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Las dos pequeñas salieron de clases, tal como le había dicho su madre a HyeWon se fue con Sakura.
– ¡Hasta mañana JungWoo! – Dijeron las dos niñas despidiéndose de su amiguito con las manos entrelazadas.
Así se fueron las dos niñas de la escuela a la casa de Sakura, parecía no importarles irse de las manos tomadas ellas estaban felices una por la otra.
– ¡Cántala de nuevo, me gusta tu voz Kkura! – Dijo HyeWon con brinquitos a Sakura.
– Está bien. – Dijo riéndose Sakura.
Sakura empezó a tararear una canción que tenía en su mente.
– ¿Y esa canción, es nueva? – Pregunto HyeWon curiosa.
– Si, no se me la canción pero recuerdo muy bien la melodía, es muy bonita. – Dijo la niña de cabello corto sonriendo. – Ven ya llegamos. – Dijo Sakura jaloneando a HyeWon corriendo para su casa.
Sakura y HyeWon entraron al pequeño local de florería de los padres de la japonesa, subieron apresuradas a las escaleras, iban riendo. Entraron al cuarto de Sakura aventando sus mochilas por el cuarto.
– ¿Y qué quieres jugar? – Pregunto Sakura brincando sobre su cama tomando a hii-chan.
HyeWon se puso a pensar por unos momentos.
– ¡Juguemos a la familia! – Dijo HyeWon brincando.
Sakura asintió, fue a buscar los accesorios para improvisar que eran una familia, Sakura trajo cosas del cuarto de sus padres, como los tacones rojos de su madre, una corbata negra de su padre, joyas y relojes, y una cobija de corazones para su hija quien sería hii-chan.
– Espera, nos hace falta algo. – Dijo HyeWon parando el juego.
– ¿Qué es? – Pregunto Sakura confundida.
– Un hombre. – Dijo HyeWon exaltada. – Así no será algo normal.
– Kwangbae, así podemos jugar, podemos ser dos mamás, no hace falta un hombre. – Dijo Sakura acercándose a ella tomándola de las manos.
HyeWon se alejó un poco de Sakura, la hacía sentirse extraña.
– No Kkura, eso no es normal, a nosotras nos tiene que gustar los hombres. – Dijo HyeWon tartamudeando.
– ¿Quién te dijo eso Kwangbae? – Pregunto Sakura enojada.
– M-mi abuelita. – HyeWon mordió sus labios apenada.
– Tu abuelita está muy mal HyeWon, ¿te hago sentir rara? – Sakura tomo a la pequeña HyeWon de su cintura acercándola a ella pegándola a su cuerpo. – Entonces, puedo ser hombre para ti.
