Capítulo 24 "La cita"

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Gracias a Nathaniel ya tenía la excusa perfecta. Ya era un poco tarde. Él se marchó y yo baje las escaleras en busca de Jacob. Ya era un poco tarde.
-Que Bella de ves-dijo poniéndose de pie admirando el vestido negro que entallaba mi cintura, ahora estaba a su estatura con las zapatillas plateadas que opté por usar.
-Gracias. ¿A donde iremos?-pregunte para saber si estaba vestida adecuadamente para la ocasión. Aun que creo que a comparación de él yo vestía un poco formal. Él llevaba un pantalón azul de chándal, unos tenis blancos y una camisa blanca con puntitos azules.
-Donde quieras, princesa-dijo y me sentí muy elogiada. Opte por cambiarme las zapatillas por tenis. Unos tenis blancos. Después de unos minutos ya estaba de regreso con él en la puerta principal. Decidimos ir a un lugar donde vendían hamburguesas y malteadas y de ahí quizá podríamos ir a un club nocturno. Lo primero que pensé al escuchar la propuesta fue que no nos dejarían pasar aun tenemos 17 años, pero minutos después recordé que en mi país aplica el dicho "con dinero baila el perro" y yo andaba paseando con un chico al cual el dinero le sobraba. Pero aun que esto último fuera cierto no le deje pagar toda la cuenta, la dividimos a la mitad, discutimos unos cuantos minutos por eso ya que él quería ser un caballero y pagar todo, pero no me pareció prudente, después de todo accedió. El truco fue que pago con tarjeta y yo pagaría con efectivo. Fue su plan con mañana, le intente entregar en dinero a él pero no acepto. Dijo que mejor podría invitarle una copa en el club. Después de unos minutos en su lujoso deportivo rojo bajamos frente al club donde yacía una fila espantosa, que comenzaba desde el listón frente al guardia, seguido por la alfombra roja y hasta la esquina de la calle. Jacob le entregó las llaves del auto al valet parking, tomó mi mano y simplemente le dijo al de seguridad su nombre y nos dejó acceder, sin identificación, sin necesidad de hacer fila.
-Mi padre es amigo del dueño.-dijo alto para que no se perdiera su voz con la música que sonaba a todo volumen. Comprendí porque su nombre era importante. La mesera que nos recibió nos ofreció la mejor mesa que tenia, pero Jacob lo rechazó.
-Nos esperan en la zona VIP-dijo dirigiéndonos hacia allí. Aun me tomaba de la mano. La señorita solo asintió.
-En un momento mando a su mesero correspondiente para atenderlos.-asentí y le agradecí. En ese lugar todo era oscuro, por lo único que podrías ver eran las Luces de colores que jugueteaban al ritmo de la música. En la pista había demasiada gente brincando y bailando, a los alrededores de esta se encontraban mesas circulares pequeñas con sillas altas. Nosotros nos dirigimos a unas escaleras que al término de cada una tenía luz blanca. Subimos y se encontraba otro guardia resguardando la cinta negra de acceso. Nuevamente Jacob dio su nombre y accedimos sin ningún problema. Ese lugar tenía el balcón hacia la pista y tenía su propia pista de cristal con Luces de colores pequeña. Las mesas eran aún más grandes y redondas que la de abajo y las sillas ya eran sillones al rededor de dicha mesa. Nos dirigimos a una mesa que se encontraba pegada al balcón. Cuando llegamos allí me percaté de quienes nos esperaban. Estaba Erick con su querida Georgina sentados en el enorme sillón. Otros chicos del fútbol bailando y ligando con las chicas de la mesa de alado y Melisa sentada en una orilla del sillón.
-Me pareció bueno que tu amiga viniera-dijo dándome un beso en la mejilla y soltándome la mano. Me acerqué a saludar a Melisa mientras él saludaba al resto. Solo mire a Erik y lo salude de lejos. Salude a los chicos de fútbol de beso en la mejilla. Me percaté de la mirada tan pesada de Georgina. El odio era mutuo. Tome asiento a un lado de Melisa y enseguida Jacob me hizo señas para hacerle un espacio alado de mi. Después de unos minutos el mesero llego yo ordene una margarita, Jacob un whiskey y Melisa solo una limonada.
-¿No piensas beber?-dije desconcertada.
-No, ellos no me inspiran confianza.-dijo mirando a quienes se encontraban con nosotros.
-Y ¿yo tampoco?-dije observando cómo ponía los ojos en blanco y sonreía. Era obvio que en mi confiaba por mí estaba allí. Sonreí con ella.
-Te conseguiré alguien para esta noche-dije con una sonrisa pícara e imaginándola enrollada con algún chico de fútbol que estaba allí.
-¿Que hay de ti y Jacob?-dijo observándolo mientras platicaba con los otros chicos.
-No lo se...-dije bajando la mirada por la vergüenza que sentía. No sabía que éramos o que estaba pasando.
-Johan me ha dicho que se la ha pasado diciendo a los chicos de fútbol que eres su chica.-dijo Melisa mirándome.
-¿Qué? Pero ni siquiera me lo ha pedido-dije muy impresionada.
Necesito hablar contigo.  De pronto vino el mensaje a mi mente y dejé de prestarle atención a Melisa. Intuí que era Nathaniel. ¿Qué ocurre? Pensé notando lo raro que era. Te veo en la parte trasera del club. Era bastante raro y decidí asegurarme que fuera Nathaniel. ¿Quién eres? Solo para corroborar. Sal y sabrás. No era él. No iba a salir con un desconocido, tenía curiosidad pero también miedo. Intente conectarme con Nathaniel para comunicarle lo que acabas de ocurrir. Cerré los ojos y me concentré pero no logré nada. Enseguida Melisa interrumpió mi concentración.
-¿estás bien?-dijo algo preocupada e inspeccionado mi rostro.
-Sí lo estoy, gracias.-dije desconcertada.
-la mesera ha traído los tragos y ha preguntado si se ofrece algo más pero dije que más al rato ¿está bien?-pregunto Melisa aún desconcertada ante mi pérdida de concentración en el presente.
-Sí, esta bien- dije dándole un largo trago a mi margarita. En seguida Jacob se acercó a mi dándome un beso en la mejilla e invitándome a bailar. Estaba puesta una cumbia y no creí que los niños ricos supieran bailar ese tipo de música. Pero valla que bailaba muy bien.
-Tengo algo que decirte-me dijo al odio mientras bailábamos.
-¿Qué es?-pregunté cómo una sonrisa imaginando que era. De pronto comenzó la cuenta regresiva para la media noche. Paramos de bailar, me abrazo por atrás se acercó a mi oído y dijo
-Mira la pantalla frente a ti-y me dio un beso en la mejilla. Al terminar la cuenta regresiva salieron globos y confeti del techo y en la pantalla aprecio. "¿Quieres ser mi novia, Olivia?" Con unos emojis de corazón. Me giré hacia él y lo vi arrodillado ante mí con un anillo de oro y con el diamante en forma de corazón. Esto parecía más que me estuviera proponiendo matrimonio a que fuera su novia. Me sentí muy conmovida ante el detalle y desde abajo podía escuchar los gritos. "Dile que sí. Dile que sí" y eso fue lo que hice. Se levantó y me dio un beso muy intenso. Sonrió de felicidad al igual que yo. Era un buen chico y me parecía perfecto darle una oportunidad.
En el resto de la noche nos la pasamos bailando y bebiendo, también había una que otra muestra afectiva. Llego una mesera con una ronda de shots para celebrar. Lo que fue lo que me tumbo, solo recuerdo fragmentos después de los shots. Lo bueno es que Jacob era un caballero y me había traído a casa. 

El secreto de Olivia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora