What is love?
Chapter 16: Minseok & Joonmyun.
Kim Minseok tenía un grave problema, todos sus amigos se estaban emparejando y él aún no había resuelto el nudo de su estomago que se le había formado hace años. Porque él no sabía lo que sentía. Solo se sentía nervioso y con mariposas en el estomago cuando estaba cerca de Suho. Siempre se le formaba un nudo en la garganta cuando planeaba aclarar sus sentimientos. Y llevaba ya 5 años con ese nudo y aun no sabía lo que sentía.
Había salido con muchas chicas durante su época de instituto y ahora por fin estaba en la universidad y estaba alejado de él, iba a visitarlo a cada almuerzo con la escusa de hablar de los más pequeños.
-Minseok-oppa –dijo la voz de Amber logrando que saliera de su ensimismamiento.
Amber no era precisamente una chica my femenina, pero sí que era verdad que era a la única amiga a la que podía hablar de esas cosas y no tener miedo de ser juzgado.
Porque lo que más claro tenía era que él o era gay, solo daba la casualidad que la persona de la que se había enamorado era un chico.
-¿Qué ocurre? –dijo removiéndose su pelo corto.
-¡No me has respondido!
-Perdona, estaba pensando y no me he dado cuenta ¿Qué decías?
-¿Qué cómo te va con Suho?
Xiumin se sonrojó y agradeció que la chica no lo estuviera mirando, estaba de espaldas a él, quitándose el maquillaje que había usado en la obra de teatro.
-Como siempre, sin ninguna avance.
De pronto la toalla que estaba usando Amber para la cara, acabó sobre su cabeza, se la había lanzado.
-¡Si no hubieras salido corriendo hace cuatro años ahora estaríais saliendo!
-Eso no puedes asegurarlo. Además lo de hace cuatro años fue…
-¿Fue qué? –Dijo ella -¿Acaso me vas a decir que te arrepientes de lo que ocurrió? ¡Porque si lo llego a saber jamás te hubiera dejado entrar en el cuarto de mi hermano!
Sí, era cierto, Amber y Suho eran hermanos, bueno, hermanastros, había dado la casualidad de que al año siguiente de conocer a Suho, sus padres se casaron y su pequeña amiga, la cual ya conocía los sentimientos de Xiumin, lo ayudó a acercarse un poco más a Suho. Pero había sido inútil, porque después de esa noche que pasaron juntos jamás habían vuelto a hablar del tema. Tal vez por el miedo al rechazo o tal vez por el qué dirán.
No lo sabía. Solo recordaba el haber salido corriendo de aquella habitación a la mañana siguiente y no haber vuelto a hablar de ello.
-Lo siento –murmuró el mayor –sabes que nunca se me dieron bien las palabras.
-Lo sé, eres un estudiante de letras de pocas palabras, siempre me pareció irónico.
Suho andaba dirección a su cuarto algo cansado cuando unas manos lo rodearon por el cuello de la camisa y lo estamparon contra la pared.
-¿Por qué no me lo dijiste? –dijo un cabreado Yixing.
-¿Decirte el qué?
-¡Que Chen se iba a China!
Suho dejó caer la cabeza hacia atrás para apoyarla por completo en la pared.
-Se va para poder olvidarte –le contestó –No tienes derecho alguno para reclamar. Lleva años intentándolo –le acabó gritando y lo empujó agarrándolo del cuello -. ¿Sabes la de veces que lo he tenido que consolar por lo mal que lo está pasando?
-Nunca le dije que me olvidara –dijo Lay.
Suho puso los ojos en blanco y lo golpeó con tal fuerza que cayó al suelo de espaldas.
-¿Dices eso ahora? ¡¿Cuándo se va?! –Lo agarró del cuello de la camisa para ponerlo en pie de nuevo, aunque le sacaba casi una cabeza entera -¿Sabes las veces que he tenido que darle lo que tú no le dabas?
Lay abrió los ojos de par en par y se quedó mudo. ¿Acaso hablaba de…?
-Sí Lay –dijo como si le hubiera leído la mente –sexo. Dos años enteros suplicándome calor y amor. El amor que tú podrías haberle dado y te negaste.
Esta vez fue Suho el que recibió el golpe.
-¿Te has aprovechado de él? –Dijo desde su altura -¡Te has acostado con alguien débil y desesperado!
-¡Sí! Lo he hecho –dijo mordiéndose el labio, como conteniendo un sollozo –Porque yo también tengo derecho a olvidar y a que… a que alguien me busque, aunque sea solo para un poco de sexo…
-¿Olvidar? –Preguntó con ironía -¿A quién tienes tú que olvidar? ¿Ahora eres tú la victima?
-Los dos lo somos –dijo Suho limpiándose la sangre del labio que acababa de partirle -¿o te crees que solo vosotros dos sufrís?
Suho se dio la vuelta para meterse a su cuarto y Lay lo sujetó del brazo, pero el mayor se libró de su agarre con un movimiento brusco para acto seguido darle con la puerta en las narices.