Capítulo 9: Aceptación

2.1K 267 15
                                    


Luffy se había quedado dormido poco tiempo después de visitarlo.

Su rostro descansaba cómodamente por sobre el costado izquierdo, a la altura del corazón, del rubio revolucionario. Y Sabo contemplo lo que podría definirse como la máxima expresión de satisfacción y comodidad que jamás creyó digno de vislumbrar en el rostro de su hermano menor. A su lado.

─ Creí que jamás podrían perdonarme.

Murmuró por lo bajo. Sus manos acariciando tiernamente los rebeldes rizos del menor.

La respiración del más pequeño era un lento compás hipnotizador y en reiteradas ocasiones terminó perdiendo el hilo de sus pensamientos solo viendo el ir y venir de su pecho.

Luego de un excesivo tiempo de contemplación. Sabo comenzó a pensar en cómo podrían haberse conocido.

¿En qué momento un simple noble como él, podría cruzar caminos con el hijo del Comandante Revolucionario? Y más irracional aún, ¿Cómo es que fue posible establecer algún tipo de relación con el hijo del Rey de los Piratas?

Sabo frunció el ceño dándoles vueltas una y otra vez a aquellas interrogantes. ¿Qué clase de vida había tenido antes del accidente?

Repentinamente incómodo, Sabo intentó escapar del fuerte agarre por sobre su cintura. Pero solo logro que Luffy lo aprisionara aún más.

Sabo suspiro derrotado. Luffy estaba completamente dormido pero aun así no iba a soltarle. Al menos logró girarse con tal de poder estar de espaldas a la cama.

Su mirada se encontró posándose distraídamente en el cielo de su habitación. Aunque Sabo lo pasó por alto, su mente estaba muy lejos de aquel pequeño lugar. En un mar diferente. Una época diferente. Una vida diferente.


Cuando Sabo despertó 10 años atrás. Lo recibieron con sonrisas, llantos, y vitoreo.

Sabo en ese entonces no comprendió. ¿Quiénes eran esas personas? ¿Dónde estaba? ¿Por qué no podía moverse? ¿Qué le sucedía a su ojo izquierdo? ¿Qué eran todas esas vendas?

Pero lo más importante, ¿Por qué no podía escucharlos?

El médico, o lo que supuso que sería el médico con un extraño gorro animal sobre su cabeza, estaba hablándole, gesticulando con las manos y sonriendo. Pero Sabo no podía oírle. Y se aterro.

Comenzó a temblar. Y ni siquiera podía gritar. Lágrimas se acumularon rápidamente tras sus párpados.

Y el shock fue tan enérgico, que volvió a caer en coma.


Cuando despertó nuevamente días después. No tuvo la misma recepción.

Estaba vez solo estaba el médico de la extraña gorra, muy silencioso, y un extraño hombre con la cara tatuada. Sabo tuvo la sensación de que le conocía, pero el pensamiento se le escapó de entre las manos.

Le dijeron que llevaba casi un año en coma. Así que podía estar bastante rígido en cuanto a movilidad. También señalaron que tenía comprometidos el oído y ojo del costado izquierdo.

Sabo asintió comprendiendo.

Sordo, ciego y torpe. Sabo hizo una lista.

Luego le explicaron el origen de su lesión. Le mencionaron que lo encontraron luego de que sufriera un accidente. Con fuego.

Así que eso explicaría las extensas quemaduras expandiéndose por todo su cuerpo. Sabo volvió a asentir.

¿Y su memoria? El doctor pareció sorprenderse.

Justo a TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora