La luz se filtraba a través de las persianas y la melodía de la alarma retumbaba en toda la habitación, indicando el inicio de un nuevo día. Marko levantó sus sábanas y saltó de su cama como un resorte, emocionado porque el día finalmente había llegado; lavó sus dientes, aplanchó su camisa y organizó su habitación; todo al mismo tiempo en una especie de acrobacia que resultó peor de lo que esperaba, pero eso no importaba, hoy no podía llegar tarde.
Salió apresurado camino a la salida de su apartamento y se detuvo al frente del espejo, su cabello estaba desordenado y su corbata no estaba bien anudaba. Marko era un muchacho bastante común, un joven de 25 años, escuálido, cabello negro y de tez blanca; nada para romperse mucho la cabeza. Una vez terminó de organizar su cabello, tomó una chaqueta del perchero y salió de su casa cerrando la puerta atrás suyo.
- Buenos días señora Parker - le dijo a su vecina, una señora mayor y poco sociable.
Corrió escaleras abajo hasta llegar al borde de la calle, hoy hacía un día peculiarmente lindo; un par de colibríes danzaban en el aire y los perros jugaban en el parque. Marko se paró al borde de la calle y esperó a que un taxi pasara. Tenía una gran sonrisa dibujada en su rostro y estaba bastante emocionado, aunque a la vez nervioso, hoy era el gran día.Finalmente un taxi terminó por detenerse frente a Marko y éste subió.
- ¿A dónde se dirige señor? - Preguntó una voz robótica proveniente del altavoz.
- A la Sección Norte - respondió Marko con sus manos sudorosas por la emoción.
El vehículo aumentó poco a poco su velocidad mientras Marko admiraba la belleza de la ciudad por la ventanilla del auto. Primero el blanco de las casas y en las aceras gente con maletines y trajes caminando; más arriba el mono-riel del metro atravesando la ciudad de lado a lado; un poco más arriba edificios grisáceos y aburridos con enormes anuncios sobre estos; y un poco más arriba, aquella cúpula enorme de cristal sosteniendo los enormes reflectores que simulaban la luz del sol, protegiéndolos de la oscuridad del espacio, negra y casi infinita como una sombra voraz.
El auto se sumergió cada vez más entre el laberinto de rascacielos de la Sección Norte, dejando atrás la hogareña y futurista Sección Este. Marko sostenía su abrigo con fuerza y sus ojos brillaban por la euforia que sentía. Poco a poco, pequeñas gotas de agua que provenían de la atmósfera artificial caían sobre el parabrisas, produciendo un sonido relajante. Marko apretó su abrigo con más fuerza aún y sonrió para sus adentros. No faltaba mucho para llegar.
* * *
A unos 400.000 kilómetros de distancia, un pequeño conejo blanco se escabullía por el pasto, buscando el camino de vuelta a su madriguera. El viento mecía las hojas de los árboles lentamente y la tarde era apacible. El sol brillaba en los ojos del pequeño conejito mientras este daba pequeños brinquitos. Hubo un silencio largo, y este se detuvo, sabía que algo estaba acechándolo. Un silbido atravesó el aire, el pobre conejo no pudo ni verlo. Una flecha había atravesado al animal de lado a lado haciéndolo caer sobre las hojas secas, tiñendo su pelaje con su propia sangre.
Axel colocó en arco en su espalda y se dirigió hasta su presa muerta. Sacó la flecha de su cuerpo con extrema frialdad y colocó el animal en un saco de cuero; suspiró fuertemente, se sentía agotado. Empezó a subir una pequeña colina, su gabardina negra se ondeaba en el aire al igual que su largo cabello. En la cima estaba Aztha, una chica aria de preciosos ojos azules y un cabello negro como la noche más oscura; se encontraba asentada en una roca, afilando una pequeña rama para después usarla como trampa. Axel arrojó el saco de cuero a los pies de Aztha y se sentó junto a ella. El sol se estaba empezando a ocultar, debían ser alrededor de las cinco de la tarde. Aztha se acostó sobre la roca y observó al cielo, allí donde se encontraba aquella inmensa mancha blanca casi del mismo tamaño que la Luna, el "Endurance".
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Planeta Azul - Crónicas Espaciales 1
Science FictionMarko es un ingeniero tripulante del crucero espacial Láncet, una nave construida hace decenas de años para salvar a la humanidad de una misteriosa falla geológica ocurrida en la Tierra que hizo que la vida en ella fuera imposible. Un día, Marko da...