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— ¿No te gusta? — Me pregunta en voz suave sacándome de mis pensamientos. 

Lanzo una media sonrisa.

— Si me gusta, es solo que no me lo esperaba.

Acaricio su pecho, justo por donde pasa el tatuaje y él apoya sus manos sobre las mias.

— ¿Te dolió? — Pregunto.

Se ríe.

— ¿Es broma? 

Me contagia su risa.

— Lo siento, es que estoy nerviosa.

Se recuesta sobre mi y comienza a acariciarme la cara.

— Si me dolió.

Lo abrazo sintiendo su piel húmeda y caliente. Lo miro a los ojos y rozo mi nariz con la suya.

— Pero no puedo contestar preguntas ahora, cuando tengo una hermosa chica desnuda en frente de mi.

Me sonrojo mientras siento como empieza a besarme el cuello. Acaricio su espalda y siento que mis brazos no son lo suficiente largos para abrazarlo todo. Dios, no sé qué hacer y es imposible relajarme. Me tiemblan las piernas. Su boca viaja por mi cuello, baja hasta mis pechos y su lengua juguetea con ambos sintiendo como mi intimidad vuelve a estar alerta. 

Veo como se quita el bóxer negro que tapa su hombría. Mi corazón comienza a latir con fuerza y mi cuerpo comienza a moverse por voluntad propia cuando siento dos de sus dedos acariciando mi intimidad.

— Muéstrame que tan lista estás para mí... — Me susurra con voz grave.

Apoyo mis manos en su espalda. Estamos desnudos en mi cama, no lo puedo creer. Siento como sorbe con su boca el resto del agua que quedó en mi húmeda piel. Se incorpora sobre sos rodillas y veo como rasga con sus dedos el paquete que contiene el preservativo.

Me permito mirar su hombría y mis mejillas se tiñen de rojo y abro los ojos como platos al ver que está duro y es grande ¿Pero cómo va a entrarme eso? Cierro los ojos avergonzada y siento la risa de Benjamín. Abre mis rodillas despacio y se acomoda sobre mi.

Me besa la comisura de la boca y yo elevo la pelvis hacia su bulto sin darme cuenta. Mierda.

— ¿Estás lista? — Susurra.

Muerdo sus labios y comienzo a jadear mientras lo beso, buscando valentía para poder aguantar mi primera vez. Creo que eso es suficiente respuesta ya que puedo sentir como una de sus manos coloca su punta en mi entrada.

Se separa de mi y me mira fijo a los ojos. Levanto una de mis manos y le acaricio la nuca mientras él me desarma con su mirada de ojos verdes. Quiero que me quite virginidad ahora.

Y como si estuviera leyendo mi mente, me penetra con fuerza.

— ¡Aaah!

Grito de dolor y lo abrazo con fuerza al sentir un dolor punzante y agudo. Apoyo mi boca en su hombro y lo siento jadear cerca de mi oído. Me besa en el cuello mientras sale de mi y vuelve a embestirme por segunda vez. Me quejo, apretando los dientes, pero no grito de nuevo. Duele, mierda, duele.

Araño sus brazos al sentir como vuelve a penetrarme y el dolor de ser dilatada no me deja en paz. Se incorpora para mirarme y veo deseo en su mirada. Puedo notar lo que le gusta.

— Tranquila Male... tranquila. Pasará pronto. —  Me susurra con voz suave, grave y casi arrastrando las palabras.

Me besa en la boca y comienza a torturarme con embestidas que no se detienen. Intento controlar mi respiración. Lo abrazo más fuerte pero él se aparta de mi y me toma en brazos. Me quejo de dolor cuando me levanta aún estando dentro de mi. Le lanzo ambos brazos al cuello y me sienta sobre él con cuidado.

Se erección entra por completo en mi interior y yo me quejo de dolor. Coloca sus manos en mis caderas y comienza a levantarme y dejarme caer sobre su miembro repetidas veces. Me arde y hago todo lo posible para aguantarme el dolor.

Pongo mis manos en sus hombros e intento cabalgarle mientras él me ayuda con sus manos. Me toma desprevenida al ver que libera una de sus manos y comienza a manosearme un pecho. Su respiración comienza a crecer y lanza gemidos que me hacen ruborizar. No puedo creer que soy la causante de su placer. Jamás me lo habría imaginado.

Siento como me toma con fuerza por la cintura y ya no se contiene al penetrarme. Lanzo un grito por cada embestida fuerte que me da. Se nota que está cerca de venirse. Sus mejillas se tiñen de una rojo claro y no puedo aguantarme las ganas de besarlo. Respira con agitación contra mi boca y me toma del culo con ambas manos. Esta cerca, puedo verlo en sus ojos. Me hace caer sobre él en un grito ahogado, avisándome que llegó al clímax. Caigo con mi cabeza apoyada en su pecho. Me abraza fuerte por la espalda mientras su respiración se calma poco a poco. 

— Eso fue increíble... — Las palabras salen de mi antes de que pueda detenerlas.

Ríe.

— Si, lo fue. —  Me contesta con voz suave.

Me muevo despacio, me bajo de encima de él y me acuesto a su lado. Se sienta en la cama dándome la espalda.

— Hay un poco de sangre...

Me ruborizo mientras me tapo mi pecho desnudo con la sabana. Decido no contestar nada. Veo que saca servilletas de papel de su mochila y se limpia. Luego se voltea hacia mi y se acuesta a mi lado mientras rodea mi cintura con uno de sus brazos.

— ¿Dolió mucho? — Me pregunto con una pizca de diversión en su voz.

Me río.

— Si dolió... pero nada que no pueda soportar. 

Me besa fugazmente en la boca.

— Lamento que todo tenga que ser tan duro para ti... — Me suelta de golpe.

Me quedo en silencio un momento. Parece que se lo estuvo guardando todo el rato.

— No es culpa de nadie. O tal vez es culpa de mi cerebro... Nunca me puse a buscar un culpable. 

— Tienes que confiar en que todo va a salir bien.— Me dice mientras me acaricia el rostro.

Su mano se siente caliente sobre mi rostro.

— El riesgo vale la pena...

— Por supuesto que lo vale...

Me planta un beso en la frente, me abraza y comienza acariciarme el cabello hasta que para mí mala suerte, me quedo dormida.

Mi maravillosa creaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora