El secreto del tritón (Gumball & Darwin) [Yaoi]

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Narra Darwin

Al ver que el azabache caía sobre la cama debido al desmayo me lancé a reír un momento, decidí levantarme de la cosa cálida para poder asearme en la cosa con agua y de paso poder hablar un momento con mi hermano. Abrí la llave de la bañera, tomé la concha con la que me comunicaba con mi hermano y la abrí revolviendo las aguas que estaban dentro de ella. 

— Good nigth my litlle brother — saludó mi hermano tan alegre como siempre. 

— Hola Luu — sonreí al escucharle. 

— Vaya, suenas muy contento ¿Puedo saber, a qué se debe? — dijo animado. 

— Yo... realicé el coito con un terrestre — cubrí mi rostro de sólo recordarlo, la vergüenza y una ligera conmoción me invadían.

— Yay, Darwin éso me hace sumamente feliz, espero que sean capaces de tener crías — sinceró mi hermano y al recordar cómo se había puesto con la confesión me sentí algo decaído — ¿Qué pasa? ¿No quieres bebés? — cuestionó. 

— No, me refiero... sabes que ha sido mi sueño formar una gran familia como la nuestra... pero él... se sorprendió mucho al saber que nuestra especie se podía reproducir entre los mismos géneros, ya sabes, que somos tanto machos como hembras — dije con desgano. 

— Bueno, quizás es porque allá no están acostumbrados a éso... pero no te preocupes, seguro cuando sepan qué es lo que quieren los dos estarán súmamente felices — trató de animarme mi hermano. 

— Sí, gracias Luu — sonreí aún mi hermano no podría verme. 

— ¿Luu? — escuché otra voz a través de la concha. 

—... Papá... — tomé una gran bocanada de aire por la impresión, me cubrí la boca con una de mis manos mientras abría mis ojos de la sorpresa. No tenía que hacer ningún ruido. 

— Tú no eres Darwin ¿Dónde está tu hermano? — exigió saber. 

— Yo... No lo sé — se excusó. 

— Mientes, siempre han hecho lo mismo tú y él, poniéndose en contra de mi voluntad... — un breve silencio se instauró en el ambiente — Estás hablando con él ¿cierto? — Luu no dijo nada — Dime dónde está tu hermano sino te encerraré en el calabozo de tiburones y no responderé por ti, sabes que ésto es un acto de alta traición y no lo puedo permitir — escuché un golpe sordo, quizás una bofetada. 

— No — grité para llamar su atención. 

— Con que ahí estabas — dijo molesto mi padre. 

— Deja en paz a Luu, me entregaré, lo juro — gotas saladas salían de mis ojos recordándome mi hogar. 

— Muy bien, ¿dónde te escondes? — quiso saber, pero no quería decirle — Dilo ahora que aún tengo paciencia — bramó molesto. 

— En la tierra, estoy en la superficie — confesé. 

— Imposible... — dijo iluso. 

— Yo... investigué las bayas de los antiguos, había una leyenda sobre nuestro pueblo y... — me cortó mi padre. 

— Conozco la historia Darwin... Sólo... Vuelve a casa, allá no es un lugar seguro — quiso reconfortarme pero no podía evitar no sentir rabia al solamente pensar que él planeaba lanzar a mi hermano un año más pequeño a los tiburones para que fuera su cena. 

— Lo sé... — dije en automático. 

— ¿Por qué no regresas? así podríamos solucionar ésto. Tú te casas con la princesa, quien aceptó perdonar a nuestro pueblo con la condición de que tú fueras su esposo — me recordó aquélla promesa que nos había hecho.