Capítulo 1

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Cuando estas tarde y todavía te estas arreglando, el cabello es una de las cosas más difíciles, y mas a un cuando tienes unos rizos incontrolables como los míos. Es una batalla que nunca puedo ganar, así es como me he convertido en esa compañera que siempre lleva moño o una cola rizada (que no pasa de la nuca) para ir a la escuela, y esta vez he optado por la segunda.

—Sarah vas a llegar tarde! —ese es mi padre.

—¡Ya va!

"El jefe", como suelo llamarlo en ocasiones, se encarga de llevarme casi todos los días a la escuela, bueno...cuando estoy lista a tiempo, sino me toca irme en su vieja bici con la cadena oxidada y solo frenos delanteros.

—Si mañana te vuelves a levantar tarde, tendrás que irte en la bicicleta —esa es una amenaza muy seria.

—No me levante tarde, solo tarde un poco más en arreglarme —me excuso.

—¿Arréglate qué si estas igual? —tiene el ceño fruncido.

—¿Acaso no vez que me he hecho la cola más alta? —digo señalando lo que con mucho esfuerzo he logrado hacer en mi cabeza.

Él parece evaluar mi creación por un segundo y luego sacude la cabeza con desapruebo.

—Agarra el sándwich que te preparé y vámonos —al final opta por no hacer ningún comentario con lo cual estoy muy agradecida.

Nos subimos en su viejo Toyota, siempre con la misma estación, y no permite que la cambie. 101.1FM, la estación favorita de mamá, escucharla nos recuerda a ella. Es casi como sentir que ella siempre va en el auto con nosotros cada mañana, a pesar de que nada es lo mismo después que murió en un accidente que prefiero no recordar.

—Vamos es hora de que te vayas —dice mi padre una vez que llegamos.

—Podrías mostrar un poco de amor sabes.

—Lo hare cuando comiences a levantarte más temprano —bromea sonriendo.

—¡Ay ya!

Salgo del auto despidiéndome con la mano.

Es otro día de infierno en la secundaria, donde para mucho es como una pasarela a ver quien lleva el mejor maquillaje o quien tiene mas músculos. Básicamente ya no existe esa competencia por ser el mejor en clase sino de quien tiene más seguidores en Instagram. Al menos, para la gran mayoría es así.

—¡Buenos días, Sarah! —su tono inconfundiblemente alegre y cargado de cafeína resuena detrás de mí.

—Hola, Liz.

Ella es mi mejor amiga desde hace más de ocho años, nos conocimos cuando sus padres se mudaron a la casa de enfrente. Ella y yo éramos las únicas niñas de nuestra calle y fue como si el destino nos obligara a que fuésemos amigas, pero estoy muy agradecida de ello.

—¿Hiciste la tarea de literatura? —pregunta una vez a mi lado, colocando su melena negra detrás de sus orejas.

—¿La interpretación del poema o los conceptos? —nos detenemos a sacar los libros del casillero para nuestra primera clase.

—Sí, la de la interpretación. Es que no me dio tiempo hacerla anoche.

—Ah déjame adivinar, estabas muy ocupada haciendo videos de Tiktok.

—¿Me vas a juzgar o me vas a dejar ver tu tarea? Solo necesito ver lo que escribiste para saber de qué se trata.

—Claro, tampoco es que tenga opción.

—¡Gracias! —dice dando un pequeño salto de alegría.

El timbre suena y todos los estudiantes comienzan a moverse para ir a sus salones de clases. Los pasillos están repletos de estudiantes apresurados y es inevitable chocar con alguno que otro tonto que no se fija en su camino por estar mirando el celular o que va muy distraído hablando con algún compañero.

FebreroWhere stories live. Discover now