Chapter 18: Zitao.
Wu Yifan, conocido mejor como Kris, alguien al cual sencillamente no podías ignorar. El chico resultaba llamativo. Le encantaba jugar al baloncesto cuando tenía oportunidad, y esa tarde, cuando Tao había ido a verlo a la facultad lo encontró en las canchas jugando con algunos compañeros. Su pelo rubio estaba recogido hacia atrás en una coleta dejando ver sus raíces negras. Pero era verdad que el rubio le quedaba genial, le daba aspecto de extranjero y cuando hablaba inglés de verdad lo parecía.
Tao suspiró.
De verdad era llamativo y perfecto.
-Se te cae la baba –dijo un recién llegado Sehun dándole un golpecito en el hombro a la vez que se sentaba a su lado en las gradas de la cancha –literalmente.
Tao se pasó la mano por la boca avergonzado.
-¿A quién mirabas? –dijo buscando con la mirada a alguna mujer, pero solo veía a Kris, Xiumin y a dos chicos más compañeros de la facultad de sus dos hyungs.
-A nadie –dijo este fingiendo tos –solo pensaba.
-Ya claro.
Sehun buscó la cámara de fotos en su mochila y comenzó a echar fotos a los chicos.
-¿Qué haces? –preguntó Zitao que enseguida fue enfocado por la cámara.
-Es para el mural que estoy haciendo, ¡sonríe! –dijo antes de echar la foto.
Era verdad que a Sehun le encantaba la fotografía, igual que a Chen-Chen, y Tao era uno de sus modelos favoritos porque decía que era fácil sacarle una sonrisa.
-¿Es para un trabajo de clase?
-No- dijo Sehun limpiando un poco el enfoque –es para Chen, para cuando se vaya a China.
-Pero si solo se va tres meses –dijo Tao sorprendido –Las vacaciones de verano, y al empezar el curso vuelve.
-Ya lo sé –Sehun se concentró esta vez en la entrada de la cancha pues Luhan acababa de entrar –pero en tres meses se puede olvidar de nosotros.
Echó la última foto y recogió sus cosas para ir bajando de escalón en escalón.
-¿Crees que es fácil olvidarnos? –preguntó Tao y Sehun le devolvió una dulce sonrisa.
-¡Imposible!
En realidad Tao sabía el motivo por el cual Jongdae quería pasar las vacaciones fuera. Quería olvidar a Yixing. Todos sabían que si no estaban juntos era por el miedo a la palabra “relación”. Tao sin embargo no podría imaginar estar sin Kris a su lado, porque desde que lo había conocido se había hecho tan importante como el respirar. Tan importante como sus padres…
Sus padres.
¿Debería de decírselo? Sus padres siempre habían sido muy considerados con él, además eran muy liberales así que tal vez no les importaría…
-¿Qué haces aquí? –la voz de Kris lo sorprendió. Estaba delante suyo acariciándole las mejillas con ternura, ¿cuándo había llegado?
-Vine a verte y me dijeron que estabas aquí.
-¿Has terminado ya las clases? –Kris se sentó a su lado secándose el sudor con el bajo de la camisa, dejando su pecho casi al descubierto al igual que algunas marcas que Tao le había dejado la noche anterior.
-Sí –dijo mordiéndose el labio sin poder apartar la mirada de ese pecho perfecto –y como Kyungsoo no ha ido a clase no tenía a nadie me hiciera compañía.
-¿Qué le pasa últimamente? –Preguntó Kris como buen hyung que se preocupaba por los pequeños –. Tengo entendido por Xiumin que no es la primera vez. Deberías de preguntarle a Kai.
Tao negó con la cabeza.
-Tampoco ha venido hoy y Suho-omma dice que no abren la puerta del cuarto.
Kris sonrió. Desde hacía tiempo Suho se había proclamado la mama de Tao, ¿entonces Minseok era el “padre”?
-¿A probado a forzar la puerta?
-Eso es allanamiento de morada gege.
-Yo lo haría –dijo acercándose un poco más al menor -. Si intentaras huir de mi o esconderte sería capaz hasta de entrar por la ventana –le susurró y acto seguido le lamió la piel del cuello con disimulo.
-¡Kris! –Gritó Xiumin desde abajo a lo que el aludido gruñó –Vamos a cambiarnos o le pegarás el olor a sudor a Tao.
Kris bufó.
-Espérame aquí Ai.
Tao se sonrojó, desde hacía una semanas a Kris le había dado por llamarlo “Ai”, amor, porque decía que él era su amor.
Cuando por fin vio que Kris se metía a los vestuarios sacó su móvil del bolsillo del pantalón y buscó un número en su agenda, dudó y aclaró las ideas de su mente antes de marcar y ponérselo en la oreja.
-Mamá –dijo por fin cuando consiguió respuesta -. Sí estoy bien… pero tengo que contaros algo –entonces la voz de Tao se tornó algo asustada.
-¿Qué ocurre hijo? ¿Estás enfermo? ¿Has suspendido alguna asignatura? –la preocupación de la madre se podía notar.
-¡No! No es eso, es que yo… -se hizo un silencio en el cual la madre esperó –yo quiero que conozcáis a alguien.
-¡¿Ah?! ¿Cielo te has enamorado? Conozco ese tono de voz.
Tao se alegró de estar solo pues la voz de su madre traspasaba el auricular y la vergüenza se acumuló en sus mejillas.
-Sí, es eso mamá… pero… no es fácil.
-Cielo, sabes que sea quien sea aceptaremos tu decisión.
-Sí, lo sé. Pero esto es algo que es mejor hablarlo en persona.
-¿Porqué? ¿Has dejado embarazada a alguna chica?
-¡No mamá! No pienses siempre en lo malo.
-¿Qué quieres que piense si me hablas de esa forma?
-Mamá, ya he dicho que es mejor hablarlo en persona.
La madre quedó en silencio un momento y acto seguido suspiró.
-Como quieras hijo, pediré un permiso para que te dejen venir mañana por la tarde a casa.