Snufkin guardaba silencio mientras sentía el viento frío acariciar su rostro.
—Tu rostro cambio de repente, Snufkin. ¿Te sientes bien?—preguntó Moominpappa.
—Si... es solo que...
—Puedes decirme. Estamos en confianza.—dijo Moominpappa para después volver a encender el tabaco.
—Lo que ocurre es que he sentido el olor del amor, Moominpappa.
Moominpappa casi se ahoga con el humo de su pipa el escuchar las palabras de Snufkin.
—¿Lo has sentido? Digo... ¿Que?
—Un aroma suave y extrañamente agradable llegó a mi nariz esta tarde. Nunca había olido algo tan delicioso. Era... no lo sé. Me alteraba un poco, pero era maravilloso.
—Oh Snufkin. Quizá te estas confundiendo. Lo dije como algo metafórico ¿sabes? Tú no puedes oler el amor. Es imposible olerlo.—respondió Moominpappa algo nervioso.
—¿Entonces como sabía usted eso, Moominpappa? ¿Por qué se preocupó cuando se lo dije?–Snufkin quería más información. Si enamorarse era parte de el proceso de madurar, requería saber absolutamente todos los detalles.
El rostro de Moominpappa enrojeció.
—Ahhh, hay algo que debería decirte. Paro siento que aún es muy pronto. Tiene que ver con "el amor". Oh si, y tu padre.
—¿El Joxter? ¿Qué tiene que ver?
—Lo sabrás cuando pueda ordenar las ideas en mi cabeza, Snufkin.–Moominpappa se levantó con tanta prisa que se le bajó la presión y pareció marearse. Pero como pudo, mantuvo el equilibrio y se dirigió con prisa hacia la Moomin House, dejando a Snufkin de nuevo en soledad.
—Mi padre... amor... olores angelicales... madurez. ¿Qué es todo esto? ¿Por qué me siento tan jodidamente confundido?
Su mente estaba muy revuelta, creyó que el mejor modo de desenredarse un poco era ir a la casa Moomin a tomar una taza de té y después una pequeña siesta. El dormir siempre le develaba respuestas encantadoras.
Así que tomó su sombrero y se lo puso de nuevo, se levantó y se sacudió el polvo. Y caminó rumbo a la Moomin House. Se dirigió a la cocina, tomó una taza y se sirvió té. Moominmamma ya había preparado el té, así que no tuvo ni siquiera que poner a hervir agua.
Se sentó entonces a pensar y a beber aquella caliente infusión de hierbas.
—¿Por qué me pasa esto ahora? No puedo...
De repente la puerta se abrió dando paso a una blanca bola peluda.
—Moomin.
—Snufkin.—los ojos de Moomin brillaron al ver a su amigo de nuevo.
—¿Cómo te ha ido?
—Ahhh, es terrible.–confesó el troll albino tomando asiento al lado de Snufkin.—Snorkmaiden me hablo de matrimonio, me hablo de hijos, de vivir en una casa con ella. Yo no quiero eso. No estoy seguro de querer pasar una vida entera con ella. Es linda, me agrada... pero no me siento listo para estar con ella, ahora ni nunca.
—No estás obligado a casarte con Snorkmaiden.
—Intenta convencerla de eso.—dijo Moomin dejándose caer en la mesa.
—Para empezar, ¿te gustaría unir tu vida con alguien? ¿Estar con alguien que ames durante el resto de tus días?
—La verdad es que si hay alguien.—respondió Moomin algo dudoso.—Existe una persona, con quien realmente me gusta estar. Con quien quiero estar toda mi vida. Pero no es correcto.
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La madurez de un Mumrik
ФанфикSnufkin llegaba nuevamente al Valle Moomin después de un largo viaje por el sur durante el invierno. Lo que él no tenía en cuenta era que pronto cumpliría los 18 años y eso sería un gran y peludo problema.