11- Mucho amor.

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April

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April

Avril estaba cumpliendo dos años, pero no era un buen día, mi pequeña niña estaba enferma, hacía dos días atrás Bastián había estado jugando con los niños en la piscina y al parecer eso afectó a Avril y se enfermó. Había tenido fiebre, tos y escurrimiento nasal, ella no se sentía bien y nosotros al verla así tampoco. Yo la tenía en mis brazos, después de quejarse varios minutos por la fiebre que tenía, logró quedarse dormida. Mientras yo la cuidaba a ella, Bastián cuidaba a los niños.

-¿Se durmió? -Bastián entró a la habitación. Yo asentí y él se acercó a nosotros, besó la frente de nuestra niña y pude notar que estaba triste-. No debí dejar que se quedara más tiempo en el agua.

El se sentía culpable porque él había sido el de la idea y había permitido que Avril se quedara más tiempo que sus hermanos porque no quería salirse.

-Amor, tranquilo, es un resfriado, va a estar bien, la estamos cuidando bien, no es tu culpa -se arrodilló para quedar a nuestra altura y recostó su cabeza en mis piernas. Yo pasé mi mano por su cabello.

-No me gusta ver a mis niños enfermos -tomó la manito de Avril y la acarició-. Ni siquiera puede disfrutar de su cumpleaños.

-Eso es lo de menos, en lo único que debemos pensar es en que esté bien.

-Tienes razón, ella va estar bien -asintió-. Voy a preparar la cena para que podamos comer -besó la frente de Avril.

Salió de la habitación de Avril y nosotras nos volvimos a quedar solas, al menos hasta que Bradley llegó, quien al ver a su hermanita dormida hizo un puchero. Él y Bastián eran idénticos, ambos eran muy exagerados con todo y él al igual que su papá estaba muy preocupado por su hermanita.

-Mami, ¿cómo está mi plincesa? -no había entrado se había quedado bajo el umbral de la puerta.

-Está bien. Ven, acércate -llevaba las manos detrás de su espalda-. ¿Qué traes ahí, eh? -bajó la mirada.

-Un legalo -sacó lo que llevaba detrás, estaba envuelto en un papel rosa de regalo, lo había empacado él mismo, con sólo verlo se podía saber eso.

-¿Para tu princesa, mi amor? -asintió.

-Quielo que esté bien -agarró la manito de su hermana-. No me gusta que esté así. La extlaño, mami, polque ya no juega.

-Ya pronto se va a poner bien y van a volver a jugar -suspiró.

-Eso espelo, no me gusta que esté tliste y llole.

-A mí tampoco -ambos acariciarmos su cabello castaño-. ¿Qué le trajiste de regalo? -me dio el paquete rosa y con sólo tocarlo supe que era-. Estoy segura que le va a gustar. Pero, ¿tú de dónde lo sacaste?

-Yo lo complé -se encogió de hombros.

-Quiero que me cuentes esa historia -suspiró y se sentó en la alfombra.

Pequeños West II [West#2.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora