1. La noche que te perdí - Sonrisas

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La verdad es que los recuerdos de esa noche siguen borrosos, ha pasado un tiempo ya, así que es normal, pero para ser sinceros, si me hubieras preguntado al día siguiente, tampoco seria capaz de entrar en detalles.

Queríamos pasar unos días lejos de todo el ruido de la ciudad, y decidimos ir a una casa rural. Esa mañana bajamos al rio, y en un momento en que me estire a tomar el sol a tu lado, me di cuenta. "Mierda", pensé, se me aceleró el pulso al darme cuenta, no te podía perder, no ahora. No he tenido nunca una conexión tan fuerte con nadie, ojalá me hubiera dado cuenta entonces, que no debía protegerme de ti, todo caso te debí proteger de mí. Sé que esta carta esta siendo demasiado abstracta, así que, para excusarme, empezaré a explicarlo todo des del principio. He de decir, que no seré fiel a la realidad, pues en esta carta tengo el derecho a no quedar como la mala, pero tampoco voy a negar en ningún momento que te hice llorar, y eso me convierte en la peor de las villanas.

Liándonos en el sofá de ese salón, me paraste un momento:

- Marta me ha pregunta qué somos

- Si? Y que le has dicho? – Forcé una risa, ridiculizando tu pregunta no formulada. Dios, que estúpida que fui

Te callaste. Yo tampoco insistí en hacerte hablar. Con todos nuestros compañeros haciendo la siesta en las habitaciones de arriba, tu bajaste a ver como estaba, para que yo te ridiculizara de esa manera.

- Ayer no dormiste muy bien – Dijiste con preocupación en tu mirada. Tenías razón, mi cabeza estaba tan jodida que me desperté por una pesadilla que ya ni recuerdo antes de las 5 de la mañana.

Llevaba ya des de que salimos de la academia mal, pero ni siquiera hoy soy capaz de determinar qué me pasaba. No dormía más de 5 horas, y ni siquiera esas horas descansaba realmente, le estaba cogiendo miedo a dormir, esperando una pesadilla más. Estaba más delgada de lo que nunca he estado, tenía que forzar la comida por la garganta, y suplicar porque mi estomago la retenga, porque empezaba a marearme al levantarme de los sitios. La voz, que tanto me había traído, empezaba a romperse cuando cantaba, y eso me aterrorizaba. Me encerraba horas y horas en en el piso de Madrid a componer.

- Buenas tardes, tortolitas – Bajó Maria, las escaleras de 3 en 3, con un aire tranquilo que envidiaba demasiado. Tu sonreíste, y te odié. No pude evitarlo, todos estabais tan felices, y yo estaba tan rota... No entendía lo que me pasaba, no sabía como arreglarlo. Te quité de encima mío bruscamente. Idiota. Por qué me irritaba tanto ver a 15 de las personas que tanto he querido felices? Me estaba quedando atrás, daba igual cuanto trabajara, quién iba a arreglar la presión constante en el pecho?

Esa noche casi no cené, tampoco nadie hizo ningún comentario al respecto.

- Jugamos a las cartas? - Miki, no sabías lo que estabas a punto de comenzar, esa partida no se acabó nunca.

Un maldito UNO, que iba a ser súper simple, pero África tubo la genial idea de complicarlo, lo que acabó con nuestra relación (fuera la que fuera). Cada vez que alguien tenía que robar, tenía que responder una pregunta.

- Tengo que robar – Alba, dulce Alba, tenías que ser tu la primera en responder una pregunta.

- Si te pudieras liar con cualquier artista de la industria musical española, a quién elegirías? - Joan sonrió, supongo que conocía a Alba mejor que yo, que ya sabía lo que respondería la pequeña de pelo rubio.

- Estoy bien con Nat – murmuraste, pero lo suficientemente fuerte para que lo oyera todo el grupo. Todos en esa casa sabían que había algo entre las dos. Había que estar ciego para no verlo. Pero precisamente así estaba yo. Ciega y además fui una estúpida. Si supieras lo mucho que me enfadó tu respuesta... Necesitaba borrarte la sonrisa. A ti, y a nuestros compañeros, que entonaban un "Ohhh" al unisono.

-Venga va, seguimos o que? - Solté.

- Buo, calmate Nat – Me reclamó Miki. Hasta él notó que me estaba pasando de la raya.

- Nat? - Me llamaste tú.

- Si? - Salí de mi mundo un instante. Y allí seguía, penetrante, tu sonrisa.

- Cerveza o roncola? - Tu risa, dios.

- Roncola.

- Vamos fuertes, ehh – Bromeó Damion

Nadie pensó que ni siquiera me dio tiempo a probarlo. Tampoco me apetecía, tenía el estomago vacío, y lo último que necesitaba era descontrol. La puedo cagar perfectamente yo solita.

No pasó mucho tiempo hasta que me tocó a mi responder una pregunta.

- No puedo simplemente dejarlo pasar? - Intenté evitarlo. Como si tuviera un presentimiento. Estaba a punto de perderte. Por bocazas.

- Entonces que gracia tiene? No, quien no responde no juega - Insistió Marta, aún picada con que antes le hayan echo responder a quien se follaría de la casa.

Vaya críos.

- Repitamos la pregunta. Si te pudieras liar con cualquier artista de la industria musical española, con quién te liarías? - Estoy segura de que Marilia no tenía malas intenciones. Seguramente se esperaba un momento bonito. Si solo te hubiera nombrado, o, en el peor de los casos, si hubiera dejado de jugar en ese momento... Supongo que respondí lo que tenía que responder en ese momento, hay errores que se tienen que cometer, y personas que se tienen que perder para poder crecer, madurar.

- Pol Granch – Sonreí. Orgullosa de mi respuesta. Todos en la sala callaron y te miraron. Cuando te miré, sonreías, pero de forma extraña. No era la sonrisa que me hacia parar a mirarla. Se me detuvo la respiración, pero no de la forma en la que solías pararme-la.

El efecto Reche, amplifica las emociones buenas, pero también las malas. - No os enterasteis? Lo conocí en la fiesta que hizo Gestmusic el mes pasado, y hemos estado hablando. No sé, si se me diera la oportunidad, no la dejaría pasar - Bromee.

Me sentí victoriosa, acababa de destrozar la posible existencia de algo serio entre tu y yo, y eso me permitió respirar. Sé que es difícil de entender. Aún lo es para mi, pero Alba, tienes que entender, que estaba muy asustada, muy triste. Era horrible. Nunca quise hacerte daño, solo intentaba alejarte de mi, pero no era lo suficientemente valiente para pedírtelo bien, tenía que hacer un destrozo y dañarte en el proceso.

Más tarde esa noche, saliste a fumar, sola. Y yo, lo suficientemente valiente como para hacerte daño, pero no para dejarte ir del todo, salí detrás tuyo.

- Hey – Acerqué un cigarrillo a ti, pidiendo que me lo encendieras. Lo encendiste con el tuyo, acercando nuestras cabezas por lo que sería la última vez.

- Sabes? No estoy enfadada porque no hayas dicho mi nombre – Me giré a mirarte. Tu voz sonaba rota, y eso me suavizó la mirada al momento. Alba Reche, te juro que tu dolor lo siento yo físicamente, aunque entiendo si no me crees. - Es que no entiendo el tono en el que me hablas últimamente

- Que tono?

- Como si te molestara – Respondiste sin pensar. Como si tuvieras la respuesta clara des de antes de que formulara la pregunta. Otra cosa que siempre envidié de ti. - Sabes que no te estoy pidiendo matrimonio. Dios Natalia, fuiste tu la que me besaste por primera vez. Pero si te has cansado dímelo, y me aparto.

"No me he cansado de ti, me he cansado de mi"

Dejé que te levantaras sin responderte. Alba nadie nunca se podría cansar de ti. Siento haberte echo sentir que sí.

Es noche, dormimos en habitaciones diferentes, tu dijiste que querías dormir con Joan. Yo no intenté hablar contigo.

De una manera o otra, se sentía raro. No parecía un "Me aparto, pero seguimos siendo amigas" o un "Me sigues teniendo para lo que necesites", parecía un "Adiós. Para siempre.".

A la mañana siguiente, tu ya te habías ido. Y para cuando yo me dí cuenta de lo mucho que significabas para mi ya era demasiado tarde. Te había cortado las alas. Y no me voy a perdonar nunca por ello. Lo siento. No puedo conmigo misma. Siento haber explotado en ti. Ojalá algún día vuelvas a sonreír como entonces, te prometo que esta vez me mantendré alejada, me aseguraré de no hacerte daño.

Te quiere,

Nat

P.D. Recuperate pronto

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⏰ Last updated: Mar 22, 2020 ⏰

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13 cartas que nunca envié - AlbaliaWhere stories live. Discover now