Carta número 19.

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Querido amor propio, vuelve pronto, por favor te lo pido. 

Siempre se puede estar un poquito peor. 

Hace dos días cumplí 19 años, sinceramente tenía la pequeña esperanza de que mi cumpleaños fuera un poquito mejor de lo que fue. Desde hace siete años mis cumpleaños han sido una mierda con todas las letras. Por x o por y siempre han empeorado, he acabado llorando y no por felicidad, sino por sentirme tan vacía como lo hago. 

Estos últimos meses me he perdido a mí misma, y cumplir 19 sólo me ha hecho ser más consciente de ello. Mis personas más allegadas me escribían cosas preciosas, pero al leerlas no pude evitar pensar que es todo mentira, que no soy la persona que ellos describen en esas cartas, en esos textos... 

Por eso no se sienten orgullosos de mí.... Por eso no me dice te quiero desde hace años. 

Yo soy la que se ha buscado las decepciones, yo soy la que, con sus actos, ha hecho que la gente la diga todo lo malo que la dijeron ese mismo día. Si el hecho de que te insulten y te desprecien de por sí nos jode que lo hagan el mismo día de tu cumpleaños por tonterías no ayuda en lo absoluto...

Falsa, mentirosa, zorra.... Me dijistes que no querías nada con él. 

Si hubiera sido en otro momento... si hubiera podido contarlo yo, si me hubieran dado la oportunidad... si hubiera tenido el valor de contarlo... si tan solo no hubiera sido tan gilipollas de haberlo hecho...

19 años llenos de mentiras, de auto desprecio, de sonrisas fingidas, amistades oportunistas y convenientes, amistades y relaciones tóxicas, malos tratos... 

Yo no era así, no era así de fácil a la hora de romperme, a la hora de no quererme. Yo era de las que día a día se levantaba llena de ganas de ayudar y hacer feliz a la gente. Era el tipo de persona que conseguía a quien quería y lo que quería....

¿Dónde quedó? ¿Dónde quedé? 

Las malas decisiones me hicieron desvanecerme como el humo del cigarro tras ser expulsado. Me consumía poco a poco como la llama de una vela... y aquel día, soplando mi propia vela me dí cuenta que nadie apagó la llama por mí, sino que fui yo misma la que se apagó y echó la culpa a los demás.

Por eso amor propio te escribo a ti.

Hazme poder mirarme al espejo y no querer llorar, hazme sentir que puedo con todo otra vez, haz que me quiera de nuevo.

Hazme sentir que puedo ser el orgullo de alguien, pero sobre todo, que puedo ser el mío propio.

Cartas para él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora