SUBJETIVO

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Se le había hecho tardísimo, pero al fin llegaba a su casa, un departamento en un viejo edificio de cinco pisos, ubicado en el centro, donde estaban instalados con su novia hacía ya 3 años.

Abrió la puerta e ingresó al vestíbulo del edificio. Allí estaba su vecino Gabriel sentado en un sofá marrón, hojeando una revista mientras rascaba su rubia pero canosa barba tupida. A su lado, en un banquito, estaba su hijo Ezequiel, de rizos dorados, leyendo el último tomo de "El Hombre Mosquito", el primer superhéroe que lanzó Ulises al mercado, que, en realidad, era una copia del hombre araña pero con pico y alas. Debía de ser uno de los pocos que seguía interesado en los héroes, y que no buscaba una innovación. Los chicos son así, se embalan con algo y no hay quien los frene. Cuando lo miraba, se veía reflejado a sí mismo de pequeño, veía un espejo que había viajado en el tiempo para demostrarle que no estaba todo perdido, un espejo que seguía intacto.

- Como te gusta el vestíbulo - bromeó Ulises, sonriendo.

- Me transmite paz, es un buen lugar para leer a esta hora que no hay tanto movimiento - respondió Gabriel, que no dejaba de revisar la revista, como si esta escondiera un enigma indescifrable fundamental para su existencia.

Pero Ulises bien sabía que eso lo decía por su hijo, un pequeño ávido lector de 12 años que devoraba comics de a decenas. A Gabriel no le interesaba en absoluto esa revista, solo era una excusa para fomentar la lectura de Ezequiel.

- Veo que estas terminando con el Hombre Mosquito - expresó el dibujante, refiriéndose al pequeño.

- Si, me gusta mucho, sus comics me encantan, señor - lo elogió muy educadamente el niño.

- Me alegra - dijo Ulises, sonriente - disfrutalo porque será el último tomo en mucho tiempo.

El chico detuvo la lectura para mirarlo a los ojos, algo decepcionado, pero aún así curioso.

- ¿Por qué?

- No se estan vendiendo mucho mis comics últimamente, - explicó rápidamente Ulises para no entrar en detalles económicos que no entendería - de todas formas, voy a empezar un proyecto nuevo.

- ¿De que se trata? - la ilusión del niño había vuelto a la vida, ahora lo miraba con los ojos bien abiertos.

- De un antihéroe

- ¿Qué es un antihéroe?

No. La cara de Ulises cambió drásticamente, y la sonrisa se desvaneció. Se vio a él frente a sus ojos, y él ahora era su padre. Había viajado al pasado. Se quedó parado, su tez ahora se tornaba pálida. Intentó hablar pero no pudo emitir sonido alguno.

- ¿Te sentís bien? - preguntó Gabriel, algo preocupado ante tal comportamiento de su vecino.

Ulises lo miró, tratando de volver al presente. "Pa ¿Qué es un antihéroe?"' No. Tenía que volver.

- S...Si - respondió con la mirada perdida, dirigiéndose hacia las escaleras.

Comenzó a subirlas lentamente. Gabriel y Ezequiel cruzaron miradas, extrañados.

- ¿Dije algo malo, Pa?

El padre meditó la respuesta.

- Malo es subjetivo - le dijo mientras acomodaba la revista.

El hijo se quedó pensando un rato y luego retomó la lectura.

Lo que parecía una pregunta inofensiva, había despertado en realidad un secreto que Ulises creía que estaba sepultado en el fondo de su inconsciente.

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