Ch4 - "Bañado en sudor de hombres"

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H-A-R-R-Y





Siento mi cara mojada, después de  como mi cabeza cae abajo, y con los ojos cerrados. El líquido que de repente me rodea no me deja respirar y siento un gran dolor en la frente, tanto como a los lados de mi cara. Siento cosas rozarme la mejilla, son suaves y viscosas. Lo que se adentra en mi boca sabe dulce, pero me sigo asfixiando. El líquido recorre toda mi cara. Sintiéndose por todas partes. Y en el momento que abro los ojos, el líquido es blanco.

Levanto la cabeza rápidamente y tomo una gran respiración.

Otra vez me ha vuelto a pasar. Otra vez me he quedado dormido mientras desayunaba. Cojo una servilleta cercana y limpio mi cara. Alzo mi mano para tocar mi pelo, y efectivamente está mojado por leche.

Miro a los lados y me levanto rápidamente para lavarme la cabeza en el fregadero. Abro el grifo y meto la cabeza rápidamente debajo.

—¡HARRY!— oigo la voz de mi madre.

Levanto la cabeza rápidamente, con los ojos cerrados y golpeándome con el grifo en el proceso.

—Existen duchas— dice andando en mi dirección.

Omg, que viene.

—Pero...— intento decir pero de un momento a otro siento las manos de mi madre en mi pelo apretujándolo y tirando de él para escurrirlo—¡Mamá!— lloriqueo.

—Que te guste meter la cabeza en leche no es culpa de mi cocina— me da un golpe en la cabeza.

—Joe mami— murmuro hago un puchero.

—Tonto e inmaduro— y empieza a remover mi pelo con el trapo que estaba en la encimera hace unos segundos—, y un guarro.

—Mami— murmuro como un niño pequeño.

—Ni mami ni papi— me da un golpe en la cabeza—.Anda vete ya.

Me empuja fuera de la cocina y cuando voy a buscar la mochila la voz de mi hermana me hace mirar en su dirección .

—Ten un buen día hermanito— dice Luzy desde lo alto de la escalera.

La miro frunciendo el ceño, trae con ella mi mochila y sonríe. Me lanza la mochila desde las escaleras y de fondo se oye la voz de mamá llamándola para que se vista. Me quedo pensando un rato su tono de voz, a sido malévolo.

Tengo miedo.

Estas acojonado.

Tú lo has dicho.

La bocina mal reparada del coche de Jeremy suena repetidas veces, tanto que cada vez se escucha peor. Cuando llego a la puerta de su coche le hago una seña con la mano para que pare, realmente la bocina de este coche me dejará algún día sordo.

—Hola, Chico Virgen— dice en el momento que abro la puerta.

—Hola Putón— contesto y su sonrisa se va, cambiándola por una cara seria. Mientras que yo le muestro una sonrisa bonita de las mías.

—Deja de llamarme así, niño virgen— dice encendiendo el coche cuando cierro la puerta.

Sonrío con suficiencia, sabiendo que eso le ha molestado. Me pongo el cinturón y saco el cuaderno de matemáticas de la mochila, junto con el estuche de Iron Man que tengo pintado desde que tenía 12 años.

—¿No has estudiado?— Pregunta Jeremy echándome una rápida ojeada.

—No tenía ganas ayer— me encojo de hombros mientras saco una hoja del libro—. Además me lo sé.

Harry, Soy LesbianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora