Capítulo 1

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Había muchos mundos dentro de cada galaxia, tantos mundos y tanto lugar infinito que te hace preguntar ¿cómo era posible que algo así pudiera ser real? No era de las únicas cosas que los humanos en el planeta Tierra trataban de descifrar a diario esas cosas que eran indescifrables, porque para eso estaban hechas, para que ninguna persona o ser vivo pudiera entender a la perfección como ocurrieron o se sentían ciertas cosas. Podías verlo diariamente, como los científicos con el mundo más allá sobre los cielos, como los biólogos en busca de ponerle el nombre a cada animal sobre la Tierra o bajo las profundidades del profundo e inmenso océano, y muchas otras cosas que la lista podría ser inmensa e infinita porque al final algo nuevo aparece. Pero había algo, había algo que muchas personas desde que se creo el humano trataban de descifrar. Creaban inmensas páginas proclamando aquello, eran tantos libros, poemas, escrituras, pergaminos y tantas palabras que hacían pensar ¿por qué algo invisible creaba tanta fascinación? Pero es que a pesar de que no lo veías ahí estaba, Jack lo podía ver en Castiel y Dean, en como ambos parecieran orbitar juntos a cualquier parte y en como cuando uno se distraía el otro lo observaba con ojos brillantes para luego desviar su mirada cuando el otro sentía que lo miraban. También lo veía en Sam y su constante sentido de hacer el bien, siempre sonriendo con la esperanza de que eso iluminara a las personas para darles algo de esperanzas. Lo veía en los tres batallando por el bien, discutiendo con el otro sin sentido y a veces haciendo que Castiel se fuera, que Dean se alejara del bunker en su baby o que Sam se encerrara en su cuarto dejando detrás de él un fuerte ruido al cerrar su puerta de su habitación.

Jack comenzó a prestarle más atención a todo lo que veía, a observar las interacciones de los humanos y preguntar de inmediato cuando el sentía algo nuevo e incomprensible dentro de él. Mayormente Castiel o Sam era quien les respondía a sus preguntas, el primero tenía opiniones cortas pero precisas y el ultimo te podía dar una charla larga dándote todo con lujo de detalle, pero al final Jack siempre seguía preguntándose a sí mismo por que todos ellos tenían sentimientos. Él había creído que tenerlos era innecesario y que eran demasiados confusos como para que los humanos tuvieran que tener cada día la necesidad de enredarse en esas sensaciones que a pesar de que traen felicidad también podía hacer que una parte de ti fuera arrancada, era invisible a simple vista pero lo sentías en carne viva como si una daga te arrancará a sangre fría una pieza de tu alma, no las había sentido todas y les confunden pero lo había visto en persona y tal vez sin percatarse a sentido todo aquello.

Y ahora se encontraba junto a Sam, ambos utilizando a baby para ir a llenar el tanque de baby y llenar la alacena del bunker. Dean había discutido un poco y Castiel sólo había rodado los ojos con una suave sonrisa cuando luego menciona "no se les olvide el pie", luego el cazador mayor lo había besado de forma fugaz haciendo que el ángel se sonrojara y que luego vieras cómo nacía una sonrisa en su rostro cuando el cazador le dijo que "por razones como esas lo quería y era el mejor". Jack había querido preguntar de nuevo sus dudas pero Sam ya lo había arrastrado por las escaleras para alejarlo de "la desbordante miel" que dejaban Dean y Castiel a sus espaldas. Pero él quería saber, quería que cuando un sentimiento apareciera él supiera que hacer o decir sin temor de fallar, pero fallando se aprende ¿no?
Un rato después llegaron a la tienda habitual de siempre bajo la voz de Sam mencionado la lista de lo que necesitaban en el búnker. Entraron y saludaron a Jeffrey, que se encontraba en su habitual puesto en la caja registradora número uno con su cabello pálido en su habitual peinado lleno de elegancia, a Jack le recordaba a esos famosos de alfombra roja que veía a veces por internet. Jack tomó una canasta y Sam un carrito de compras, ambos se dividieron para así poder acelerar el proceso de compra, ya ambos sabían que les tocaba conseguir a cada uno. Jack le sonrió a una señora de brillante tez blanca y cabello rojo cediendo el paso a la mujer recibiendo un amable agradecimiento. Llegó a tomar la leche, un poco de queso y de camino a conseguir el pie de siempre, pero tropezó con un chico con sus auriculares puestos en donde probablemente escuchaba alguna canción pegajosa por cómo había estado bailando.

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