¹⁷

1K 113 10
                                    

Las cosas realmente nunca salen como planeas.

Hubiera preferido que ese domingo fuera igual de monótonos que los otros dias, desde la ida de mi mocoso.

Y lo estaba siendo, mucho más ahora.

Debo ser masoquista, porque me encontraba en el sofá, mirando atentamente un álbum de fotos que me hacían recordar todos los momentos pasados con él. Como cuando lo conocí en esa guerra, hasta el último día que lo ví, tan hermoso e hiperactivo a su vez. ¿Y como no estarlo? Antes de irme a esa misión de semanas, habíamos decidido en ir al acuario, ya que siempre me repetía lo maravilloso que sería ver a esos animales acuáticos.

Pero más maravilloso era verlo feliz.

-¿Porque te fuiste si siempre me decías lo feliz que eras conmigo?- preguntó para sí, rozando sus dedos por el plástico que cubría cada foto de esa página. -Pero, ¿Acaso lo eras?- una risa tosca salió de su garganta cuando se dió cuenta de sus palabras.

Me recosté en el sofá, cerrando el libro y abrazándolo contra mi pecho, dejando que mi traicionera mente haga de las suyas y proyecte cada recuerdo, tanto bueno, como malo.

El más doloroso fue cuando nos conocíamos, nos llevábamos como perros y gatos. De seguro si a mi yo del pasado le dijeran que estaría de pareja con ese mocoso veloz, les clavaría una flecha en donde el Sol no alumbra.

Simplemente, eso rompió más mi corazón.

SESENTA DÍAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora