La oscuridad de la noche no era tan intensa en la gruta como en la superficie. Si bien no había lunas o estrellas, los cristales no perdían del todo su resplandor, iluminando tenuemente. No obstante, apenas era suficiente para ver a unos pocos metros de distancia. Más allá, sólo podían llegarse a vislumbrar sombras. Ni eso, si dichas sombras usaban Camuflaje.
La ausencia de vegetación resultaba extraña, pues la luz de los cristales debería haber sido suficiente para hacerla crecer. Y, a diferencia del Bosque Perdido, no había allí miasma que lo impidiera, ni nada que se le pareciera. Lo único era la presencia de la extraña neblina, y la sensación de que había algo aterrador tras ella. Pero estaba lejos, y no pretendían acercarse allí, sino a otras sombras que se escondían en la distancia.
Eran conscientes de que el grupo de cinco estaba sobre aviso, por lo que avanzaban despacio en la oscuridad, la felina como guía, no sólo fundiéndose con el terreno, sino comprobando que no hubiera trampas.
–Vayamos un poco hacia la izquierda. Hay algo justo delante– anunció la elfa.
Una vez más, se desviaron, esquivando lo que fuera que hubieran colocado allí, ya fuesen alarmas o trampas. Era mucho más fácil evitarlas que desarmarlas.
Llegaron hasta las cercanías de una cueva, en la que suponían que se habían refugiado. No lo sabían con seguridad, pues Ojo de halcón no le permitía ver en la oscuridad. Aunque eso era algo que quizás sus enemigos no sabían.
Una vez más, Detección de Vida no dio nueva información, pero sí Detectar Maná. Esta vez, era una estructura invisible que taponaba la entrada a la cueva. No tenían más remedio que desarmarla, aunque eso pudiera alertar a quienes perseguían.
La lince se colocó en un saliente sobre la cueva, Dispuesta a saltar sobre cualquier enemigo, sus ojos penetrando en la oscuridad. Goldmi decidió tomar precauciones y crear ella misma algunas trampas, por si aparecían, colocando así varios Abismos de Viento. Asimismo, se protegió con Barrera Ciclónica, deshizo el Camuflaje y empezó a Descomponer el Maná de la trampa.
No fue difícil. Bastó con debilitar uno de los extremos de la estructura mágica para que la presión del maná que circulaba por ella lo rompiera y empezara a disiparse por allí, poco a poco y silenciosamente.
Fue cuando la trampa colapsó que una fuente de luz las deslumbró.
–Están disolviendo la barrera– anunció uno de los hombres encapuchados.
–Bien, ahora veremos quien es el cazador y quien la presa– amenazó con una sonrisa sombría la mujer encapuchada que parecía ser la jefa –. Preparaos.
El encapuchado que había hablado y la que estaba junto a él asintieron. Eran tres, además de la dríada que estaba al fondo, drogada e inconsciente.
Cuando finalmente el hechizo estuvo lo suficientemente debilitado, lanzaron un objeto de un solo uso, que provocó un potente estallido de luz. Le siguió una especie de lámpara flotante, para permitirles ver a sus enemigos, mucho menos sofisticada que la que usaría Eldi años después. Ésta simplemente flotaba en el aire, sin poderse mover a voluntad.
Inmediatamente, para aprovechar el efecto sorpresa, se abalanzaron hacia el exterior de la cueva. Al mismo tiempo, los dos que estaban escondidos fuera avanzaron hacia la luz.
Todos ellos habían estado aislados por un hechizo que impedía ser detectados, aunque también impedía ver lo que sucedía en el exterior, y que había mermado las reservas de maná de su líder.
Sólo la conexión con la barrera había permitido al hombre encapuchado tener contacto con el mundo exterior, al menos con la barrera y su estado, mientras que los que se encontraban fuera habían sido avisados por el estallido de luz. Era capaz de penetrar débilmente su protección, lo suficiente para indicarles que el momento había llegado.
Deslumbrada, la lince no podía sino esperar a recuperar la visión. Por suerte para ella, no estaba en una posición fácil de atacar, pero no así su hermana.
Una de los encapuchados lanzó un hechizo de fuego que se estrelló contra Barrera Ciclónica. Al mismo tiempo, otros tres se abalanzaron sobre la elfa. Sin embargo, no se esperaban que ésta también hubiera colocado trampas. Dos de ellos cayeron en Abismos de Viento, que si bien no eran suficiente para matarlos, si para dañarlos y retenerlos.
El otro logró acercarse, pero Goldmi se había protegido con cinco Tornados simultáneos, rodeándola, mientras usaba Detectar Vida para localizar la situación aproximada de sus enemigos.
A ciegas, empezó a disparar flechas en sus direcciones, todas ellas imbuidas con Vacío, e intentado cubrir cuanto más terreno mejor. Su intención era retrasarlos hasta recuperar la visión, confiando en el número de flechas lo que no podía confiar en su puntería.
Es cierto que el corazón de la elfa latía desbocado, y que casi había entrado en pánico. No obstante, había conseguido no perder el control de sí misma, lo suficiente para plantar sus defensas e intentar contraatacar.
Mientras, la líder maldecía y recitaba un peligroso hechizo para aplastar a su enemiga. Sin embargo, el sonido y el flujo de maná fueron suficientes para que una enorme felina la localizara y saltara sobre ella.
Le desgarró el hombro e interrumpió el hechizo, aunque falló en hacer más daño. Si hubiera podido verla con claridad, su ataque por sorpresa se hubiera dirigido al cuello de su víctima, quizás siendo letal.
Mientras, los atrapados en los Abismos, recibieron varios flechazos. No les era fácil moverse, por lo que eran presas fáciles para los ataques a ciegas de la elfa. Los otros dos había conseguido defenderse, apenas los habían rozado, pero sí habían conseguido algo muy importante para las dos hermanas. Habían logrado ganar unos segundos.
Con los ojos entreabiertos, la lince arremetió contra el que estaba más cerca de su hermana, quien estaba intentando debilitar uno de los Tornados. Su presa inicial había escapado al interior de la cueva y alzado una protección, lo que le impedía seguirla de inmediato. Y, en aquel momento, lo más importante era proteger a su hermana.
Las ropas fueron rasgadas para descubrir a un humano, con gruesa armadura de cuero capaz de protegerse de las garras de la felina, aunque no de conservar el equilibrio. Por sugerencia de su hermana, la elfa había hecho avanzar el Tornado, siendo éste atacado por dos frentes, Tornado y lince.
El resto de Tornados los extinguió, pues suponían un alto gasto de maná. También saltó a un lado, evitando otra Bola de Fuego, y pudiendo conservar así el maná, al no tener que renovar Barrera Ciclónica otra vez. Había gastado mucho, y tenían que enfrentarse a cuatro adversarios.
Es cierto que una se había refugiado en la cueva, pero también que otros dos habían escapado de las trampas. Sangraban por numerosos cortes, y sus capas habían quedado destrozadas, pero estaban en condiciones de luchar, y deseando hacerlo. Estaban furiosos.
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Regreso a Jorgaldur Tomo II: la arquera druida
FantasyCuando muere de una grave enfermedad, aún recuerda a sus amigos de un MMORPG que jugó años atrás, y a un NPC que ha permanecido en su corazón desde entonces. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra en la solitaria plaza que había sido el i...