi, nunca fue capacitado para liderar y se tuvo que formar en la marcha, cometió errores que hasta hoy lo perseguían como darle más voz a los representantes civiles, incluir en el consejo a sus viejos compañeros de batalla que ahora eran sus enemigos declarados, tramando a sus espaldas, colocando trabas en su mandato,pero de nada servía mirar el pasado, no es que pudiera volver y retroceder para reparar todos sus errores, solo debía vivir de la mejor manera posible el tiempo que le quedaba por vivir, regresó a su asiento, dejó su sombrero en su escritorio, tenía sueño y quería descansar, hoy no tenía escolta y esta era la oportunidad para sus enemigos para acabar con el, se acomodó y cerró los ojos, por minutos nada sucedió pero desde afuera de la ventana apareció una silueta de un niño, con largo cabello, atravesó el cristal como si no estuviera allí, y se acercó al anciano, sus pasos no emitían sonido alguno, con su mano acarició la cara de este y sonrió.