P41: ¿Sera porque te amo?

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Tiempo después…

—Esto es muy lindo.—decidió Erick abriendo una de las cajas de regalo que Miranda había llevado y colocado sobre la mesa  de la sala.

—Romina lo envía con todo su amor.—respondió la pelinegra encogiéndose de hombros.—Ella es buena eligiendo ropa para bebés…—decidió haciéndolo reír.

—Es lindísimo.—concedió la castaña.—Igual que todos los regalos que trajiste, no era necesario, Miri…

—Oye, claro que si…—respondió haciéndola reír. Zabdiel se unió a la risa de su cuñada y negó un poco.—Además…estamos todos ansiosos por la llegada del bebé…

—Yo también estoy bastante ansiosa…—anunció Danna al tiempo que el timbre de la puerta llenaba el aire. Se miraron entre sí un par de segundos y el sonido se hizo presente una vez más.

—Yo voy.—decidió Erick poniéndose de pie.

—La verdad es que no entiendo por qué decidiste que fuese una sorpresa conocer el sexo del bebé, Danna.—se quejó la muchacha.—Solo haces que no podamos comprarle regalos bonitos…

—¿Estás bromeando, verdad? Le compraste media tienda y dices que no puedes comprar regalos bonitos.—le espetó enarcando una de sus cejas. Los chicos se volvieron a reír y Danna negó.—Y no es que no quiera saber el sexo del bebé, es más bien que el bebé no quiere que sepamos…cada visita al ginecólogo tenemos la ilusión de por fin saber pero creo que él o ella no quiere que sepamos…además…solo faltan unas cuantas semanas y ya…

—Eres un bebé cruel, bebé. Todos queremos conocerte.—anunció Zabdiel. Las chicas se echaron a reír de inmediato.

Los pasos de Erick se hicieron presentes y un segundo después Christopher Vélez apareció en la sala. Erick frenó sus pasos a su lado y los dos miraron a Danna en completo silencio.

—Chris…—lo saludó Miranda.

—Hola.—añadió Zabdiel.

—¿Podemos hablar un momento?—cuestionó el castaño sin apartar sus ojos de la figura femenina sobre el sofá ignorando el saludo de su cuñada y de Zabdiel.—Es importante en verdad…

Danna asintió de inmediato y se puso de pie con algo de dificultad. Su estómago cada día crecía más al punto de que sus pies estaban hinchados y con dolor todo el tiempo. Dejó escapar un pequeño suspiro y junto a Christopher caminaron al pequeño despacho de Erick.

—¿Qué es lo que pasa?

—¿Lo sabías, no?—la abordó de inmediato. Danna se quedó en silencio un segundo sin dejar de mirarlo a los ojos.—Lo sabías, Danna…

—Christopher…

—Sabías que Renato Francis era mi padre y no me dijiste nada, Danna. ¿Por qué?—le espetó sin dejar de mirarla. La chica apartó sus ojos un momento antes de volver a mirarlo.

—No podía decírtelo, Chris.—susurró.—No quería que sufrieras por mi culpa…

—¿Por tu culpa? No iba a sufrir por tu culpa ¿es que no lo entiendes?—Se quejó.—Todo este tiempo estuve viviendo en una mentira, no iba a sufrir por tu culpa.—negó lentamente y apartó la mirada.—¿Sabes cómo me sentí cuando me enteré…? ¡Me sentía como la mierda!

Danna asintió.—En verdad lo lamento…

—¿Cómo te enteraste?—cuestionó de repente. Danna dejó escapar el aire de sus pulmones, caminó a la pequeña salita y tomó asiento con algo de dificultad. Christopher la siguió y se sentó a su lado sin dejar de mirarla.—Danna…

¿Sera porque te amo?||Erick B. Colón.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora