Capítulo único

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— ¡Vamos, Weasel! ¿Eso es todo lo que tienes! — Draco Malfoy estaba recostado en un rincón de su celda, acababa de ser golpeado por el auror pelirrojo.

— ¡Maldito! ¡Sedujiste a mi novia, idiota! — Gritó rabioso tras darle la última patada, deseó arrancarle los ojos y la lengua. Tal vez de esa manera Hermione no amaría a este idiota, pero hacerlo sería convertirse en Voldemort— ¿Qué te vio! No lo entiendo.

— Tal vez... sea porque yo pienso en algo más que no sea comida o quidditch — Escupió la sangre que se acumuló en su boca. — A ti... te cansa que ella hable sobre los libros, a mí me encanta debatir...

— No soy un bruto, Malfoy — Se acuclilló ante él.

— Es leviÓsa, no leviosáá — Rio como pudo, las costillas estaban quebradas. — ¿Aún tienes problemas con el conjuro?

— No te burles, pero sí.

Hermione ingresó y vio ello. — ¿Qué hiciste, Ronald? ¡Eres un bruto! — Se acercó a Draco para ayudar a levantarlo. — Logré el indulto, todo estará bien, cariño.

— Malfoy, ¿la amas en verdad? — Harry estaba sentado en el sillón frente a la cama donde Draco se iba recuperando de las maldiciones que recibió por parte de los mortífagos

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— Malfoy, ¿la amas en verdad? — Harry estaba sentado en el sillón frente a la cama donde Draco se iba recuperando de las maldiciones que recibió por parte de los mortífagos.

— Con todo mi ser. Granger es como un ángel, me permitió levantarme y demostrar que soy algo más que un simple gusano. — Trató de sonreír. — ¿Ahora actúas como hermano celoso?

— Sí, solo no la beses delante de mí. — Se puso en pie, antes de salir por la puerta se giró a verlo — Gracias por salvarla de tu tía.

— Gracias por darme aceptar mi relación. — Se acomodó en la cama, para dormir.

Harry rio — Con o sin mi aprobación ella va estar junto a ti. — Cerró la puerta dejándolo descansar.

Hermione ingresó cuando estuvo segura de que estaba dormido, detrás de ella iba Narcissa Malfoy.

— Gracias por amarlo — Fue lo primero que dijo al ver a su hijo dormir con una sonrisa en los labios, desde que era un niño o lo veía descansar tan a gusto.

— Gracias a usted por aceptarme, señora Malfoy — Susurró.

— No me digas señora, Suegra está bien. — respondió con suavidad.

Draco abrió sus ojos, observó a las dos mujeres que más amaba en el mundo.

— Mama, estoy enamorado de un ángel. Me hizo un creyente con el toque de su piel, Iría al infierno y volvería por ella. — Vio la tímida sonrisa de su novia.

— Lo sé, técnicamente estuviste en el infierno, pero ahora ya puedes ser feliz. — Narcissa tomó la mano de su hijo y le entregó el anillo familiar. — Es el anillo que ha estado con las Malfoy.

El ángel caído, volvió a ascender en cuanto ella le dio el sí, no obstante Lucius Malfoy estaba furioso por la estúpida decisión de su hijo, pero cuando tuvo en brazos a la primera niña Malfoy, los vestigios de su ira se dispersaron y cuando llegó el nieto fue el abuelo más feliz. Hasta que su amada Narcissa con solo 65 años falleció dejándolo solo en la mansión, donde nadie deseaba morar. 

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