Capítulo 17

80 9 2
                                    

Por un momento, Ignazio soltó los remos y solo observaron el lugar... Era tan hermoso que trajo paz. Él comenzó a mirar a Valentina. Había pensado mucho en ella últimamente. Temía que no considerara su invitación y que él estuviera allí solo. Se alegraba de que no fuera así.

-Todavía debes preguntarte por qué aparecí. – Comentó casualmente, llamando su atención.
- Sí... No pensé verte después de todo. – Él asintió con la cabeza.
- Creo que debería contarte todo lo que he estado haciendo.
- Si quieres. – Ella hizo una pausa. – No tienes que darme satisfacción por nada. – Él negó con la cabeza.
- Creo que merecías saber después de toda la ayuda que me diste. – Ella miró a su alrededor nuevamente y después de unos momentos asintió y lo miró seriamente. – Después de que me fui de tu casa, terminé en un pequeño pueblo. Conocí a un sacerdote, anciano, no muy agradable la mayor parte del tiempo... – Ella sonrió sin mostrar los dientes. – Pero una buena persona, sin duda. Me ayudó tanto como tú. Me dejó trabajar un poco para la iglesia y algunos de sus amigos, así que conseguí algo de dinero y un lugar sencillo para vivir. Hablabamos mucho y él me dio buenos consejos... Conocí a personas que pasaron por el problema del alcohol como yo y algunos que aún luchan contra él... Fui a terapia. – Ella lo miró sorprendida y él se echó a reír. – Así es. Me traté... Bueno, estoy en tratamiento y he mejorado mucho.
- Me siento feliz por eso. – Él asintió con la cabeza.
- Sé que todo lo que hice fue lo mínimo estúpido, y aunque cuando me echaste me dolió mucho, incluso eso me ayudó a buscar algo que me hiciera mejorar. – Estuvieron en silencio unos segundos – Tenías razón, yo era débil... Pero ya no creo que las bebidas me ayuden.
- Realmente espero que te mantengas así.
- Lo haré. – Dijo con convicción y ella pareció un poco impresionada. – Además de disculparme, creo que debería explicar mi actitud. Al principio te culpé, pero no más... – Ella entrecerró los ojos. Estaba empezando a pensar que sabía a qué se refería. – Cuando casi nos besamos y huiste de mí, me sentí mal... Rechazado. – Ella apretó la boca y bajó la cabeza. – No fui capaz manejar de la manera correcta. – Dijo pesadamente. – No pensé que tu reacción pudiera tener otra razón además de que me estabas despreciando.
- Creo que también debería disculparme por eso.
- No, no...
- Sí. – Ella lo miró. – No era mi intención, me sentí vulnerable y tampoco supe cómo reaccionar. – Ella suspiró – No merecías esa reacción, especialmente después de apoyarme porque estaba sufriendo... Lo siento, Ignazio.
- Gracias. – Aceptó con alivio. Entonces, si entendía correctamente, ¿el problema fue la ocasión y no la acción? Tal vez eso significaba que ella no lo rechazaba como había pensado todo este tiempo. Tal vez todo fue un gran malentendido, lugar y momento equivocados, nada más.

Ignazio tomó la mano de Valentina y la apretó, no dijo una palabra más, pero su mirada decía mucho en ese momento. Y ella sonrió levemente. Luego él volvió a tomar los remos para volver a la orilla.

Se sentaron en la hierba mientras comían. Y luego Valentina sintió más curiosidad por conocer a este "nuevo" Ignazio que estaba con ella... Tal vez no era un hombre nuevo, solo mejor y ella se daba cuenta. Y mientras él contaba todas las historias divertidas que tenía con el sacerdote y su trabajo, ella comenzó a relajarse y disfrutar de la compañía. Debería haber sido así desde el principio... Sin todas esas peleas y diálogos difíciles, pero sabía que nada era por casualidad. Todo lo que estaba sucediendo ahora, todo lo que había estado pasando desde que salió de su casa, no sería así si hubiera tenido una actitud diferente. Se había sentido culpable por dejarlo solo, sabiendo que podría emborracharse o intentar suicidarse nuevamente, pero al verlo ahora, se dio cuenta de que de alguna manera había sido una actitud beneficiosa. Era todo lo que le hacía falta para tomar medidas y decidir cambiar... Por un momento se preguntó si él había cambiado por ella... Tal vez un poco, ciertamente.

Poco después Valentina estaba en la orilla del lago, mirando de nuevo el hermoso paisaje y se dio cuenta cuando Ignazio se acercó y se detuvo a su lado.

- Me costó mucho admitir que te extrañé. – Él dijo y se miraron. – No pensé que sucedería, pero pensé mucho en ti.

- ¿Sabes qué es difícil de admitir? Yo sentí lo mismo. – Ignazio volvió a mirar hacia adelante por un momento.

- ¿Crees que, si hubiéramos estado tan cerca como esta noche, en otro momento, habría sido diferente? – Ella pensó por un par de segundos mientras miraba las pequeñas piedras en el agua.

-No lo sé. – dijo suavemente, moviendo su hombro.

Ella volvió la mirada hacía Ignazio y él hizo lo mismo, entonces la atrajo rápidamente por la cintura, dejándola con su cuerpo pegado completamente al suyo y besándola con ganas.

Y a pesar de sostenerla con firmeza cerca de él, estaba lleno de miedo por dentro. Temor de que todo se repitiera... Pero no. Después de pasar la sorpresa de la actitud, Valentina simplemente se dejó llevar por el beso y disfrutó de lo que comenzó a sentir. Nadie la había acercado así nunca, ni la había abrazado así, y eso le produjo cierta emoción. Ignazio la besó con deseo, pero aún así, fue lento y con ritmo. Ella sintió sus dedos en su cabello, y su otra mano deslizándose por su cintura y espalda. Había estado enamorada de Alessandro, pero el beso de Ignazio tenía algo diferente... Algo que no sabía de qué se trataba...

Sus bocas se separaron, pero sus cuerpos aún estaban colados el uno al otro, ambos todavía se miraban fijamente... Pero se controlaron. Entonces él la soltó y se alejó.

Labios Compartidos | Ignazio BoschettoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora