VII. LUHAN Y SEHUN

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Luhan y Sehun, los mellizos, cuando entre a la casa tenían dieciocho años y llevaban con doña Joon Geum más de un año en la casa, eran apuestos, bien parecidos, de caras angelicales, rostro ovalado , nariz recta pequeña, estilizada, profundos ojos cafés, cabello castaño rojizo que peinaban de lado con un mechón largo, que por poco cubría su ojo izquierdo, labios gruesos carnosos y unas pocas pecas que salpicaban su nariz y mejillas, lo que era realmente imponente eran sus cuerpos musculosos, sus torsos, brazos, en ellos podían contarse los músculos del cuerpo humano, su abdomen plano, perfectamente marcado como a cincel, piernas gruesas , espalda en forma de v que se inclinaba hacia adelante en la parte inferior permitiendo resaltar más sus esplendidas nalgas levantadas, sus miembros eran idénticos un poco curvados hacia la derecha de una dotación promedio. Eran apuestos pero su cuerpo, si era un pecado, invitaban al sexo, a la lujuria y con solo detallarlos tenías los más lascivos deseos. Eran casi idénticos, pero con el tiempo te dabas cuenta que Luhan era un poco más alto y, que su temperamento era más fuerte que el de su hermano, seguro, hablaba con certeza; Sehun por otro lado, un poco más bajo, pausado y espontáneo que su hermano, aunque siempre trataba de encontrar la aprobación del mayor, con respecto a todo lo que decía, o hacía, esto lo atribuían a que Luhan nació unos instantes antes que su hermano.

Hijos de un teatrero callejero y una pintora, tuvieron una infancia rodeados de la bohemia y la inestabilidad de sus padres, el dinero escaseaba, la comida a veces también, pero sus padres veían todo como una fiesta permanente, la cual acompañaban con alcohol y marihuana, ninguno de los dos exitoso o ubicado, el padre actuaba en restaurantes e incluso en los buses para sobrevivir, o en la calle para rebuscarse y cuando juntaba algún dinero se iba de juerga hasta por dos o tres días, su madre una hippy despreocupada e irresponsable, pintaba de vez en cuando, sin éxito comercial, se las arreglaba, vendiendo pequeñas obras en la calle, casi que a cambio de monedas.

Se trataba de una familia disfuncional, dos desadaptados tratando de criar sus hijos, casi que al margen social, su madre prefería educarlos en casa razón por lo cual solo ingresaron al colegio cuando contaban con ocho años, por obligación del gobierno, sin embargo eran cultos, conocían de literatura y pintura, ambos eran apasionados de la guitarra, este arte, realmente, tocaban muy bien y encontraban en la música un medio que los complementaba aún más, si esto era posible, lo que desagradaba a los niños eran las ocasiones en sus padres les hacían tocar en la calle o los buses, para obtener dinero a cambio, esto los humillaba, se sentían limosneando. Crecieron siendo más unidos entre ellos que con sus padres, parecía que solo ellos se bastaban, su relación era desde pequeños muy estrecha si alguno se caía o sufría un golpe acudía al otro, en lugar de buscar consuelo en sus papas, esta relación continuó cada vez más estrecha y excluyente, comían juntos, se bañaban juntos, dormían juntos, no necesitaban ni siquiera hablar se entendían en silencio, un gesto o una mueca era suficiente. Sin embargo había algo en esta unión que empezó a desconcertar y a molestar. Su padre, veía como se abrazaban, las atenciones que se prodigaban y estas aparte de separarlos como familia empezaron a ser incomodas, mientras más desagradaban a su padre, más gratas eran para ellos.

Fue así que cuando se desarrollaron y comenzaron los primeros impulsos sexuales, ellos empezaron con sesiones de masturbación mutua, lo cual dio rápidamente paso a prácticas como el sexo oral en forma muy frecuente, hasta que finalmente llegaron al coito, esta experiencia fue sublime para los hermanos, se entregaban el uno al otro y por unos instantes se fundían en un solo ser, se sincronizaban tanto que sus orgasmos eran prácticamente simultáneos, no necesitaban nada adicional, solo el uno al otro, a medida que crecían, se unían más sin que nunca se les conociera un novio o una novia, ellos solo se bastaban el uno al otro, podían pasar horas contemplándose, o tocando guitarra solo mirándose, sonriendo en complicidad.

El día que se graduaron del colegio, luego de celebrar con sus compañeros de estudio y tomarse unos tragos, abandonaron prontos la reunión, para encontrarse en la soledad su cuarto, se desvistieron, se recostaron uno contra el otro y comenzaron a besarse, luego por turnos se practicaron sexo oral, conocían de memoria sus cuerpos, Luhan volteó lentamente a su hermano y comenzó a penetrarlo, en forma delicada, hermosa, así permanecieron un rato mientras los dos se fundían en una sola existencia, intercambiaron papeles, turnando sus roles, el compás de sus cuerpos se hacía veloz, jadeaban, sudaban, gemían hasta el momento del clímax simultaneo, cansados se recostaron juntos.

Hijos del Pecado [KAISOO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora