Thirty Seven.

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Luego de casi cinco horas entre preparaciones para subir al avión, la duración del viaje y luego todo lo demorado para que cada uno llegara a su respectiva casa finalmente había llegado a la mía.

-Fue un viaje agotador-Daniel dejó caer las maletas al suelo en cuanto pasamos la puerta.

Me giré y lo miré con las manos en la cintura.

-Sabes porque estás aquí, asi que no te ilusiones-me agaché frente a él para levantar mi maleta y al enderezarme Daniel estaba a centímetros de mi-¿qué haces?

-¿Piensas de lo que hablamos en Canadá?

-¿Cuál de todas las cosas?

-Sobre nosotros-rodé los ojos.

-No seas insistente-rogué.

-Mami-la voz de Mía nos distrajo y ambos nos giramos a mirarla-quiero dormir-habló adormilada mientras se fregaba un ojo.

-¿Subes, linda?-habló Daniel-con mami iremos en un segundo-la pequeña asintió y medio a los tropezones comenzó a subir la escalera.

Me volví a girar a Daniel y lo miré con el ceño fruncido.

-No vuelvas a tocar el tema ¿quieres?

Me giré para encaminarme hacia la escalera pero Daniel no perdió ni un segundo, tomó mi brazo y jaló de mi, sujetó mi cintura para no golpearme con su cuerpo y luego me besó con suavidad tomándome por sorpresa, pero no tardó mucho en separarse nuevamente.

-Si en verdad no quisieras nada conmigo no continuarías con estas cosas, ni tampoco te hubieras acostado conmigo hace unos días-lo empujé y me alejé.

-Eres un idiota-me alejé hacia la escalera.

-Ya ya ya, Zoe lo siento-sujetó mi mano con suavidad.

Mi altura había aumentado gracias a que estaba parada en el primer escalón por lo que mi mirada estaba levemente hacia abajo.

-Disculpa mi brutalidad-me encogí de hombros restandole importancia-se que suelo ser medio idiota a veces.

-¿Medio?-me miró serio-bien, disculpa-carraspeó la garganta y luego siguió hablando.

-Bueno, se que suelo ser...idiota a veces, algo maleducado e incluso desubicado-asentí-pero te amo Zoe y no se como más expresartelo y hacértelo saber, también se que me mandé una muy fea contigo y que es muy probable que no me perdones, tal vez ya te gusta otro chico o incluso ya sales con otro, pero quiero que siempre recuerdes que te amo mucho Zoe, aunque...aún así, quiero que sepas que si decides irte, te entenderé.

-No necesito que me entiendas-acaricié su mejilla-necesito que no me dejes ir.

[...]

La mañana siguiente estaba horrenda. El cielo estaba totalmente gris, la lluvia cubría el panorama y de a ratos los truenos resonaban en mis oídos.

-¡Mami!-la puerta de abrió y Mía entró corriendo mientras jalaba a un Daniel con el cabello despeinado y cara de dormido.

-¿Qué pasa cariño?-la pequeña saltó a la cama y se aferró a mi cuerpo con fuerza.

-Tengo miedo, mami-sollozó.

Daniel se sentó en el borde de la cama y apenas podía reaccionar de todo lo que ocurría. Otro trueno sonó y Mía soltó un chillido.

-Papi ven-se estiró a él y jaló de su brazo acercándolo.

Daniel quedó junto a mi y la pequeña esta vez se aferró a su pecho. Le hice una seña a Daniel de que podía volver a dormir y lentamente se recostó en la cama con la niña aún aferrada a él. Lo ayudé a cubrirse con las cobijas y en pocos segundos la niña se durmió y el chico no tardó mucho en imitarla.
Los miré unos minutos con ternura pero luego reaccioné y me incorporé, entré en el armario y cambié mi pijama por algo más cómodo, les di una última mirada a Daniel y Mía y luego salí de la habitación evitando hacer ruido.

•Don't stop loving me•  3°《Daniel Seavey & Jonah Marais》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora