Capítulo I.

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- Stuart, ya levántate. - Ordenó mi madre del otro de la puerta. Dios Otro día de mierda que tenía que soportar. No puedo esperar por el inminente día de mi muerte. No podría esperar a desaparecer por completo.

- ¡Con un carajo, levántate !. - Continúa ella. - Tengo trabajo y no te pienso dejar aquí.

- Como digas. - Contesté y me estiré para después colocarme unas pantuflas viejas. Una vista de todos, tenía una vida como una persona normal y corriente pero dentro de las blanquecinas y sobrias paredes, cuidado de un buen y estable hogar. Mis padres discutían las veinticuatro horas del día, muchas veces llegó a faltar el alimento y tuve que comenzar a trabajar la edad temprana de catorce años para pagarme lo que me faltaba, por ejemplo: mi teléfono lo compré con los ahorros de tres años de trabajo sin parar, cobrando doce libras cada día en mi trabajo en una tienda de emparedados más trece libras de peso mi servicio de cuidado de jardines a una señora mayor que vive atrás de mi casa. Todo eso sumaba una cantidad de mil ochenta. Todos los días ganarme con sangre, sudor y esfuerzo mis anhelado sueldo de veinticinco libras para aquello.

Cuando al fin reuní lo necesario, creí que me podría largar de una vez por todas de ese lugar con lo que me quedaba...Pero mi madre tenía un gran problema con el alcohol así que a hurtadas mía, ella tomó lo que quiso y me dejó en miseria, sin escapatoria.

Me vestí, me peiné y de la mejor manera cubrí un golpe que había recibido ayer por parte de mi padre porque estabadesorientado por las drogas. Intentó pegarle a mi madre pero sentí que debí impedirlo apesar de que ella ni siquiera se preocupaba por mí. El hacerme el valiente me costó un hematoma algo grande en mi mejilla que traté de esconder con maquillaje y unas banditas.

Salí a la calle y me sentí algo aliviado. Me gustaba estar solo, o al menos estar en un lugar alejado de mis problemas y preocupaciones, y eso conllevaba estar a solas pues realmente no tenía amigos ni nadie en quién confiar.

Entré a aquel gran edificio, había una gran multitud esparcida en cualquier sitio. Intenté evitar a toda costa a cualquier persona y me dirigí a mi aula de clases. Llegué al salón y, como por arte de magia, todo el mundo calló y las miradas se posaban en mí y sólo en mí. Yo era el bicho raro del que todos rumoreaban y se burlaban.

- Sutcliffe, ¿Dónde está tu mami? ¿Está comprando alcohol de nuevo? Dile que me traiga un poco y que de paso, me hago un sandwich, porque para algo sirven las mujeres. - Y ahí estaba John, John Lennon. Un idiota más de mi grupo que se dedicaba a molestarme y hacerme la vida una mierda; Era un payaso del que todos se reían y pensaban que era la gran cosa. Nunca me callaba ante sus insultos inmaduros y por lo mismo salía con algunas heridas.

- ¿Y dónde está tu madre, Johnny?. - Pregunté retóricamente. Todos sabíamos que la señora Lennon había fallecido atropellada. - Y si las mujeres solo sirvieran para hacer sandwiches, pues al menos hacen algo a comparación de ti, pedazo de holgazán.

Él me miró. Con sus ojos marrones que detonaban ira y tremendas ganas de tirarme al suelo y darme con sus grandes puños.

- Prepárate para el receso, Sutcliffe. - Habló entre dientes, yo lo ignoré y me fui a mi sitio que estaba hasta el fondo del aula.

Tomé mi mochila, saqué un cuaderno y de repente otro amigo de John, Pete Best, habló.

- ¡Noo! El callado del salón va a hacer un tiroteo, ¡todos al suelo! - Rió y sus imbéciles también lo hicieron. Rodé los ojos y agarré un lápiz, me puse mis audífonos para escuchar un poco de música antes de que el profesor de Literatura entrara.

I'm Not Okay de My Chemical Romance sonaba en mis oídos expresando mi verdadero sentir mientras dibujaba un lindo paisaje cuando la puerta principal se abrió. Rápidamente guardé los audífonos pensando que me iban a atrapar con el teléfono en el aula. Hasta que él entró.

-Disculpen, ¿Este es el salón de tercer semestre?. - Dijo un chico con ojos hazel, con una camiseta azul cielo. Realmente era lindo. Demasiado lindo.

Me armé de valor y le contesté:
- Uhm.. Sí. Pasa.

El nuevo entró y se puso a mi lado. Me sentí algo raro porque tenía una mezcla de emociones: tristeza porque tal es él este solo igual que yo, alegría porque tal vez podremos ser amigos y creo que enojo ya que Lennon y sus monos se le acercaron.

- ¿Nuevo, eh? Juntate con nosotros. - Le dijo y el chico les sonrió. - Mi nombre es John. John Lennon.

- Paul. - Extendió su mano cortésmente. - Paul McCartney. Claro que me gustaría estar con ustedes.

¡Demonios! Ya lo atraparon. seguro se iba a convertir en uno de ellos y me iba a molestar.

- Hola. - Oh, ¡Me habló!. - ¿Cómo te llamas?.

- Stuart Sutcliffe. - Le contesté con indiferencia. - Ya sé que te llamas Paul.

- ¡Así es!. Un gusto conocerte, ¿Stu?

- Ajá.

- Y... ¿Qué haces, Stu?

Suspiré y le mostré el dibujo que estaba haciendo.

- ¡Está muy lindo! ¿Qué es?. - Dijo inocentemente.

- Un dibujo, tonto.

- ¡No me digas así?. - Hizo un puchero y siguió hablando. - ¿Quieres ser mi amigo, Stu?

- Claro. - ¡Al fin un amigo! Eso tal vez no resultó tan mal.

- ¡Bien!

Me coloqué de nuevo los audífonos y volteé a ver a Paul un momento. Estaba distraído viendo a la ventana que daba a la cancha. Decidí dibujarlo para probar que tal me salía un rostro realista.

Terminé de hacer el retrato de Paul y lo pensaba guardar para darle color en casa con los colores que tenía pero alguien tomó mi brazo deteniendo el acto.

- ¿¡Puedo ver?!. - Preguntó McCartney. Vaya que es molesto este chico.

- Ajá.

Le mostré la hoja, la vió con detenimiento y me miró a los ojos.

- ¡Es hermoso, Stu!. - Exclamó sonriendo. - ¿Quién es?

- Pues tú, ¿Quién más?

- ¿Puedo conservarlo?. - Cuestionó y yo lo pensé. Tal vez no era tan necesario el color.

- Como quieras. - Traté de ocultar la felicidad que me provocaba saber que al fin alguien no me maltrataba ni me hacía sentir menos. Tal vez ya tenga a alguien en quién confiar y sentirme seguro.

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2020 ⏰

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𝘞𝘢𝘴𝘵𝘦𝘥 𝘚𝘶𝘯𝘴𝘦𝘵𝘴 ¶| McSutcliffe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora