Chapter 22: Baekhyun & Chanyeol.
El pequeño cuerpo de Baekhyun temblaba mientras lloraba escondido bajo el tobogán de forma circular que había en el parque cerca de su casa. Tenía las manos magulladas y la cara arañada, y la noche ya llegaba cuando una sombra poco más grande que él apareció en frente suyo.
-¡Baekhyun! –Dijo la voz chillona e infantil de Chanyeol mientras se acercaba a él –Baekhyun tu madre te está buscando.
-¡No quiero! ¡Déjame! –gritó con voz ahogada.
Chanyeol quedó paralizado, no podía verle el rostro pero sabía que estaba llorando.
-Baekhyun –dijo acercándose a él y rodeándolo por los hombros.
Su amigo acabó abrazándose a él y llorando abiertamente. Chanyeol lo abrazó y le dio tiernos besos en la cabeza.
-¿Se han vuelto a meter contigo?
El mayor asintió. Odiaba al no crecer y odiaba que se metieran con él por tener cara de niña. Chanyeol siempre le decía que era muy guapo al igual que todas las niñas de su clase, y eso hacía que los demás niños se cabrearan y se metieran con él.
-La próxima vez ven a decírmelo a mí –dijo Chanyeol -, además a las niñas les gustas.
-¡Pero ellas a mí no! No me gustan las niñas, son tontas y cursis y solo piensan en casarse con un chico rico.
-¿Hyunii no se quiere casar?
-¡Sí que quiero! Pero no con una niña tonta.
Chanyeol sonrió y el mayor supo que estaba teniendo una idea.
-¿Y si de mayores nos casamos?
-¿Qué? –Gritó –No podemos, somos chicos.
-En otros países si se puede.
Chanyeol le cogió las manos y le besó las mejillas secándole las lágrimas.
-Yeolly se quiere casar contigo. ¿Tú no quieres?
Baekhyun abrió sus ojitos negros sorprendido y entonces asintió.
-Sí que quiero.
En ese momento sonó la puerta haciendo que Baekhyun saliera de su sueño y de sus recuerdos de la infancia. Estaba en su habitación, no la de la residencia, la de su casa.
-¿Baekhyun? ¿Estás despierto hijo?
El adolescente se frotó la cara y arrugó aun más las sábanas bajo su cuerpo, se sentó en la cama. ¿Qué hora era?
-Sí mamá, estoy despierto.
Su madre entró con una sonrisa en los labios. Cómo echaba de menos el ser consentido y recibir el cariño de su querida madre. Llevaba una bandeja en las manos con la comida. Miró el reloj ahora que entraba luz por la puerta, eran las cuatro de la tarde, ¿tanto había dormido?
-¿Te encuentras mejor?
-Sí, gracias.
Su madre sonrió y se sentó a su lado mientras lo observaba comer.
-¿Has discutido con Chanyeol?
La cuchara con la que sujetaba el arroz se cayó haciendo ruido en el mortal silencio.
-He acertado –dijo ellas –. Cuando eras un niño siempre te encerrabas en tu cuarto cuando discutías con él, y ahora, a tus 18 años, sigues haciendo lo mismo.
Sí, era cierto. La noche anterior había salido huyendo, asustado, y había llamado a su madre para que le dieran un permiso para poder volver a casa. ¿El motivo? No lo había dicho, pero su voz entrecortada fue suficiente para que su madre fuera a buscarlo.