No se cómo moverme, sus besos comienzan a embriagarme de a poco. Me toma de las mejillas y comienza a mover su boca sobre todo mi rostro.
—¿Que haces? —Pregunto en un susurro.
No me contesta y continua besándome. Toma mi boca de golpe y comienza a besarme con pasión y desesperación. Le devuelvo el beso sintiendo como mi corazón quiere salir disparado de mi pecho ¡Y estoy desnuda!
Hundo mis dedos en su suave cabello y me acerco a él incluso dándome cuenta que la espuma está desapareciendo. Abrazo su cadera con mis piernas por debajo del agua. Él me toma de los muslos y me acerca a su cuerpo. Siento un cosquilleo en la parte baja de mi abdomen. Dios...
Este es primer momento erótico de mi vida. Benjamín me toma de los hombros y comienza a bajar su boca por mi barbilla hasta llegar a mi cuello. No sé dónde tocarlo, no se qué hacer, soy demasiado inexperta. Comienza a bajar aún mas y yo siento como me sube el calor al rostro.
— Dejame hacerte sentir... — Me susurra.
Trago saliva y comienzo a respirar con fuerza mientras mi cuerpo tiembla. Su boca sigue bajando despacio hasta llegar a mis pechos llenos de espuma. Me los rodea con las manos y veo reojo como mis pezones se ponen duros. Me recuesto hasta quedar con la espalda apoyada en la bañera y Benjamín se inclina sobre mí y comienza a chuparme los pezones. Mierda.
Primero uno y luego el otro. Su lengua juega con la parte más sensible de mi seno y mis nervios quieren explotar. Vuelvo a hundir mis dedos en su cabello y él levanta la mirada. Sus ojos verdes me hacen ruborizar. Deja de besarme los pechos y sigue bajando por mi abdomen. Cierro los ojos y siento su boca llegar a la zona de mi ombligo. Yo levanto la pelvis casi inconsciente de mis acciones.
Pocas veces intenté masturbarme, nunca me sentí cómoda con mi cuerpo y solo logré hacerme sentir una sensación agradable cada vez que intentaba acariciarme ahí. Suficiente para dejar de intentarlo. Pero esto...esto es distinto y agradezco haberme depilado.
Benjamín sigue besando la parte de baja de mi abdomen y yo no quiero detenerlo. De repente me toma del culo y yo ahogo un grito. Me levanta con sus manos, dejando al descubierto mi sexo, mojado y con rastros de espuma. Cierro los ojos, avergonzada. Puedo sentir como comienza a respirar con fuerza. Agarra una de mis piernas y la pone por encima de su hombro.
Me dejo llevar mientras sus labios besan mi zona púbica. Sin abrir los ojos, me agarro fuerte de los bordes de la bañera mientras él acerca mas y mas sus labios a mi zona íntima. Trago saliva y me quejo con fuerza al sentir como me pasa la lengua por encima del clítoris. Dios... eso se sintió... No me deja volver a procesar la sensación porque comienza a besarme con fuerza mi sexo.
Ahogo un grito y abro los ojos de golpe al sentir una puntada de placer en la parte baja de mi cuerpo. Comienza a lamerme, besarme y chuparme la parte más sensible de mi intimidad de forma continua y enérgica. Nuestras miradas se cruzan y yo lanzo gemidos involuntarios.
Me agarro fuerte del borde de la bañera para poder liberar un brazo y comenzar a acariciarle el cabello ¡Mierda, jamás me había sentido así! Mis gemidos comienzan a elevarse. Los espasmos que provocan su lengua y sus labios surten efecto a mi sexo. La sensación comienza a subir y yo grito con más fuerza. Arqueo la espalda y levanto más la pelvis para que su cabeza entre mejor entre mis piernas.
Ya no siento vergüenza, solo puedo sentir como mis músculos se contraen por querer llegar y liberarme. Él sigue besándome con una tortura cada vez más grande, hasta que por fin.... Me libero en mi primer orgasmo, lanzando un grito ahogado, cayendo en una sensación de clímax que jamás había sentido antes.
Caigo desplomada en el agua, intentando recuperar el aliento mientras veo como Benjamín se limpia la boca con el dorso de la mano. Esa boca... Se acerca a mi y me besa en los labios secamente para luego levantarse y salir de la bañera, mojando todo el piso del baño.
Por un segundo creo que va a irse pero luego siento alivio al ver que me ofrece su mano para que me levante. Le sonrío mientras se la acepto y me pongo de pie sobre dos piernas temblorosas.
— Quédate. — La palabra sale de mi antes de que pueda detenerla.
Levanta las cejas y sus ojos verdes se muestran perplejos al escucharme. Me sonríe débilmente y le lanzo ambos brazos al cuello. No quiero soltarlo nunca. Me abraza por la cintura y ya no siento vergüenza de mi desnudez. Su boca busca la mía y es suficiente para que mi cuerpo este alerta de nuevo.
Mientras me besa, me toma de los muslos y me alza al mismo tiempo que yo abrazo su cintura con mis piernas. Salimos del baño y puedo ver de reojo que cerró las cortinas de mi habitación. Me recuesta en la cama y luego va hacia dónde está la ventana donde puedo notar una mochila gris que desconozco.
La toma, busca algo en ella y luego vuelve hacia donde estoy acostada. Puedo notar el preservativo en su mano. Nuevamente siento el calor subir a mi rostro. Se sube a la cama conmigo y se arrodilla entre mis piernas.
— Benjamín... Yo soy...
— Virgen, lo sé. — Me interrupe con voz suave. — Solo relájate y déjamelo a mi.
Asiento, nerviosa. Lo veo quitarse los calzados y el pantalón de deporte. Junto fuerzas, me incorporo para quitarle la remera blanca. Me deja hacerlo pero veo que se tensa. Cuando queda únicamente en boxers ahogo un grito.
Tiene un tatuaje. De un dragón negro, a lo largo de todo el maldito pecho. Desde el pectoral derecho hasta el final de las costillas. Abro los ojos como platos al sentirme algo perturbada por el dibujo de aquel animal furioso y también admirada, por lo bien definido que está su cuerpo. Se nota que hace gimnasia pero esta pequeña sorpresa no me la esperaba.
¿Que más esconde Benjamín?
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Mi maravillosa creación
Romansa¿Que harías si tú vida, que está destinada a una enfermedad miserable, se ve interrumpida, avivada y corrompida por un extraño muchacho de ojos verdes? Malena ni siquiera quería averiguar quién era realmente él. Su principal objetivo, era convencer...