Capitulo 28

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—Qué te parece si nos dormimos—dice juguetón, golpeó su pecho asiendo que caiga en la cama de nuevo, me coloco a su lado recostando mi cabeza en su hombro con mis piernas entre las suyas, coloca su mano en mi vientre acariciando lentamente.

—Creo que tienes razón—concuerdo bostezando sintiéndome de pronto muy cansada.

—Hasta mañana Ben.

Cierro mis ojos sintiendo su calor contra el mío, sonrió al escuchar su típico:

—Sueña conmigo nena.

Me levanto en la mañana siguiente molesta, observo el reloj que marca las doce, parece como si estuviera pasando un huracán en el patio trasero y dentro de la casa, me doy una ducha rápidamente, salgo y me visto con un lindo vestido color rosa palo el cual resalta mi pequeño vientre, María dice que con Aurora fue así y cuando empezó a entrar a los siete meses empezó a crecer de manera inesperada.

Al terminar de arreglarme bajo lentamente las escaleras, sonrió al ver algunos que otros hermanos pasando con sillas y otras cosas, al llegar a la cocina me encuentro con María y Aurora almorzando.

—Buenas—digo a modo de saludo—, ¿qué comen? Tengo mucha hambre, podrían arrasar con todo.

Observando la variedad de comida en los mesones de la cocina.

—Agarra, pero que Viví no te vea—se ríe—, no quiere que nadie toque la comida, algo sobre que la mierda se puede acabar y luego nadie va a querer cocinar — intenta imitar a Viviana con una voz más gruesa a la suya, me rio—. Y esa la verdad porque yo como la mierda no lo haré. Aurora cómete todo, no quiero nada en el plato.

—No, no quiero—dice cruzándose de brazos enojadas—. Así cómo tu no quieres que yo vea a mi papá. Entonces no quiero comer, hasta que el vuelva.

María aprieta fuertemente la cucharilla que tiene en sus manos y decido intervenir, antes que esto se salga de control.

—Cálmense las dos, María recuerda tu tensión—suspira y se calma—. Nena, debes entender ahora tu mami hace lo correcto, ahora solo tienes apoyarla, pelear contigo les hace mal a los bebés.

《 ¿Por qué no hacemos un trato?

— ¿cuál? —cuestiona.

—María—la llamo—este es el trato, cuando cumplas diez tu mami te llevará a ver tú papá solo hasta entonces, mientras trata de no darle dolores de cabeza y ella promete cumplir eso, y sabes que las promesas se cumplen ¿Eso no fue lo que te enseñó tu papi? —cuestiono nerviosa, espero que esto funcione.

Cuenta con sus dedos, y se detiene en el número cuatro.

—Pero faltan cuatro, apenas tengo seis ¿No es así mami?

—Cuatro años mi amor, estas en lo correcto—abraza a Aurora, besa su cabello—. Te prometo que lo cumpliré, esto es una promesa.

—Está bien mami, solo es que lo extraño mucho ¿Porque no podemos llamarlo? —dice llorando, siento las lágrimas en mis ojos me apartó dándoles espacio.

Me seque la lágrima, camino hasta la puerta del jardín trasero, observando a los hermanos del club, arreglando las cosas mientras Viviana les grita de aquí para allá, algunos se quejan con su esposo quien les dice que él también está llevando mierda por la estúpida fiesta.

Antes tuve esto, pero hay no fui nada, quise ser todo quise ser quien podía proteger a una persona que tal vez nunca lo quiso tal vez Pill y Susan no le hubieran tocado un pelo a Emma pero pudo ser que sí, pensé que me escucharía que me daría una oportunidad, pero fue un error creer que fuera así, pensé que Miguel también lo haría, pero creí y supuse mucho pensé que teníamos algo especial que sabía lo que sentía, que mis ojos mostraban cuanto lo quería, que me quería con todos mis defectos, pero todo aquello fue un disparate.

Pero ahora tengo, un nuevo protagonista de esta nueva etapa de mi vida, Ben, tal vez pensé que Miguel podría ser el amor de mi vida. Pero ahora aquí veo que me equivoque tal vez Ben sea ese para siempre que tanto espere, ahora sé quién soy y que quiero, a donde quiero ir y él me apoya hasta cuando pueda ser arriesgado, porque somos felices si el otro lo está, nos apoyamos nos alegramos cada segundo de este hermoso que estamos viviendo juntos, mi embarazo.

— ¡Oye viví, dales un respiró! —grité a la aludida, este modo operandi jefa mandona.

—Si miren quien despertó, nada menos que mi belleza nuera— dice con sarcasmos, muchos dejan de hacer lo que hacen para verme, me encojo de hombre y les sonrío esto es incómodo—. ¿Ustedes que ven? A trabajar, esto no se hará solo.

Grita más bien ordena hasta caminar hasta mí, y detener en mi estómago.

—Ay pero que hermosa te hace ver esta...—dice intentando sacarme el sexo del bebé, niego con la cabeza—. Vamos mujer tienes que hacerme ganar.

Suelto una carcajada negando con mi cabeza.

—No te diré, eso no se vale—niego—, eso sería trampa, ni a Ben le he dicho menos a ti, suegra—digo resaltando la última palabra alargando la "a".

Se marcha dando zancadas como una niña a quién le acaban de negar un dulce, me estremezco al sentir unas manos en mi cintura, me relajo al sentir su tacto Ben.

— ¿Qué quería?

—Saber el sexo, pero no sé lo diré—menciono—. Seria trampa.

—Entiendo, todos los que están aquí han apostado por María y tú, ya llevan uno diez mil, cinco mil para cada barriga— susurra antes de darme un beso suave en mis labios carnosos—. Ahora vamos a comer, María me dijo que no lo has hecho, te preparé un plato.

—No, quiero cereal—digo de pronto imaginando el rico cereal de kegllos, nada más bueno que eso para el desayuno.

—Lena...

Lo corto enojada—. Quiero cereal y tú ni nadie va impedir que lo haga—, susurro peligrosamente.

— ¡Que agresiva! Está bien, no me meteré con tus antojos, pero debes tratar de no consumir tanta azúcar.

Ruedo los ojos y suelto un suspiro dramático.

—Está bien, está bien.

Llegamos a la cocina y me como dos platos de cereal, al terminar de organizarse todo o bueno de hacerlo los hermanos, empezamos a llevar la comida afuera y empezar a servirla, sonrió al ver el cartel que dice "Para estas dos locas mujeres embarazadas, déjame ganar voy: Viví" eso me hizo reír la verdad es que cada vez que lo veo me da risa, solo esa mujer es capaz de hacer cosas así, cuando empieza a oscurecer hacen una fogata y todos nos acercamos, algunos hermanos cuentan problemas viejos del club y otros como fue estar en el ejército, quien lo diría, hombres que van fuera de la ley trabajando para ello, la apuesta por saber que serían los bebés subió el doble, la verdad que veinte mil dólares era una alta suma de dinero que vendrían bien para pañales así que aposté por dos lindos varoncitos a María, casi chille de emoción, aunque no había sido la única por esa opción compartir el dinero con diez personas, pero algo era algo, muchos habían apostado que su nena, sería un nene, cuando abrió la caja y volteo el contenido habían papelitos rosas.

Viví grito de la emoción y su esposo me felicitó ambos se alegraron que tendrían una nieta, casi sentía que iba a llorar ellos... la habían adaptado como su nieta a pesar de que Ben no fuera su padre biológico, el me abrazó fuertemente casi me eché a llorar sobre su pecho.

—Te lo dije, ella es mi hija nena— susurro antes de besarme, sonríe entre el beso, me abraza y coloca una mano en mi vientre.

Esto si se siente como una familia.

Ahora veo un futuro claro y firme.

Solo espero que nada malo se interponga.


Cuidando De Ella✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora