𝙴𝚕 𝚙𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚙𝚒𝚘 𝚍𝚎𝚕 𝚏𝚒𝚗

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P.O.V Jeon EunMi

El dulce cantar de los pájaros, el frágil aleteo de las mariposas, la luz que se colaba por mi ventana. Todo eso me llevo a despertarme.

Hola, soy Jeon EunMi, llamadme EunMi. Soy la princesa de Doyae, uno de los reinos de Dakimia. Princesa. Suena estúpido, casi tanto como este comienzo. Creo que, como lectores, merecéis algo mejor. Y, si, estoy rompiendo la cuarta pared. ¿Por qué? Porque esta es la historia de mi vida, aquí mando yo. Así que, acostumbraos.

De todas formas, ni si quiera me limpie aún la baba que resbala por la comisura de mis labios. ¿Qué estoy diciendo? Esperad, tengo una pregunta mejor, ¿qué hora es?

Paso la manga de mi pijama por encima de mis labios, retirando el hilillo de baba que resbalaba por ahí. No me llaméis asquerosa, solo es un hilillo, ni que fuese el río Nadir.

El río Nadir es un río que rodea Donyae. Cae en cascada hacia el vacío, no es muy recomendable surcarlo.

Muy bien, me he limpiado la baba y aún no sé como empezar esta historia. Veamos, vivo en una torre, en un castillo. Este sitio está situado en lo más alto de mi reino, desde aquí se ve todo. Los habitantes trabajando pacíficamente, los animales alimentándose en las llanuras, las hadas revoloteando por allí y por allá, los del otro lado destrozando un mercado. Esperad, eso no debería estar aquí.

De vez en cuando, los del otro lado, cruzan a Doyae peligrosamente solo para tocar los cojones. Por culpa de esto, seguro que, tendré que dar un discurso para calmar la muchedumbre que se presentará en palacio.

Siempre he querido devolverles a esos imbeciles todos lo que nos hacen. Según mi padre, el rey, nosotros nunca los hemos atacado. Aunque, no me fío de lo que él diga.

Cuando era joven, veía a mi padre como un héroe. Ahora ya no. Se ha convertido en un cretino a mi punto de vista. No confía en mi. De hecho, tiene a un grupo de magos intentando fabricar una pócima de la vida eterna para que yo nunca le quite el trono. De todas formas, no quiero ser princesa, imaginaos reina. Él piensa que no estoy preparada, que es mucho poder y responsabilidad. Lo mismo podría decir yo de él, se le ha subido el poder a la cabeza. Todo esto empezó cuando mi alegre y difunta madre cayó al vacío por culpa de los del otro lado. Esa es una larga historia, ni si quiera yo sé la verdad realmente.

Ah si, olvidé contra algo importante. Lo tengo tan normalizado que no me acordé. Aquí, en Dakimia, casi todos tienen un poder. Puede que sea muy poderoso o uno totalmente inútil. El caso es que, una gran parte de la población, tiene un poder. Yo no sé el mío, muchos magos afirman que tengo "potencial mágico" pero nunca he tenido ningún poder. Supongo que ellos esperan que sea como mi madre, ella tenía un poder curativo. Ayudó a mucha gente, era una buena persona.

Después de esta pequeña introducción, sigamos con mi mañana. Cerré las cortinas e ignoré el bullicio que había comenzado a formarse en el exterior. Aun no había desayunado y mis tripas demandaban algo que llevarme a la boca. Lo bueno de ser princesa, es que no tengo que hacer mi cama. Con pijama y legañas en los ojos, bajo a desayunar.

Allí, en el comedor, mi estricto padre se encontraba perfectamente vestido ya.

—Te has retrasado.—comenta sin mirarme.

—Estaba durmiendo.—aclaro lo obvio.

—¿Donde está el vestido que mandé hacer para ti?—pregunta, mirándome por primera vez.

—No me pondré eso. Hoy será un día muy largo y ese vestido me hará pasar mucho calor.—hablé, lo más educada que pude. La educación se fue a la mierda cuando comencé a comer el pastel de chocolate frente a mi.

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⏰ Última actualización: Mar 11, 2020 ⏰

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