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Los años la habían carcomido por dentro, estaba totalmente debastada por la ausencia que aquel chico había dejado en su pecho.

Aún así, ella seguía en pie. Amelia, su mejor amiga, le repetía sin parar que alguien nuevo vendría a juntar cada una de sus piezas y volvería a unir su corazón. Se lo repetía en cada llamada o cada vez que se veían. Lo repetía, pero cada vez sonaba más falso.

Cuatro años habían pasado desde que Shu Yang se fue y no dejó rastro. Dos años habían pasado desde que Shin DaeYoung había llegado a su vida; un dulce estudiante de intercambio con cabello teñido de azul-celeste que creía tener el corazón de ______.

Vaya iluso, pero, ¿Quién podía culparlo? Todos pensaban que aquella azabache había, por fin, olvidado a su supuesto primo. Su nuevo novio ni siquiera sabía de este amorío en el pasado de su amada.
Él no tenía la culpa de que ______ creyera en el cuento de "un clavo saca otro clavo".

Estaba en la cocina, revolviendo el café de la mañana mientras intentaba imaginar que sus recuerdos se ahogaban en la taza. Sintió unas manos recorrer su cintura, a simple vista parecía que encajaban a la perfección pero se sentían demasiado ajenas.

— Buenos días, cariño. - La voz ronca de su recién levantado novio hizo que volteara a verlo, formando esa mueca que todos llaman sonrisa.

— Buenos días... - Respondió, observando como el contrario abultaba sus labios para recibir un pequeño beso. Estuvo unos segundos hasta que entendió lo que el mayor quería, extendiendo su cuerpo para poder besarlo.

Al recibir lo que quería esbozó una sonrisa, arrugando un poco sus ojos que de por sí ya estaban rasgados debido a su nacionalidad. Marcó un poco la figura de la más pequeña antes de alejarse de ella completamente para tomar un par de tostadas y, acto seguido, colocar las mismas en la tostadora.

— Hoy no vas a la universidad, ¿Cierto? - ______ rompió el silencio, obteniendo un gesto afirmativo. - ¿Tampoco trabajas?

— ¿Por qué tanta curiosidad? - Soltó una risa.

— Oh, no quiero que te quedes solo todo el día...

— ¿Solo todo el día? - Alzó una de sus cejas. - ¿Ocurre algo?

Soltó un pequeño suspiro, su novio solía preocuparse demás por pequeñas cosas.

— No, no es nada... Solo que trabajo dentro de unas horas y, luego, me veré con Ami, ¿No te aburriras?

Él negó.

— No, claro, ve tranquila.

Realmente se esforzaba en poner su atención en otro chico, DaeYoung en este caso. Lo intentaba, pero simplemente sabía que estaba mal usar, de cierto modo, a su actual pareja.

Lo quería, claro que lo hacía, pero no curaba aquel dolor que venía sintiendo desde hacía cuatro años, ¿Dónde estaría Shu Yang? ¿Por qué el padre del mismo la odiaba tanto? ¿Todo hubiese sido mejor si nunca hubiese llegado a esa maldita casa? Quizá no conocer a Shu Yang sería la mejor opción, pero eso era imposible.

Las dudas no la dejaban en paz desde el día que había vuelto a su lugar de origen.

Ni siquiera sus amigos se habían contactado con ella, ¿Estarían bien? Tal vez, solo tal vez, ya lo habían olvidado. ¿Y si él tuviera una novia? ¿Hizo su vida de la misma forma que ella lo intentó? Claramente, había fracasado en ello, quizá a su otra mitad le estaba yendo un poco mejor.

Al notar que había pasado demasiado tiempo sin dar una respuesta y con su mirada en un punto fijo mientras le daba sorbos a su taza de café volvió en si misma al escuchar ese pequeño sonido que indicaban que las tostadas estaban listas.

Observó de reojo aquel aparato y como el chico de cabello brillantes tomaba su desayuno y lo colocaba en un plato que anteriormente había tomado de los muebles de la cocina. Soltó un bufido, frustrada por sus propios pensamientos.

Sin darse la vuelta pudo escuchar como el más alto se sentaba en la mesa y encendía la televisión. Alzó su vista hacia el reloj, se le hacia tarde para ir al trabajo. Terminó su café y se dispuso a dirigirse al baño para alistarse un poco.

Salió luego de unos minutos, vestida con su ropa formal de oficina, odiaba esa ropa pero no podía ir contra el reglamento de vestimenta de su empresa. Se acercó a su habitación, guardando lo necesario dentro de una pequeña maleta, era la misma rutina de casi todos los días y sabía perfectamente lo que seguía; un pequeño beso de su novio.

Volvió hasta la sala, donde aún se encontraba él viendo la televisión. El sonido de sus tacones avisó a aquel chico, o eso supuso cuando levantó su mirada para observarla para luego sonreír.

Se sentía mal al notar el brillo en sus ojos, se sentía mal cada vez que le decía que la amaba, se sentía mal saber que tenía su corazón pero no podía entregar completamente el propio.

— Te ves tan bien en cualquier ropa. - _____ soltó una pequeña risa tímida. Iba a responder algo, pero el mayor se levantó del sofá para acercarse un poco más. - Oh, y tus pecas... Tus pecas se parecen a las estrellas.

A él también le gustaban sus pecas. Al parecer, no era tan diferente a Shu Yang.

Bajó su mirada. Se sentía mal al pensar en el menor cada vez que su pareja hablaba.

— Nos vemos luego.

Se despidió fríamente, dejandolo con la duda de qué había hecho mal. No hubo un beso, no hubo un abrazo, solo unas simples palabras que mostraban lo destruido que estaba su corazón.

gracias a Almaxndeah por inspirarme para la segunda temporada, tkm 😽

¿Qué hago sin tí? (cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora