ᴘᴀʀᴛᴇ ᴜ́ɴɪᴄᴀ

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Cuando Stan lloraba, Bill le cantaba una canción.

Cuando temblaba, lo abrazaba hasta que pudiera calmarse.

Cuando quería estar solo, se quedaba a su lado en silencio, pues sabía que realmente no quería que él se fuera.

Desde pequeño Stanley Uris ha sufrido de ansiedad, pero no era algo importante oara él, y apenas le causaba problemas. El estar en un grado menor que todos sus amigos, con un matón mucho mayor qué él, una familia tan estricta y un sentido del orden y la limpieza que tanto le atormentan le hacían a veces pasarse de estúpido y hacer cosas impulsivas, pero jamás fue un gran problema.

No, al menos no hasta eso.

Cuando lo vio por primera vez, él creía estar soñando, estar teniendo un ataque epiléptico, una estupidez, pero había algo que no lo dejaba dormir por ese estúpido monstruo.

Todo era demasiaso para él, pero cuando lo vencieron, él se dio cuenta que jamás había muerto, que simplemente había escapado, cosa que hizo que todos y cada uno de sus horribles pensamientos y pesadillas se desataran en una clase de historia, el miedo, los recuerdos, cada cosa vivida en lo que fue ese extraño verano con sus amigos, y creyendo que no lo verían, comenzó a llorar, pero poco a poco el llanto fue desesperado, y todos en su clase lo miraron alterando aún más al chico, por lo que empezó a gritar y a llorar, al cabo de un momento terminó pidiendo al profesor que llamara al "Gran Billl", pues el sabría que hacer, ¿como no? Él era el gran Bill, él siempre sabría qué hacer.

El profesor no sabía de quien hablaba, pero uno de sus compañeros sabía bien que Stanley buscaba a William Denbrough para refugiarse y fue a buscarlo.

Cuando el chico y Bill llegaron, Stan se dio cuenta que era verdad lo que pensaba.

Bill siempre sabía que hacer.

El chico llegó como una bala al aula de Stan, y salieron al patio a hablar y a calmarlo, caminaron por su escuela un rato mientras se calmaba. Bill le preguntaba por aves, y recuerdos de Stan en el parque viendo azulejos venían a su mente y lo calmaban poco a poco. Pero lo hacían.

Cuando la situación pasó, Bill escuchó cada cosa que Stan le decía con suma atención, Stan le dijo que jamás hablaría de eso a sus padres, pues solo terminarían por preocuparse más de lo que siempre estaban por el frágil e idiota de Stanley Uris, y lo mandarían a un psicólogo y a tomar quien-sabe-qué pastillas para calmarse. Bill prometió ayudarlo siempre que pasara, y haría todo por él. Todo.

Pero Bill no sabía que, aún después de meses, los ataques seguirían, y la necesidad de proteger a su amigo era aún mayor, tampoco sabía, que después de tantos abrazos, tantas charlas, tanto tiempo juntos, iba a terminar por enamorarse de él.

Quería tomarle la mano, abrazarlo con fuerza, tomar su cabello y despeinar sus rulos perfectos para luego armarlos de nuevo, quería besarlo hasta que sintiera que ahora todo iba bien, pues Stanley se sentiría mejor sabiendo que Bill estaría a su lado.

Bill tampoco creía que Stanley fuera frágil, o tonto, o un completo cobarde, ahora, cuando lo miraba, solo podía ver a un chico tierno, que puede salir solo por sí mismo, pero que jamás le enseñaron como hacerlo, como ser valiente y fuerte, y por eso Bill quería enseñarle, quería darle confianza y amor, oh, solo Dios sabría cuanto William Denbrough deseaba amar de la manera que merecía Stanley Uris.

Bill siempre se sintió poderoso frente a los demás, un líder, un buen amigo, un chico guapo e inteligente. Pero con Stan era diferente. Con Stan no había un valiente e inteligente Bill, con la sola presencia de Stanley, las piernas de Bill temblaban y sentía un par de mariposas revoloteando en su estómago.

❝ ᴀɴxɪᴇᴛʏ ❞ // sᴛᴇɴʙʀᴏᴜɢʜ - ᴏɴᴇ - sʜᴏᴛ //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora