the only one💫

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No podrías darte una idea de lo mucho que mi corazón se acelera cada vez que sonríes de esa manera tan preciosa, brillando tanto. Recuerdo cuando caminabas por la universidad, eras lo único que parecía real allí, a la única persona que observaba, ¿sabes?

Recuerdo tener el pensamiento de enfrentar el miedo a ser rechazado y acercarme a ti pero maldición, podría haber jurado que nunca te interesarías por un chico, y menos si ese chico era yo, un torpe inseguro que pasa desapercibido por voluntad propia.

Te veías tan intocable, ni Dios podría ser tan perfecto. No habría sido capaz de imaginarme como la persona que te besa cada noche, antes de dormir, o quien te abraza cada mañana al despertar.

Algún día cruzamos miradas y me sentí morir por dentro. Me sentí en plena crisis y tu solo sonreíste, ¿eras consciente de tu admirador? Creí que no habías notado mi existencia, y lo habría entendido; si fuese tu, probablemente sería incapaz de poner mi atención en algo fuera de mí; ser tan genial debe ser difícil.

Estuvo luego esa vez, en que tus manos tomaron las mías en la cafetería porque casi tropiezo contra ti por andar embobado con tu risa. En un intento de evitar el desastre que causaría mi café derramado en tu blusa, me trajiste al mundo de vuelta y desataste un desfile de elefantes en mi estómago; tu piel sigue siendo tan suave como ese día, tus manos son igual de hermosas.

Me sentí arder, miserablemente encandilado con tu existencia. Supongo que fui muy obvio, porque me pareció ver que tus ojos se llenaban de ternura por presenciar un Yoonoh deshecho en pánico y sonrojos. Chittaphon estuvo semanas sin superar mi tartamudeo, diciendo que había sido patético y poco disimulado.

Incluso después de todos estos años, tomar tu mano es tan maravilloso. Lo que más me fascina, sin duda, es lo bien que haces lucir ese maldito anillo, que me conduce a la locura inminente al traerme de regreso el día en que lo aceptaste, al borde de las lágrimas, lanzándote a mis brazos, besándome con fervor.

Ni hablar de cuando recargas tu cabeza en mi hombro y te pones todo mimoso y dulce; los nervios me hacen temblar las piernas como las primeras veces y me consumen las ansías por besarte aunque no me de la vida. Me haces sentir como un adolescente absolutamente perdido por su crush de secundaria.

Siempre pensé que no era posible tener a alguien a quien amar con tanta dedicación; me parecía tonta la idea de una persona siendo capaz de darlo todo por otra, un planteo iluso, hecho por una persona insulsa y sin sentido de lo que es realmente vivir. Me equivoqué.

Y qué hermoso es equivocarse cuando estás halando de mis manos hacia ti, con esa luz bailando en tus ojos, pidiendo que me entregue en cuerpo y alma, si es que aún me guardo algo.

Cariño, te pertenecen mis labios, que encajan tan bien con los tuyos de miel. Te pertenece mi cuerpo, que se vuelve de gelatina cuando tus manos curiosas invaden mi camiseta y exploran la piel que tanto conocen. Te pertenece mi cordura, porque nunca podría volar más alto de lo que me lleva tu voz contra mi oreja, exigiendo más, dejando a su paso piel erizada y a un tonto cada vez más enamorado.

Tengo grabado el momento en el que te escuché cantar por primera vez; desee tanto poder hablarte sin ser un cobarde. Y sé que lo notaste, porque no existen casualidades en la vida como que me dieses tu número al salir de clases ese mismo día.

Decir que los nervios no me consumieron hasta los huesos sería una muy mala mentira, parecías estar divirtiéndote mientras me observabas de esa manera tan descarada, mordiéndote el labio en una media sonrisa que me dejaba sin respiración. Me sentí como un completo idiota en el momento en que tocaste mi pelo y te acercaste a besar mi mejilla, seguramente roja como un semáforo.

Y ese gesto pícaro, que me hace preguntar qué dirás para molestarme; los mejores, son tus comentarios salvajes rematados por esos besos tan empalagosos, tan adictivos, tan contradictorio; me haces tocar el cielo hasta cuando estoy pisando el infierno. Juegas conmigo a tu gusto, incluso sabiendo que en la guerra de cosquillas que empiezas, el que pierde casi siempre eres tú.

Nunca termino de comprender el sentimiento tan cálido que me invade cuando escucho tu respiración tranquila, pausada, y la siento chocar contra mi piel; así como siento tu corazón latir en tu pecho, que esta sobre el mío cada mañana. Quizás es porque parece acoplarse a la sensación de paz que me das.

Los días en que estas tan caprichoso y no quieres salir de la cama aunque el mundo se caiga a pedazos me hacen enamorarme un poquito más de ti y la manera en la que abrazas mi cuerpo, me hace aferrarme al pensamiento de que nunca sería capaz de dejarte ir por cuenta propia.

Cada centímetro de mi piel vibra cuando te acercas tanto a mi, y me dices que me amas, mirándome a los ojos, con tus dedos recorriendo mi espalda, con tu aliento sobre mis labios y tu tan perfecta existencia sobre mi regazo, invitándome a devorarte como si de mi postre favorito se tratase.

Me quita el aire la forma tan preciosa que tienes de amarme, si la vida se reiniciara, sería capaz de soportar lo que sea por volver a admirarte así.

Me asusta demasiado esto, no sé si es correcto sentirme así por alguien. Pero entonces te veo a los ojos y no puede haber nada más correcto en el mundo que amarte, Kim DongYoung.

Porque la vida sin ti pierde su magia, bebé.

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𝘔𝘢𝘨𝘪𝘤 💫𝘑𝘢𝘦𝘋𝘰💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora