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POV SARAH:

Mi puesto de trabajo es estable. Pero no la gran cosa para estar en lujos y en lingotes de oro. Tengo una vida..es difícil de hallarle alguna definición por lo incolora y afligida que es. Que si estoy en amores formales, pues no. Que si estoy enamorada, pues es la hiriente verdad. ¿Por qué hiriente? Yo misma me hago esa interrogante que me causa jaqueca en las mañanas..en las tardes..y hasta en las noches frías.


Soy joven adulta, pero con una mente infantil y abierta con altas ganas de vivir algo más aparte de rutinas dispuestas a repetirse incansablemente. Solitaria emocionalmente, por mi inevitable sentimiento de aislamieto. Lo he vivido en toda mi etapa de niñez y adolescencia. Sin duda, en este preciso momento.

Finalmente, todo lo que tengo en mente..es el Gerente de la empresa en que trabajo como contadora. Puede sonar una locura, desde el principio pensaba que estaba perdiendo la cabeza..y ahora..esta confirmada esa suposición.

Estoy en casa, alistando con fragilidad el almuerzo que conllevaba macarrones y ensalada fresca. Nosotros los secretarios tenemos nuestra propia hora de descanso y de comida al mismo tiempo. Lo que nos daba la oportunidad de tomar algún bocadillo en la cafetería.

Ahora me dirijo al ediificio con mis determinadas cosas para trabajar, y mi pequeña lonchera que no tiene que faltar.

. . . . . . . . .

Ubico mis artículos en la mesa del escritorio, para hacer mis deberes como trabajadora. Ahora que lo noto con más atención, el ambiente se nota triste y plenamente callado.. exceptuando a las teclas sonoras y los concentrados secretarios que las retocan cada vez con más rapidez.
Ese mismo ambiente, se ensambla en mis pensamientos rodantes.

-Señorita, Ramírez. Venga a mi oficina.-Espeta, el Gerente.

Indudablemente, me levanto un poco con la mirada perdida pero al mismo tiempo trato de verme despierta y motivada. Abro la puerta, con los pasos tímidos.

-¿En qué puedo ayudarlo Sr. Fernández?

Andrés Fernández. Su nombre y su apellido encajan tan prolijamente. Mi suspiro torpe no se hace esperar.

-Revise esos papeles y saque la información más relevante, hágalo por mi Ramírez..ahora estoy ocupado.-Termina de decir, y enfoca su vista al monitor con algo de apuro y preocupación en su mirada.

-De acuerdo, Sr.-Me encamino hacia él ya que, por lo tanto el tiene los papeles en mano para después entregármelos. Pero..a lo que él me los da..una parte de mí se desvía por otra parte..y se me terminan regando en el piso brillante. Es el momento exacto para preguntarme. ¿Por qué en su presencia? ¿Por qué?. Esta no es mi primera vez que se me acontece este error, bueno tampoco es el único. Con frecuencia las desconcentraciones se envocan cuando estoy cerca de mi Jefe. No tiene sentido..es absurdo. Para variar, no sé que hacer, estoy en desconcierto..sabiendo que aún no mejoro esa dificultad que ya se está sobrepasando.

-Ramírez, ¿Los va a recoger o me seré obligado a arreglar su desorden de siempre?. -Dice agobiado, y de repente coloca ambas manos sobre sus dos lados del rostro apoyando los codos encima de la mesa. Está en una posición que define el estrés que lleva en sí mismo. Por mi culpa.

Flores marchitas y auténtica gota de agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora