- Buah, nunca pensé que la historia fuera a gustarme tanto. - Álex aún estaba emocionado por todo lo que había aprendido sobre poderes en una sola clase. - La semana que viene la profesora hablará sobre tu magia. - Comentó enérgico.
- Si. - Contestó seco Jale, el pelirrojo lo miró extrañado y no fue el único. Álex le indicó con la mirada a sus amigos que los dejaran solos, susurrando un "gracias" como despedida.
- ¿Qué te pasa? - Hizo un puchero. - Has estado toda la clase distraído. - Le sujetó las manos mientras esperaba una respuesta por parte de su hermano.
- Nada. - Jale desvió la mirada.
- Déjame adivinar. - El pelirrojo colocó su mano en la cara y fingió que pensaba. - Es por Kai ¿verdad? - El rubio miró los azules ojos de Álex y asintió con la cabeza. - Ven aquí anda. - Dijo envolviéndolo en sus brazos.
- Yo... - Comenzó a decir, pero su voz se quebró a causa de las lágrimas. Estrechó fuertemente a su hermano.
- Creo que deberíamos irnos, estamos en medio del pasillo. Me lo cuentas cuando lleguemos a la habitación ¿sí?. - Colocándole un brazo alrededor de los hombros ambos se dirigieron a las residencias, pero antes de llegar al final del pasillo un escalofrío recorrió el cuerpo de Jale.
- Espera un momento. - Con la mano izquierda intentó limpiarse las mejillas las cuales aún estaban enrojecidas. Y con la mirada buscó al causante de la sensación. - Ven, sígueme. - Sigilosos, ambos hermanos corrieron hacia su objetivo. Aquel delgado sujeto entró en una puerta lo suficiente escondida como para que no la viera nadie. Una vez estuvieron situados en frente, Jale pegó una oreja, intentando escuchar tras ella.
- Todo marcha según lo previsto... - Escuchó que empezó a decir Facilier, sólo podía distinguir su voz así que supuso que estaba hablando por teléfono. - Revolución... - El rubio frunció el ceño, mientras Álex lo miraba confuso. - Pronto...tomaremos... academia... - Los ojos del mayor se abrieron de par en par, y sintiendo que la llamada iba a terminar, tomó a su hermano del brazo y comenzaron a correr.
- Oye si íbamos a correr avisa, que casi me caigo. - Álex estaba apoyado sobre sus rodillas, mientras jadeaba intentando recuperar el aire.
- ¿Tú no estabas en buena forma? - Le preguntó Jale en el mismo estado. El pelirrojo suspiró molesto.
- Cuéntame eso que has oído, y por lo que hemos corrido casi hasta la habitación. - El menor se cruzó de brazos con el ceño fruncido mientras esperaba a que el rubio recuperara el aliento.
- Aquí no. - Jale tomó la mano de Álex y tiró de él hacia la residencia.
- Se lo voy a contar a Kai. - Dijo este mientras soltaba una risita. La mano de Jale comenzó a enfriarse rápidamente. - Está bien, está bien. No me gusta eso de que tengas poderes. - Gimoteó.
- Cierra con llave y susurra. - El pelirrojo estaba comenzando a ponerse nervioso. Una vez hizo lo que Jale le mandó se sentó a su lado, esperando que este matara la intriga que le estaba causando. - ¿Te acuerdas de mi profesor? El que daba miedo. - Álex asintió con la cabeza. - Pues no se con quién estaba hablando, pero ha mencionado algo sobre una revolución. - Los ojos del menor se abrieron como platos, mientras Jale jugaba nervioso con sus dedos.
- ¡Una revolución! - Gritó, el rubio le tapó la boca, pero ya era tarde.
- La madre que te parió, bueno que nos parió. - Álex apartó lentamente la mano de su hermano, y susurró un "lo siento". - Ya da igual. - Frustrado, se tumbó en la cama. - Espero haber escuchado mal, pero creo que quiere tomar la academia. - La cara del mayor reflejaba miedo.
- No te preocupes, ya pensaremos en algo. - Se acomodó a su lado. - Ahora ¿dime que ha pasado con Kai? - Dijo mirando al techo.
- Pues - comenzó diciendo. - Me ha pedido una cita, y no solo le he dicho que no, sino que lo he rechazado diciéndole cosas horribles. - El arrepentimiento volvía a aflorar en el pecho de Jale.
- Si que la has hecho buena. - El rubio golpeó el hombro del menor, provocando que este soltara un quejido. - ¿Pero por qué le has dicho eso? Pensaba que él te gustaba. - Jale se acurrucó en el pecho de Álex comenzó a llorar.
- No puede gustarme una persona que conozco de dos días, Álex. - El menor estuvo a punto de soltar uno de sus comentarios, pero sabía que no era el momento indicado y esperó a que su hermano continuara. - Tengo miedo, no quiero que me utilice y me ha haga daño. - Agarró con fuerza la camiseta del pelirrojo.
- Tranquilo, siempre puedes disculparte, si se lo explicas quizás lo entienda. - Se incorporó y secó cuidadosamente las lágrimas de Jale con la yema de sus pulgares. - Venga, ve a disculparte anda. - Poco a poco iba empujándolo hacia la puerta, una vez ambos estuvieron parados en frente de la misma, Álex llamó con entusiasmo y se metió rápidamente en la habitación.
- Serás... - Comenzó a maldecirlo, pero no pudo terminar ya que la puerta se abrió.
- Oh eres tú, ¿qué quieres? - El corazón de Jale se encogió ante el tono de resentimiento que teñía su voz.
- ¿Puedo pasar? - Preguntó intentando ver detrás de Kai, aunque el robusto cuerpo del muchacho se interponía.
- Como quieras. - El rubio le siguió, y cerró la puerta tras de sí. Cuando se giró quedó impactado, parecía encontrarse en una playa. Las paredes estaban pintadas con grandes olas, las cuales hacían juego con el color beige de los muebles, que simulaban la arena. El suelo era de parquet, quizás simulara la cubierta de un barco debido a la temática de la habitación. - Puedes sentarte ahí si quieres. - Dijo señalándole su cama, "guau incluso la cama" pensó Jale al ver que tenía cojines con forma de estrella de mar y de concha. - ¿Y bien? - El moreno se sentó a su lado, aumentando la tensión que se había creado.
- Yo, lo siento. - Se disculpo cabizbajo. - No quería decirte aquello, solo es que me pudo el miedo. - Sentía la mirada de Kai penetrar en lo más profundo de su alma.
- ¿Miedo de que? - El cuerpo de Jale se paralizó al escuchar la pregunta. Y nervioso mordió su labio, no sabía si Kai aceptaría su excusa como parte de la disculpa.
- De que me utilizaras. - Dijo en un susurro casi inaudible.
- Mira que llegas a ser tonto. ¿Tú crees que si de verdad quisiera utilizarte te hubiera pedido una cita como tal? - El tono del moreno se relajó, su voz no era tan dura como antes. - Si te pido otra, ¿me volverás a rechazar? - Tomó a Jale del mentón y le obligó a mirarle a sus ojos color chocolate.
- No, a ver no lo... - Se vio interrumpido cuando Kai decidió juntar sus labios, era su primer beso y además con un chico, pero se sentía tan bien que no lo impidió. Los cálidos labios del moreno encajaban a la perfección con los suyos.
- Agradezco mucho el esfuerzo que has hecho rubito. - Dijo interrumpiendo aquel beso y revolvió su cabello rubio. - Pero no la cagues más. - Era la primera vez que Jale escuchaba su risa, esta era grave y profunda, pero bastante contagiosa. Una tímida sonrisa se formó en los labios del rubio, la cual hacia juego con su sonrojo.
- Deberíamos irnos a clase. - Cogió su mochila y se encaminó hacia la puerta, no obstante, se detuvo al escuchar el rugido del estómago de Jale.
- Yo aún no he comido, y tampoco tengo mi mochila. - Kai se rascó la nuca ante la situación intentando pensar algo.
-El comedor estará ya cerrado. Pero si aguantas un par de horillas, luego te invito a merendar. - Le dedicó una tierna sonrisa, el rubio asintió avergonzado. - Vamos, te acompaño a por tu mochila. - Dijo inclinando la cabeza hacia la puerta. Jale se levantó y lo siguió hasta misma. - Tu primero. - Bromeó.
Cuando Jale se disponía a salir al pasillo tropezó con algo y estuvo a punto de caerse. ¡Cuidado! le oyó gritar a Kai y si no hubiera sido por lo cogió del brazo, se hubiera dado de bruces contra el suelo.
- ¿Mi mochila? - Dijo al identificar al causante de su caída. Encima de ella había una nota que ponía Pásalo bien.
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Academia de Héroes: Descongelando La Rebelión [Editando y terminando]
FantasyAcompaña a Jale, un chico que debe afrontar el duro destino que le espera. A través de la superación y el esfuerzo deberá enfrentar innumerables peligros, pero no estará solo, contará con la ayuda de valiosos aliados, y quizás con el apoyo de algo a...