Capítulo unico.

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Esta historia es de la total autoría de dreyars, cuyo link a su perfil y el fic original estarán en las notas finales.

Yo solo pedí el permiso para traducirlo (en 2018) y finalmente me pude hacerlo. Más notas al final.

Ah, Haikyuu pertenece a Furudate ♡

Advertencias: Angst.

Notas de la autora: Esto es un relleno para un meme de AU que hice en el tumblr en el que la gente me envió una AU y una shipp. torikagos me envió: #44 uno de ellos siendo diagnosticado con una enfermedad terminal au. Así que eso es lo que pasó y este es el resultado, lo siento. Tampoco edité tanto porque no pude volver a leerlo todo, así que avísenme si hay alguna edición importante que deba hacer.

Notas de Lala: Traduje esto para LenaCalibrator

...•••...

Él siempre fue delgado. Kuroo solía burlarse de él por eso. Brazos como ramitas, piernas largas y delgadas, una cintura que Kuroo apenas y podía envolver con sus manos si realmente lo intentaba y Tsukishima suprimía la pequeña pancita que tenía. Eso nunca le significó nada. Solo pequeñas burlas entre entonces conocidos, ahora novios. Él hubiera ayudado a Tsukishima a ganar músculo si éste se lo hubiera pedido. Él hubiera hecho un montón de cosas diferentes si él se lo hubiera pedido.
—¿Por qué no me dijiste que estabas pensando en renunciar al equipo? —presionó Kuroo, mirando la forma propensa en que Tsukishima se encorvaba sobre el escritorio de su habitación. Era la noche de un jueves, el momento normal para una videollamada ahora que Tsukishima terminaba su segundo año en la preparatoria y Kuroo intentaba sobrevivir a su primer semestre en la universidad. Tsukishima murmuró algo que el micrófono no alcanzó a captar, pues el sonido estaba bloqueado por sus brazos que le cubrían el rostro—. Tsukki, tienes que levantar la cara.
Cuando el rubio finalmente lo hizo (lo cual tomó un par de minutos con Kuroo molestándole para que se siente derecho y hable como un adulto), Tetsuro notó lo realmente cansado que su novio lucía. Sus ojos normalmente coloreados como la miel, se veían como si hubieran decidido rodar sobre pasto seco, totalmente inyectados en sangre y rodeados de bolsas oscuras, como moretones. Sus mejillas que normalmente lucían tan saludables y rosas que Kuroo tenía que pellizcarlas cuando lo veía, ahora parecían ahuecadas y grises, a pesar de que no sabía si eso se debía a que Tsukishima estaba sentado en la oscuridad, con la cara iluminada solo por la luz blanquecina de la pantalla de su computadora.
—Woah, ¿estás bien, bebé? Pareces enfermo.

Tsukishima rodó los ojos, antes de suspirar y mantener su cara levantada con una mano en el escritorio.

—Estoy enfermo.

—Bueno, entonces deberías ir a dormir. Podemos posponer esto para después, para que puedas descansar un poco, ¿está bien?

Kei comenzó a asentir antes de tomar una pausa, cerrando los ojos.

—Tsukki.

—Lo siento, solo estoy un poco mareado —lentamente el rubio volvió a abrir los ojos, y frotó sus sienes antes de volver a hablar—. Probablemente debería ir a dormir.

—Sí, no te preocupes por esto —Kuroo se inclinó ligeramente hacia adelante sobre la silla, inundando la pantalla de Tsukishima con toda su cara—. Tu salud es mucho más importante.

—Gracias.

—No hay problema —el mayor se volvió a recargar hacia atrás, frunciendo el ceño ante lo reservado y ligeramente malcriado que se estaba comportando Tsukishima esa noche—, ahora vete a la cama. Buenas noches, Tsuki-

—Kuroo.

—¿Huh? ¿Qué pasa?

—¿Puedes venir este fin de semana?

Kuroo dejó salir un suspiro y frotó la parte trasera de su cuello mientras llevaba la mirada hacia el horario que había pegado en el escritorio a su lado.

—Tsukki, no lo sé, realmente no estaba planeando...

—Por favor.

Levantó la vista cuando Tsukishima lo interrumpió. Esos ojos rojos le miraban fijamente, suplicando a Kuroo que encontrara una respuesta positiva en su vocabulario. Incluso diría que su novio parecía desesperado; pero no, la desesperación no estaba entre el repertorio de emociones de Kei.

—Sé que estás enfermo, ¿pero no podrías mejor venir tú aquí?

—Mi mamá no me dejará salir de la casa —Tsukishima pasó una mano entre su cabello antes de cerrarla en puño y dejarla caer sobre la mesa frente a él—. Por favor, realmente necesito verte.

—Sí, está bien, solo déjame ver... —Kuroo volvió a mirar su agenda para el fin de semana siguiente—. Si logro salir temprano, puedo estar libre mañana en la noche después del entrenamiento corto. Y me saltaría el del sábado también.

Tsukishima frotó sus manos arriba y abajo de sus brazos, como si intentara darse calor a sí mismo. Murmuró un "gracias" bajito mientras jugueteaba con los extremos de sus mangas largas.

—Hey, sabes que todo lo que tienes que hacer es pedirlo y yo lo haré funcionar. Todos dicen que me tienes controlado —Kuroo se inclinó hacia adelante, apoyando el mentón contra su mano y suprimiendo el deseo de levantarse e irse a Miyagi en ese instante, mientras Tsukishima aún siguiera luciendo así, todo triste y vulnerable. Pero sabía que no podía saltarse dos prácticas de golpe sin que su trasero fuera pateado por sus superiores—. Ahora ve a descansar, bebé. Te amo.

Tsukishima sonrió, sus delgados labios curvándose hacia arriba de una manera que hacía parecer como si el rubio se estuviera tratando de contener como siempre.

—También te amo.

Kuroo le mandó un beso a la cámara, dejando que una mueca finalmente se deslizara en su rostro una vez que la ventana del chat con el rubio se pusiera en negro. Algo le estaba molestando a su pequeño novio. Algo que parecía ser más que las molestias que Tsukishima clamaba sufrir a diario, las cuales lo hacían parecer como si recién hubiera salido de un ataúd en lugar de una cama. Algo... algo que incluso hizo que su normalmente distante pareja realmente le pidiera a Kuroo que fuera a verlo en una inusual muestra de debilidad.
Las posibilidades le dieron un vuelco a su  estómago. Tal vez sus padres lo hicieron renunciar al equipo de voleibol por alguna razón. Tal vez tuvo una enorme pelea con su pequeño amigo pecoso. Tal vez era algo que Kuroo ni siquiera se podía imaginar. Todo lo que sabía era que fue algo que hizo a su Tsukki volverse una versión hueca y desesperada de sí mismo, y eso no le gustó.
---

Kuroo pasó lo que quedaba del jueves por la noche poniendo sus cosas en orden para su improvisado viaje del fin de semana. La ropa empacada en una bolsa que fácilmente podía llevarse al campus con él, a clases y al entrenamiento; un rápido mensaje de texto para el capitán y el entrenador, diciéndoles que una inesperada obligación familiar había surgido y tendría que ausentarse por un día; un grito a través de la puerta cerrada del cuarto de su compañero para decirle dónde estaría realmente durante esos días, y finalmente todo estaba en orden.

Kuroo salió de la práctica en cuanto esta terminó, corriendo a la estación de tren para abordar uno de los últimos que hacían el viaje hasta Miyagi. Se escribió con Tsukishima durante todo el trayecto, hasta que los mensajes finalmente se detuvieron unos 45 minutos antes de que él llegara. Al parecer Kei aún no se sentía bien, y había pasado la mayor parte del día durmiendo. Yamaguchi había ido a ver cómo estaba antes de su entrenamiento, para alivio de Kuroo. Incluso si Tsukishima estaba pasando por algo grande... al menos aún tenía a un amigo que cuidara de él.

Kuroo tocó la puerta principal de la casa de Tsukishima unos diez minutos antes de las nueve en punto. Él sonrió como disculpándose cuando la pequeña madre del rubio lo hizo pasar al interior de la casa, lejos del frío. Ella le informó que Tsukki había tomado una pesada dosis de medicamento para ayudarle a dormir hace aproximadamente una hora y media, por lo que posiblemente no despertaría hasta al día siguiente. Cuando el excapitán de Nekoma le preguntó qué era exactamente lo que el rubio tenía, su madre le dio una vaga y poco informativa respuesta antes de decirle que se acomodara para pasar la noche en la habitación del hermano mayor de Tsukki, y que se sintiera con la confianza de servirse lo que quisiera de comer o beber en la cocina, siempre y cuando no hiciera nada para molestar el descanso de su novio de preparatoria. Después de prometerlo con total solemnidad y también acordar mantener su puerta cerrada, Kuroo se quedó solo en la habitación del mayor de los Tsukishima.

Decidió que tal vez sería mejor no darles vueltas al asunto e intentar dormir, en lugar de quedarse despierto y preocupado por un dormido Tsukki. Cuando se recostó en la cama, mirando hacia el techo, Kuroo recordó lo cansada que la mamá de su novio se veía cuando ella le abrió la puerta. Los ojos rojos, su usual cabello rubio perfectamente peinado estaba hecho un desastre. Ella incluso se mostró cortante con él, lo cual era aún más raro que ese cansancio que aterrorizó a Kuroo.

Él recordaba la primera vez que la conoció. Fue como un mes y medio después de que Kuroo comenzara a salir con su hijo. Ella le había abrazado inmediatamente, elogiándolo y agradeciéndole por todo lo que había hecho por Kei, asegurándose de hacerle saber que él era una luz en la vida de Tsukki y que ella nunca podría pagarle por hacerlo lucir realmente feliz por primera vez en años. Después de eso, Kuroo supo que había tomado la decisión correcta de salir con Tsukki.

Pero aquella no era ni de cerca la mujer a la que había visto esta noche. Se veía demacrada, irritable y exhausta. Tetsuro tenía hambre y necesitaba una ducha, pero casi tenía miedo de poner un pie fuera de la habitación, preocupado de que eso pudiera ser la última cosa que la hiciera estallar y romperse.

Kuroo se quedó dormido con la ropa puesta, haciendo apenas un esfuerzo por quitarse los zapatos y meterse bajo las mantas.

La única cosa en la que pudo pensar fue que mientras más rápido se durmiera, más rápido podría ver a su novio despierto.

Y, con suerte, bien.

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⏰ Última actualización: Mar 10, 2020 ⏰

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Los moretones en tus brazos son la clave de mi supervivenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora