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Entonces las puertas se abrieron y una recepcionista humana le dio la bienvenida en italiano.

Alzó una ceja al verla, pero no comentó nada. Fue entonces que la chica rubia abrió unas enormes puertas dándonos la bienvenida a un gran salón, justo en medio de este al final, habia tres tronos, donde habia tres vampiros.

—Hermana, te mandaron a traer uno y has traído dos y medio. —Fruncí el ceño enojada, no deberían de tratar a Edward como medio, pobrecito, ¿no ven que esta pasando por una etapa difícil? —Que chica tan lista.

—Que agradable sorpresa, Letha está viva después de todo. —Un hombre de piel pálida, justo como todos los vampiros presentes, sin embargo, tenía un aura diferente, una que denotaba su poder ante los demás vampiros.

Justo a su lado había otros dos hombres, uno con una mirada completamente desinteresada y otro que sólo la miraba como si fuera la peste.

—Adoro los finales felices. —Dijo acercándose y tomó la mano de Edward.

Mmm okay... Sólo por esta vez seguiría el consejo de Edward de mantener su boca cerrada, oh pero no señor, no sabia lo que le esperaba una vez que saliera de estas cuatro paredes.

Si los vampiros no son débiles ante el ajo, ella se encargaría que lo fuesen, sonrió satisfecha ante sus pensamientos.

Aunque antes de eso, tal vez debería de turistear un poco por las calles de Volterra, nunca había visitado Italia, tal vez esta es una señal del destino que debía aprovechar.

—Aro puede leer cualquier pensamiento que he tenido con solo tocarme. —Me explicó sacándome de mis pensamientos. —Ahora sabe todo.

Observé curiosa ante la reacción de aquel hombre, por lo que recordaba de los relatos de Carlisle, este clan es bastante poderoso, así como milenario.

—Y tu eres un excelente lector de almas. —Que poético, pensé. —Pero hay veces que no logras alcanzar a leer la mente de Letha, ¿O me equivoco?

—Es toda una frecuencia completamente diferente, tiene pensamientos tan rápidos y volátiles. —Aro explicó hacia nadie en particular.

—¿Eso piensas de mis pensamientos? —Le miré enojada, pensé que le gustaba más el hecho que era muy infantil, he vivido toda mi vida engañada. —Si bueno no necesitas tener tu don para saber que es lo que estoy pensando en estos momentos...

Edward suspiro sabiendo que no podría apaciguar el enojo de Letha, ni siquiera con los Volturi presentes.

—Querida, si me permites tal vez yo pueda entender tus pensamientos. —Aquel vampiro extendió su mano.

—¿Veras cada uno de mis pensamientos? ¿Incluso lo más antiguos? Por que si es así por favor ignora aquellos que tengan el nombre de Tom Hiddleston. —Le pidió la ojicafe.

Algunos vampiros en la sala fruncieron el ceño ante aquella rara humana. Jane era quien más estaba enojada ¿Cómo se atrevía a hablarle así a su amo?

Aro se rio leve y simplemente asintió, Letha suspiro sabiendo que al menos esos pensamientos estaban a salvo y tomó la mano de Aro Volturi.

No sabia si estaba esperando algún tipo de brillo, o que al menos sus ojos rojos brillaran un poco más al ver sus pensamientos, pero nada de eso sucedió por lo que estaba algo decepcionada al ver que Aro cerraba sus ojos concentrándose en sus pensamientos.

Tal vez debía dejar de ver tanta televisión y tomar como ejemplo a los personajes ficticios.

Aro Volturi no sabia con exactitud que es lo que estaba buscando en aquella humana, había pensamientos tan banales y típicos de adolescentes, sin embargo, también podía encontrarse con pensamientos demasiado profundos, sus deseos más profundos y también sus recuerdos más recientes.

Rise |Edward Cullen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora