Tantas cosas.

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-Como te fue hoy con GI - Grita Paolo desde la cocina.

-Bien, hemos comprados algunos jarrones que le gustaron a su mama - digo mientras tiro la cazadora de cuero en el sofá y me dirijo a la cocina. Algo huele realmente bien.

- A ti como te ha ido - Pregunto deseando desde el fondo de mi alma oír que ha odiado la casa y que no va a comprarlo. No podría vivir con los recuerdo rondando esa casa, no podría volver a pisar ese lugar.

-Me paso algo realmente extraño - dice, mientras corta las cebollas - Me encontré con una joven muy bella de unos 22 años, llorando a mares en su auto frente a la casa.

-Como así -pregunto.

-Estaba realmente consternada, la hice pasar a la casa y la invite un vaso de agua, pero ella permaneció mucho tiempo en la terraza como transportada en el tiempo, con la mirada perdida.

-Como era ella - me resulta muy extraño.

-Bella, con el perlo corto y rubio, con enormes ojos azules. Más azules aun por causa del llanto, con una mirada tan triste que partía el alma verla así.

Esa descripción, ese lugar. Sería Babi, porque estaría ahí y menos aun llorando. Todo siempre me sigue sonando a Babi, en todo ligar, incluso en las situaciones más absurdas.

-Te conto porque lloraba - pregunto tratando de no mostrar mayor interés.

-Me conto una historia muy rara, de un embarazo, de una boda - pero no entendí mucho.

Luego simplemente se marchó.
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Un fuerte portazo, me saca de mi letanía. Era lo mínimo que me esperaba, pero sus palabras fueron tan duras. Me siento destruida, no se sí podré con todo esto.

Perdóname Lillo, no quise herirte también, no fue mi intención. Simplemente siempre destruyo todo lo que pasa cerca, siempre destruyo a quienes me dan su amor.

Una Lágrima corre nuevamente por mi rostro. Hace una semana que simplemente se dé llantos. Estoy sumergida en una noche eterna.

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Estoy para en la entrada del estudio, un poco tapada por una palmera que se encuentra en la puerta de uno de los estudios.

Miro entrar a los empleados, a las bailarinas, todos caminan alegres, pero no hay rastro de Step .Que le diré, no me siento segura. Tengo miedo. No sé si estoy en lo correcto. Ayyy Babi, desde cuando haces caso a los consejos de Daniel. Quizás porque es la única que me habla en la casa.

-Ay Stefano, que caos haz causado en mi vida - digo mientras acaricio mi panza. Estoy segura de que ya se nota. Son casi tres meses, aunque Daniela dice que no se ve nada y que comparado con su panza que esta por estallar, estoy aun para modelar trajes de baño. Rio por mis adentro, esas cosas solo se le pueden ocurrir a ella.

Oigo el sonido inconfundible de la moto, ese rugir que tantas veces me llevo a arriesgarlo todo. Doy un paso al frente cuando lo veo entrar alegre y sonriente, de pronto veo que abraza a una menuda joven de largo pelo negro.

Instintivamente me vuelvo a esconder. Los veo besarse apasionadamente y acariciarse, totalmente enamorados como solíamos hacerlo nosotros. No soy capaz de hacerlo, él es feliz. No puedo volver a su vida y simplemente arruinarlo como lo hice una vez. Me alejo en silencio, perdiéndome entre la gente.

Me alejo decidida, mientras acaricio mi vientre. Seremos tú y yo contra el mundo Stefano.

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Giro a mirar a mí alrededor, tengo la sensación de que alguien nos está observando. Pero es el movimiento de siempre, gente que va y viene de un lado para otro. Sera que en el fondo sigo esperando que ella me busque. Para que, si ahora más que nunca nuestra historia es pasada. Ella espera un hijo de su prometido, se va a casar y tendrá todo lo que siempre quiso, lo que nunca le pude dar. De pronto un suave aroma a jazmín, me transporta a nuestro último encuentro para restregar en mi rostro lo que he perdido.

-Buscas a alguien-Pregunta Gia, arqueando una de las cejar.

-No, simplemente sentí como que alguien nos estaba observando - digo haciendo un mojín- debe ser porque la envidia por nuestro amor se siente en el aire.

-Idiota-dice Gi, mientras me da un suave golpe en la costilla y luego me besa, para antes alejarse alegremente hacia los vestuarios.

La miro totalmente convencido de que no la merezco, es tan pura, tan dulce y yo con tantas dudas aún. Que es todo esto, si cuando hable por última vez con mama me sentía seguro, todo se había despejado, pero cada tanto regresa el recuerdo, regresa la duda y lo ensombrece todo. Sera que nunca podre quitármela de la piel, será que nunca volveré a ser yo el que controle me mi vida. Será que alguna vez volveré a amar así.

Continuación de A 3 metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti - Federico MocciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora