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Cuando nosotros comenzamos con la relación, nadie creía lo que sus ojos veían, y claro, Pietro y yo entrabamos en ese grupo. Aún no habíamos dicho nada sobre que éramos pareja pero, como era de esperarse, los rumores comenzaron. Con el pasar de dos meses, todo el chismerio terminó por el hecho que decidimos formalizarlo públicamente.

Cada vez que recuerdo cómo comenzó todo, acabo riéndome puesto que no podía creerlo. Jodanse Romeo y Julieta, lo mío fue mejor.

Primero, empezamos siendo amigos, esto reforzándose porque Pietro continuaba en revisión por esas graves heridas. Sentía que debía cuidarlo y por supuesto que eso hice. Después de ello, nuestro vínculo fue cada vez más fuerte, aceptando luego de muchas peleas, que lo que sentimos por el otro es amor.

Para algunos, y con algunos me refiero a los vengadores, lo que más les sorprendía eran las muestras de afecto uno con el otro. Créanme, yo podría haber estado igual si comparaba los tratos que tenía él conmigo antes de estar comprometidos.

Pasaron años de ese día, y yo puedo afirmar que seguía recordandolo como si nada. Ese, sin duda, es el recuerdo más preciado que tengo de ambos, y mis mariposas en el estómago cuando lo recuerdo, no pueden negarlo.

-¿Será que a ti no te causa lo mismo y por eso te alejaste, Pietro?- negó con la cabeza como una respuesta para auto-convencerse que no era así, y con intención de despejar su mente una vez más, fue hacia la cocina, planeando preparar algún platillo sencillo, pero rico.

SESENTA DÍAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora