Nosotros por la noche

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¡Hey chicxs! Se me ocurrió una pequeña historia y este espacio más bien parece un one shot de mini fics así que no tiene nada que ver con las historias anteriores a "Tantra".

Nada más que decir... ¡Disfruten este cortito! ❤️






Descripción

A Taemin le encantaba observar. En especial si lo hacía desde su ventana donde tenía a su alrededor los demás departamentos. Agitaba sus pestañas y se mordía el labio siempre que su atención era atraída por algo o en alguien en particular. Alguien como Minho.



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Encendió su cigarro y se lo llevó a la boca, dándole la primera calada que le envió una sensación de placer cuando exhaló el humo. Era el tercer cigarrillo del día y este era su favorito porque amaba hacerlo mientras contemplaba el atardecer. Taemin corrió un poco la cortina, sin tener ningún problema en asomar una pierna desnuda a través de su sensual bata de dormir y tal vez complacer a algún curioso que anduviera por allí. Sin ningún tipo de contacto directo. Simplemente siendo expuesto.
Sonrió con travesura, siempre conseguía capturar varios pares de ojos sobre él. Habían veces que visitaba tiendas de ropa sexy y se las compraba para asomarse a la ventana y ver cómo los hombres se derretían con el espectáculo.

Se sirvió un vodka a las once. Ya era tarde y la brisa fresca le acarició deliciosamente el cabello, recorriéndole un escalofrío por la espalda que incluso endureció sus pezones. Aún así no pretendía irse a dormir porque tenía insomnio como cada noche y sus ojos viajaron suavemente a un joven casi de su misma edad. Un moreno demasiado alto que le espiaba desde el ventanal del frente, como si no quisiera ser descubierto por Taemin quien desde hace un rato le había pillado. Era tan evidente la curiosidad del hombre que le hizo sonreír aún más perverso.

Taemin se asomó otro poco más. Sus brazos se apoyaron en la baranda para mostrarle la nueva lencería. Tenía un precioso encaje negro que resaltaba su femenina cintura y una tela traslúcida cubría mínimamente sus bellas piernas. Si alguien le veía, daba la impresión que ni siquiera llevaba consigo ropa interior.

Lentamente se comenzó a quitar la bata de dormir que cubría sus hombros, deslizándola tan lento que comenzó a bailar para su nuevo admirador. Su cadera haciendo círculos delicados de forma erótica y demostrando orgullosamente su habilidad en el baile. Ninguno de los dos se conoce. Ninguno sabe sus nombres. Solamente se observan como si nadie más existiera allí.
Taemin mecía la cintura de tal modo que logró despojar la bata hasta sus pies descalzos, exponiendo su cuerpo en aquel traje casi trasparente al desconocido exquisitamente.

El otro hombre se acercó más a la ventana, haciéndole un cumplido con un gesto que supo bien interpretar y le incitaba a seguir. Estaba interesado, lo podía notar por sus ansias de ver lo que haría en los próximos segundos.

Cuando Taemin le guiñó un ojo con coquetería, su vecino sintió su boca sedienta y con ganas de tocarle. De repasar sus manos por sus curvas delicadas mientras imaginaba hacerle el amor en su departamento. Tener la oportunidad de aspirar su aroma cuando le recorra el cuello con húmedos besos a la vez que escucha su voz gimiendo bajo su  cuerpo, ambos a punto de explotar en el orgasmo.
Sin embargo, eran sólo fantasías suyas porque aquella criatura preciosa parecía no tener intenciones de visitarlo.

Escrito en un papel blanco, escribió su nombre con un plumón negro. Quizás era una idea estúpida pero lo creía interesante para la situación en la que se encontraban ellos, sumergidos en su juego. "Soy Minho, encantado de conocerle desde mi ventana". Colocó entonces el papel contra el vidrio, notando la sonrisa más hermosa del mundo desde el otro lado. El chico bonito se llevó de nuevo el cigarro a la boca pero aún con un asomo de sonrisa en esos apetecibles labios, enviándole un beso desde esa distancia y respondiéndole del mismo modo con su nombre con el vaho de su boca caliente. Con un dedo le ve escribir en el vidrio "Un placer, Minho. Me llamo Taemin".

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Desde esa noche en adelante Minho era su nuevo fiel admirador. Cada noche se encontraban a la misma hora para observarse el uno al otro o escribir en papeles conversaciones que los hacían cercanos. Taemin le preguntaba si estaba soltero, si estaba bien desnudarse en la ventana para él y bailarle de nuevo. Minho le respondía que sí, que se veía más bonito con lencería y que le permitiera tomarle fotos para soñar con él a la hora de dormir.

En una ocasión, Minho, le escribió:

"Me dan ganas de hacerte el amor".

Y él, con un ardor en el rostro le responde con ingenio.

"Soñar es gratis, Minho". Luego, agregó maliciosamente.
"En este momento no llevo ropa interior, disfruta".

Minho tragó con dificultad, esperando lo que tanto deseaba ver. Taemin se desnudó por completo, haciendo una vuelta elegante para enseñarle por primera vez su bonito trasero. Ni siquiera le importaba que hubieran más espectadores porque sólo quería tener a Minho babeando en su departamento, desesperado por tomarlo. Pero eso no iba a suceder, había decidido llevar esa extraña "relación" a distancia.

"¿Y tú piensas en mí, Tae?" Le cuestiona de nuevo, cuidando que el papel no estuviera arrugado. Minho parecía estar tranquilo pero el menor ya había aprendido a conocer los gestos del hombre a través del tiempo. Sabía que en el fondo estaba caliente y se cubría una erección con una almohada entre las piernas.

"Desde la primera vez que te vi pienso que estás dentro de mí cuando me toco con mis dedos o juguetes. Te lo voy a demostrar, mírame". Su respuesta fue directa a través del papel, sin una pizca de vergüenza. Taemin se humedece los labios de deseo, abriendo sus piernas delante de él y estando dispuesto a darle lo que quería a pesar de estar físicamente separados.

La iluminación era muy leve. Sin embargo, la luna enfocaba lo más importante, su cuerpo al desnudo. Minho se acomodó mejor para disfrutar del nuevo espectáculo y aceptando de mala gana que Taemin no se entregaría a él de ninguna otra manera más que esa, sólo a través de una ventana a un par de metros de su hogar. No obstante, tampoco era tan mala idea.

El bailarín estaba sentado en una pequeña silla, en el balcón, manteniendo las piernas separadas mientras se empieza a tocar. Su mirada era intensa y felina, enseñándole sus más íntimos lugares con sus manos explorando el interior de sus perfectos muslos hacia más adentro, encontrando su entrada donde introducía un dildo lubricado en el interior. Era un juguete sexual de tamaño más grande del promedio que casi sufre de envidia al principio pero se olvidó de eso cuando Taemin comenzó a pronunciar "Minho, minho" con sus regordetes labios. No podía escucharle desde la distancia pero podía confirmar lo que su boca decía, viéndolo penetrándose así mismo lento y rápidamente en cuestión de momentos, yendo de repente tan veloz que su mano se veía borrosa con la acción, haciéndole levantar la pelvis hacia arriba en busca de más profundidad y echar la cabeza en el respaldo de aquel asiento maravillosamente sexy. Taemin había conseguido un gran orgasmo luego de haberse metido por completo el aparato, sus piernas temblaban y su mirada llena de extasis le hizo saber cuan satisfecho estaba.

Minho observó cada detalle mientras se atendía así mismo, con una mano metida en su hinchada erección y cubriéndose con la almohada. Descubrió que el más joven tenía tatuada la pelvis letras que no logra comprender y un sexy piercing en forma de cruz en el ombligo que le hizo salivar como macho en celo. Pero cuando eyacula, espera a sentirse lo suficientemente estable para escribirle de nuevo. Tenía el corazón enloqueciendo en su pecho salvajemente.

Jadea cansado, intentado no equivocarse.

"Eso estuvo demasiado bueno. Eres precioso y tan hermoso. ¿Es así como te tocas pensando en mí?"

Taemin no tarda en contestar de vuelta un evidente "Así es, mi amor" con solo mover sus labios sensualmente.

Esa noche en especial, ambos soñaron el uno al otro. Taemin nunca había tenido una experiencia tan exquisita con un pretendiente antes y Minho le gustaba. Le gustaba mucho. Le alborotaba las hormonas a mil. Amaba sus conversaciones nocturnas como también las veces que alcanzaban el placer máximo.

Quizás el sueño de estar juntos parecía estar demasiado lejos, pero Minho aún mantiene la esperanza en su corazón de enamorarlo algún día porque su bailarín le había conquistado con tan sólo asomarse en la ventana a regalarle su más dulce y apasionada compañía.



Fin.

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