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— ¿De quién mierda es esto? — soltó un bufido burlesco Changkyun quien asqueado por el detalle que había sobre mi escritorio; se quería atragantar la caja de chocolates que para nada se veía como un soborno sobre mi escritorio; nótese el sarcasmo.

Esa fue la primera vez que aconteció esa sorpresa, más no fue la única ni la última en estos tres días que han pasado desde la "conversación" con mini mandamás; desde almuerzos pre-ordenados y muy bien preparados, hasta detalles decorativos con flores y dulces, peluches (¿Qué mierda?), cajas con trajes costosos, zapatos importados, vinos extranjeros y una que otra joya.

—Este hombre sí sabe cómo arrodillarse para suplicar. — rió contento Changkyun quien se llevaba varias bolsas con las cosas que quería y que yo no ¿esto es "arrodillarse para suplicar"? siento que me está restregando su dinero en la cara. —No sé porque no solo te haces la vista gorda, solo falta que te compre un carro... si es que aún no lo ha hecho...— se asomó rápidamente por la ventana que daba a una extensión exterior del estacionamiento.

—No pienso usar ninguna de estas cosas. — arrinconé todo. —Puedes quedarte todo. — la felicidad de Changkyun la sentí en todo el ambiente, pero yo no logro sentirme igual.

En primer lugar me trata de imbécil ese Yoo Kihyun; quizás soy débil, pero tampoco es que sea tan manipulable como lo creé.

No digo que no estoy sorprendido por lo que hace, pero esto no es precisamente lo que esperaba de él y tampoco es que tenga la voluntad de pedirle lo que sí quiero, ni siquiera lo que creo que a mi cuerpo le gustaría recibir de él, y Sí, desde que mi cuerpo hace lo que le da la gana, cuando le viene en gana lo he comenzado a llamar en tercera persona como "él" y de hecho, desde hace varios años ya que no actúa como quiero sino como le place y por el momento tengo el justo derecho de odiarlo; Más de 5 años expresando mi desagrado por ese egocéntrico ser prostituto con el que trabajo y ahora mi cuerpo viene a descomponerse cuando más necesito resistencia porque estoy desarrollando una extorsión que hace días que no va a ningún lado.

—Si no aprovechas, la extorsión se te va a acabar. — me recordó Changkyun quien se vestía y desvestía en mi oficina probándose los costosos trajes que le quedaban como sacos y tomándose fotos con ellos puestos. —Debe ser una situación complicada para él, ni siquiera tienes pruebas físicas de que hace esa clase actividades y lo tienes a tus pies. —

Changkyun tiene razón, debe tener mucho miedo de que divulgue la verdad incluso sin saber que no tengo las pruebas para hacerlo, así de mucho debería de importarle... tal vez deba dejarlo ir, ni yo estoy sacando provecho de esto y ni pensar lo mucho que debe preocuparle a él como para darme tantos detalles en soborno.

— ¡Hijo de puta! sé en lo que estás pensando y que ni se te ocurra. — Changkyun me golpeó con una caja vacía donde venían uno de los trajes importados y costosos, casi me mató con la mirada, era obvio que estaba disfrutando de los sobornos más que yo. —Lo vas a necesitar, hazme caso... Después me agradecerás. — dijo finalmente llevándose lo que quería y podía entre manos y saliendo de mi oficina algo molesto.

Realmente no estoy para nada interesado en las cosas que ha enviado a mi oficina y tampoco me había incomodado el hecho de que lo hiciera para luego de un par de horas, encontrármelo por los pasillos o en el comedor que actualmente frecuenta ¡pero este enano no puede ser más obvio!

Golpeé mi cabeza contra la mesa del comedor intentando ignorar la mirada lejana que desde hace minutos no dejaba de clavarme encima ese hombre.

—Él te ha estado mandado toda clase regalos y baratijas, tal vez le confunda el hecho de que no hayas usado nada, ni le pidas nada más de "eso". — habló Changkyun como la voz de la razón.

ADDICTED [Showki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora