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San.

Como había dicho Seonghwa, nos fuimos muy temprano. Eran alrededor de las dos veinte de la mañana, y no entendía porque Hongjoong y Mingi estaban tan juntos lanzándose miradaditas raras, a diferencia de Yeosang con Seonghwa, que se comían la boca cada cinco minutos.

Pero lo que en serio yo no comprendía, ¿por qué tengo que ser yo la quinta rueda del autito?, pudo ser otro o por lo menos hubiera invitado a una sirenita, las voy a extrañar.

Llegamos en donde habíamos dejado el auto, por suerte estaban nuestra mayor parte de cosas ahí y solo habían robado unas pocas, más que nada, comida. Mingi manejando con Hongjoong de copiloto y los otros dos tortolos a mi lado atrás.

–¿A dónde iremos ahora?, no se supone que quemaron el mapa?.– preguntó Yeo quien era abrazado por Seonghwa.

–Si, pero por suerte vimos su ubicación antes de que lo quemaran.–hablo Mingi sin perder la vista de la carretera.

–Estamos yendo a Seúl, ¿alguno a ido antes?.–preguntó nuestro capitán.

–Yo estuve un tiempo ahí.–dijo Seonghwa dejando de abrazar a Yeo–Fuí por la universidad, pero después me cambie, los profesores no me caían bien.

–Imagino que esos profesores fueron felices cuando te fuiste, hyung.–dije en broma, la cual recibió risas y un ceño malhumorado por parte del mayor.

•••

Seonghwa.

–Queremos dos cafés, dos jugos y una leche de chocolate, por favor.– vi aún lado–También pastelitos de estos, porfavor.– señalé los dulces de la vitrina.

–Claro, se los iré a dejar enseguida, señor.–respondió el chico de la caja.

Después de pedir las cosas fuí a sentarme con los demás, fue un largo viaje, y más de uno está hambriento. Pero por suerte encontraron ese lugar que estaba decorado a la antigua, por los años 80's.

–Listo. ¿Qué haremos ahora?– pregunté.

–Veremos cuales son los lugares más recurrentes de por aquí, si tenemos suerte nos encontramos a un elegido usando su poder.– explicó nuestro líder, como siempre con un plan en mente.

–¡Tengo mucha hambre!.–se quejó San con un puchero en la cara.

–¡Callate, me tienes harto!.–
respondió de malhumor Yeosang, quejándose del comportamiento de su amigo de infancia.

–Silencio, quiero algo de paz. Pero también tengo hambre.-dijo Mingi con una pose un tanto extraña, para después seguir discutiendo entre ellos.

No puedo creer que tengan veintidós años.– Hongjoong asintió con una sonrisa.

Esperamos alrededor de diez minutos y el chico que me atendió en la caja, vino a dejar lo que le pedí. Café para mí y Hongjoong, aunque le puse un poco de leche y mucha azúcar, jugo para mi novio y Mingi y la leche de chocolate, es para San.

–Si se les ofrece algo más, llamenme.–el chico estaba a punto de retirarse, pero recordé que hay que buscar un lugar donde dormir. Yo no pienso dormir en ese auto otra vez.

–Espera.–se detuvo y veo su nombre en la plaquita que tenia en su delantal–¿Sabes en dónde podemos encontrar alojamiento, Yunho?.

–Mm.–nos miró a todos con detenimiento, como si nos estuviera analizando para ser de confianza. Para finalmente sonreir.–Si quieren pueden alojarse en mi casa por setenta y cinco mil wones, tengo tres habitaciones sobrantes.

Los Elegidos {Ateez}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora