REVOLUCIÓN FRANCESA

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PARTE 2

Por su mirada inquisidora, sospeché que me acusaría de hereje y me condenaría a la hoguera de la expulsión. ¿O bastaría con una sanción para que yo aprendiera a no confundir historia con historieta? Ya estaba dispuesta a explicar qué Juana de Arco - mi Juana de Arco- era un personaje de ficción, sólo fiel a los caprichos de mi imaginación imprevisible. Pero la explicación se me murió en la garganta. Cuando puse los pies en el despacho, lo único que logre balbucear, casi sin voz, fue una tímida pregunta:
-¡Mamá! ¡Papá! ¿Que hacen aquí?
Quién respondió fue la bruja. Se sentó en su silla tapizada de terciopelo, detrás de una mesa de hierro oscura y redonda como una caldera, y me informó que les había mostrado a mis padres la redacción sobre Juana de Arco. Decidí hacerme la ingenua:

-¿Por qué? ¿A usted no le gustó?

Doña Nélida sonrió, se rascó la verruga con el tapón de la pluma y admitió que el texto estaba bien elaborado, tenía congruencia y cohesión y, fuera de dos o tres comas perdidas, no presentaba ningún error gramatical. El problema era el contenido. ¿Dónde tenía yo la cabeza para escribir que a Juana de Arco la salvó de la hoguera un soldado enamorado?

Levanté el dedo y aclaré que Louis-Auguste era más que un soldado, que también trabajo como médico, consejero y secretario particular de la heroína. Mi madre no se detuvo:

-¿De dónde sacaste esa idea, niña? Doy clases de historia desde hace más de diez años, hice mi tesis de doctorado sobre Juana de Arco y nunca oí hablar de Louis-Auguste alguno.

La directora intentó intervenir, pero mi madre aún no había terminado:

-Seguro, Juana, que escribiste ese texto para provocarme.

La redacción estaba en manos de mi padre. Se quedó un buen rato con la cabeza baja, leyó y releyó mi obra e hizo una crítica favorable:

-Sinceramente, no veo nada grave en lo que Lía escribió. Puede haber contradicho la historia oficial, pero por lo menos fue creativa y mostró originalidad.

Pensé que mi madre se ofendería y usaría el despacho como cuadrilátero para un round más de su guerra conyugal. Nada de eso. Ante mi sorpresa, le contó a la directora que nuestra familia estaba pasando por una situación muy delicada y que no era el momento ni el lugar para discutir con su... ¿Iba a decir marido? ¿O ex marido? Ante la duda, dejó escapar un carraspeo y anticipó el punto final:

-No es el momento ni el lugar para discutir.

Doña Nélida asintió de inmediato, empujó los lentes nariz arriba y, finalmente, reveló lo que esperaba de mí:


-El profesor Paulo cree que esta redacción sólo tendría sentido en la clase de literatura, pero, como trabajo de historia, no es más que una broma de mal gusto y, por ello, le puso cero a tu equipo. Tú siempre has sido buena alumna, Juana Rosalía, y no sueles sacar notas por debajo de la media. Por ello, convencí al profesor Paulo para que te dé una segunda oportunidad.
Para mejorar mi nota, lo más sencillo sería colocar el uno delante del cero. Pero no era ésa la propuesta: la bruja quería que renegara de mi redacción sobre Juana de Arco y escribiera una nueva, trazando el retrato insulso de una adolescente convencional y asexuada que nunca tuvo acné ni se rebeló cuando fue condenada a la ho-
guera. Si yo estaba de acuerdo, absolverían a mi equipo del cero.

-¿Entonces; hija, estamos de acuerdo?

Quien me hizo esa pregunta fue doña Nélida. Al ser llamada hija por la directora de la escuela, me quedé pensando en lo complicado que sería tener dos madres y solté una risa que la bruja interpretó como un sí. Pero enseguida traté de despejar el error:

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⏰ Última actualización: Jan 13, 2023 ⏰

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PODEROSA  ( una chica con el mundo en su mano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora