Nathaniel.
Recordar a Emma fue algo doloroso. Fui muy feliz con ella el tiempo que estuvo, pero fue demasiado doloroso para mi ver cómo la mataban y no poder hacer nada. Se me vino el recuerdo de aquella trágica noche.
Era una noche fría, recuerdo que llovía, caían truenos. Nos encontrábamos cenando en aquel castillo viejo a las afueras de New Jersey donde nos escondimos lo Ángeles caídos que aun queríamos regresar al paraíso. Emma lo sabía todo, mi origen y sobre la guerra.
Tocaron la puerta fuertemente. Vladimir el mayordomo de acercó a abrirla lo primero que vimos fue como le cortaban el cuello. Nos levantamos de la mesa sin tan siquiera terminar la cena. Tome de la mano a Emma y me la lleve hasta la habitación, donde la dejé encerrada. Baje a apoyar a mis compañeros en la lucha contra Los Angeles de Lucifer. Hubo muertos de ambos bandos. No se sabía cómo pero Los Angeles de Lucifer había conseguido armas angelicales. Las únicas herramientas que nos podían herir. Fue sorpréndete puesto que estás se encontraban escondidas para evitar justamente esto y los únicos que sabían su ubicación eran Dios, Jesús y Lucifer. Recordé que evidentemente Lucifer los había guiado hacia las armas.
La lucha continuaba y de pronto escuché los gritos de mi amada. Estaba sujetada por Marco el líder del bando de Lucifer. La tenía tomada de un brazo con fuerza jalándola en dirección a llevar centro del lugar y cuando llegó allí hizo que todos se detuvieran. Me quede petrificado, sentí un dolor en el pecho tan profundo, tenía ganas de correr y golpear a aquel malnacido hasta que muriese pero me controlé, cualquier movimiento en falso y la mujer de mi vida terminaría sin cabeza. Me acerqué poco a poco hacia donde se encontraban.
-No la toques, no tiene nada que ver en esto.-dije sintiéndome asustado, tenía miedo de que algo le pasase.
-Eso lo hubiera pensado antes de venirse a meter al nido de ratas-dijo mirándole de una manera tan asquerosa. Ya no pude controlarme más me abalancé sobre él y sucedió lo que sabía, el solo tenía la intención de cortarle el cuello, pero era una mortal y aquel cuchillo con el mazo dorado era celestial y terminó por arrancarle la cabeza completa. Todo sucedió tan rápido. Lo único que pude hacer fue cambiar de dirección y abrazar aquel cuerpo sin cabeza. Era mi culpa. Si lo hubiéramos tranquilizado y conversado, el amor de mi vida seguiría viva. Llore, llore hasta más no poder, hasta que Dominic me apartó a jalones del cuerpo sin vida. Los otros ángeles se encargaron de recoger su pequeño y hermoso cuerpo y después de encontrar otro lugar para instalarnos le dimos la sepultura que los mortales suelen hacer.
Después de haberle contado a Olivia esto creí que podría mejorarla nuestra relación amistosa. Noté su empatía por mis sentimientos, pero también la frialdad ante el asunto. Era como si esa chica tuviera corazón de piedra. Corto la conversación y se marchó.Al llegar al casa subí a mi habitación un tanto cansado y melancólico. Recordar aquella noche no era fácil. Mi imprudencia ocasionó la muerte de la mujer que amaba y eso jamás me lo perdonaría. Agradece la puerta café de cedro en busca de relajación pero lo único que noté al entrar fue a Chloe.
-Hasta que llegas-dijo un tanto molesta. Se levantó de la cama a donde yacía con una sexi bata color rojo. Se acercó a mi provocativamente, me besó el cuello tan lenta y apasionadamente que la tome por la cintura obligándola a rodear mis caderas con sus piernas. La dirigí hacia la cama y mientras la besaba vi el recuerdo de aquella mujer tan especial que fue arrebatada de mis brazos. Deje caer a Chloe en la cama asegurándome de no haberle ocasionado ningún daño, deteniendo el jugueteo de besos y caricias que nos llevarían a tener sexo. Solo sexo, no había sentimientos de por medio, por lo menos no de mi parte...Salí de la habitación en busca de un vaso de agua frío o un trago de tequila, lo primero que encontrase. Para mi mala o buena suerte halle primero el tequila. Tome asiento en el minibar de madera color morado, cerca de la sala 1,2,3 o 4 tragos, perdí la cuenta. Chloe apareció a mis espaldas, observándome con el ceño fruncido y un poco molesta.
-¿Qué ha ocurrido?-pregunto molesta-¿Ha tenido que ver Olivia-dijo muy segura de que había sido ella quien había ocasionado haber detenido ese acto.
-No lo es...-dije sin mirarla y bebiendo otro trago de alcohol.
-Entonces ¿Qué es Nathaniel?-dijo un poco desesperada y preocupada.
-Es Emma...-dije tomando otro trago ahora más profundo-Le he contado a Olivia lo que ha pasado-dije recordando el rostro de la única mujer a la he amado en toda mi eterna vida. Chloe se acercó a mi y me consoló tomo mi rostro en sus manos y junto sus labios con los míos.
-No es tu culpa, Nath, no lo fue y nunca lo ha sido.-dijo en forma de consuelo.-Fue Marco quien la mató.-dijo haciendo que el recuerdo de Marco arrancándole la cabeza viniese hacia mí. Deje el bajo de alcohol, me levante del mini bar en dirección a Chloe, la tome por la cintura y la besé con fuerza, con desesperación, la cargué haciendo que enredase mi cadera con sus piernas. Me fue en dirección a la habitación donde le arranqué la ropa por la desesperación. No me tome el tiempo de acariciarla o algo. Ya quedando desnudos uno frente al otro la atraje hacia a mi pegándola contra el muro donde la penetre tan salvajemente, luego la retire de la pared dirigiéndole hacia la cama, donde utilizamos diferentes poses para penetrarla hasta que quedó inundada de placer. No podía parar de pensar en Emma y yo se que ella lo noto. Al momento de terminar se levantó sin ninguna palabra y se marchó molesta.
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El secreto de Olivia.
Teen FictionOlivia es una chica de 17 años y sus únicas preocupaciones son su familia, graduarse y entrar a la universidad. Pero todo cambia cuando rascando en el pasado de su madre encuentra un secreto y su verdadero origen, ella no creía en los seres divinos...