5.

318 25 7
                                    

5.

Justin.

Dos semanas después de mi límite, consigo salir de mi habitación, por fin.

De a poco me desplazo por el mundo, recuperando noticias y haciéndole saber a mis fans y al mundo que estoy bien y de alguna forma, sigo vivo. Aunque estoy casi literalmente, muerto por dentro.

Manejo casi todos los días a lugares sin sentido y me quedo estacionado un largo rato en silencio o escuchando música tranquila hasta que los paparazzi me encuentran u obtengo una llamada de Scooter para arreglar algún asunto.

Los demás comienzan a avanzar junto conmigo, pensando que el solo hecho de levantarme de la cama justifica una milagrosa y fortuita recuperación. Pero no es así.

Por las noches me quedo escribiendo canciones hasta que mis ojos pesan más de lo que puedo soportar y por la mañana me levanto por obligación cuando alguien toca mi puerta para molestar o pasar el día. Excepto los domingos, esos días no hago nada importante, solo estar tirando en mi cama sin sentido alguno mirando la televisión o alguna serie que no puedo seguir desde el principio.

La gente me pregunta como estoy, me preguntan mucho por ella. La describo, por supuesto como una señorita, jamás insultando su nombre o su honor por que eso añadiría un ítem más a mi propia mierda. Me preguntan si vamos a volver, o por que cortamos. Y no tengo la respuesta exacta de la primera, pero si se la respuesta de la segunda y como en un pequeño examen sin estudiar, la paso, ignorándola aún así la repitan como a la letra “a”.

Mientras mis días de desecho de persona continúan bajo la mascara, sé que mis beliebers notan la masa de destrucción que formé en mi mismo. Suben fotos de mis ojeras, y la falta de mis sonrisas, así que me veo obligado a utilizar lentes de sol incluso en las noches y a sonreír aún cuando no tengo ganas de hacerlo.

Las vacías noches en las que me impulsan a salir, visitamos clubes nocturnos y vamos a fiestas privadas. Comienzo a tomar, pero no lo demasiado e intento mirar a chicas pero ninguna es ella, así que fallo en el intento.

Las personas comienzan a notar cuanto estoy concurriendo a fiestas y estoy saliendo y comienzan a llamarme con nombres como “el chico malo de California” “El nuevo Justin adicto a la fiestas Bieber” y demás, pero no me importa. No tengo mucho tiempo para pensar en eso.

Me concentro en escribir música más de lo que debería y continuo, aún cuando no quiero.

Ella también continua, y jamás, habla de mí.

—Entonces… ¿Qué se… siente? —mis manos están sudando y puedo sentir la corriente del aire acondicionado justo en mi nuca, enfriando la transpiración que se resbala por mi espalda.

Los ojos rojos de Khalil me miran con sinceridad como responde —Como la mierda, pero de la mierda buena

Sus dedos se aferran a ese pequeño cigarrillo fino y alargado que me ofrece con una mueca y luego, una sonrisa

—Pruébalo

Mis ojos se expanden rápidamente —¡¿Qué?! Ni en broma, lo siento, no

Khalil echa su cabeza hacia atrás mientras expulsa una risotada mezclada con el humo contenido en su cuerpo. Y sé que eso no me gusta para nada

—Vamos Justin, no seas cobarde, es solo un puto cigarro, no te volverás adicto con tan solo probar ¿verdad?

Niego firmemente —No quiero probar eso, la droga no es algo que quiero en mi vida, he visto a mucha gente entrar en el infierno con esas cosas, no quiero ser uno de ellos

La sonrisa amarillenta de mi amigo es como la de un adulto hacia un niño cuando hace una pregunta muy idiota. Él me mira como si yo fuera estúpido o tuviera alguna clase de problema mental

—Eres tan marica, hermano —dice, abro la boca indignado, —Te la pasas quejando por como sobre los demás te llaman gay y niña y aquí tienes un punto para demostrarles a todos ellos lo contrario

—¿Te estás refiriendo a la jodida droga como mi única manera de cambiar su pensamiento? Estás tan completamente equivocado

—Eso crees tú, pero si me hicieras caso, verías cuan diferente se ven las cosas desde este lado

—No hace falta que pruebe eso ¿vale? Desde aquí veo y no me gusta nada como de tarado te estás poniendo

Khalil se encoge de hombros y le da dos caladas seguidas a su cigarrillo mientras cruza las piernas y las extiende sobre el sillón de cuero negro de su habitación.

Sinceramente, esto me molesta, y me abruma

—De todas maneras ¿De donde mierda sacas la droga? —pregunto, frunciendo en una línea mis cejas.

—Oh vamos, soy famoso, todo el mundo sabe que en esta movida puedes conseguir lo que sea, y por lo que sea me refiero a un montón de droga

Ruedo los ojos —Si, como sea —miro mi reloj y suspiro

—Tengo cosas que hacer, Ryan me espera, nos vemos hermano

Me paro rápidamente y choco mi mano con la de Khalil en un fugaz saludo, teniendo en cuenta su mirada fija en mí

—No me mientas Justin, no tienes nada que hacer, pero está-bien-puedes-irte —dicta, como si necesitara de su aceptación para hacer las cosas. Sus palabras comienzan a arrastrarse y tengo en cuenta que ya lleva como tres de esos cigarros con marihuana y como un millón (exagerando) de caladas. Es insoportable el olor y el humo que nubla la vista, y también el verlo a él de esa manera así que asiento y salgo lo más rápido posible de la habitación.

Mientras camino fuera de su casa, solo puedo pensar algunas frases sueltas para una canción en camino.

Tu dijiste "Vengo en paz" así que te lleve a casa
Te dí comida y te dí ropa”

Y lo demás, se desarrolla solo cuando estoy en casa, en el silencio y la soledad, tachando, corrigiendo y tarareando.

Esa noche, grabo tres borradores de canciones y la mañana siguiente, llamo a Scooter para mi nuevo proyecto. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 29, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

lost {jeighton's story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora