Chapter 23: Yifan & Zitao.
Kris no comprendía que hacía en la casa de Tao, sentado frente a sus padres y con los ojos abiertos como platos tras haber escuchado la confesión de su único hijo. Kris lo miró aun sin poder creérselo del todo.
-¿Tao, hijo mío, estás hablando en serio? –el padre de Zitao lo miraba como si se tratara de una broma, luego miró a Kris, que se puso pálido como el papel de arroz y luego comprendió que era verdad.
-Zitao –comenzó su madre -. Zitao no llores.
“¿Qué?” Kris miró a su amante, el cual tenía el rostro agachado y descompuesto y las lágrimas se escapaban de sus ojos. En un acto reflejo Kris apretó su mano con fuerza y lo abrazó contra su pecho, lo que sorprendió a los padres del menor, pero es que Kris jamás había visto a Tao actuar de esa manera tan vulnerable.
-Es cierto –dijo Kris sun temblando -, estoy saliendo con su hijo. Ya sé que somos jóvenes y hay una diferencia de edad de tres años, pero les juro que jamás he sentido con nadie lo que siento por su hijo.
-Tao, ¿estás seguro? –preguntó su madre, pues el señor Huang se había quedado sin palabras.
Tao se enjuagó las lágrimas con ayuda de Kris, que le ofreció un pañuelo.
-Sí, mamá.
-¿Entonces por qué lloras?
Tao se quedó sin palabras, miró a Kris que aun estaba pajizo y luego a sus padres y las lágrimas volvieron a brotar.
-Yo… tengo miedo, porque os he estado ocultando estos sentimientos desde que comenzaron a surgir y yo nunca os he ocultado nada. Y tengo miedo –apretó la mano de Kris con fuerza –de que me separéis de Kris-ge.
Kris agachó la mirada, él también tenía miedo. Había vivido tres preciosos años compartiendo una dulce amistad con Zitao, pero apenas un mes desde que comenzaron a salir, y había sido el mejor mes de su vida.
Sus ojos se posaron en los del señor Huang, que lo miraba con el ceño fruncido.
El padre de Zitao sonrió, podía ver en Kris a un niño enamorado e ilusionado y también podía ver el miedo y el terror al rechazo; se vio reflejado a él, cuando estaba frente a sus futuros suegros pidiendo la mano de su futura esposa.
-Que recuerdos me traes hijo –le dijo a Kris sin dejar de sonreír –lo único malo es que no veré a mis nietos corretear por esta casa.
-P… papá yo –rompió a llorar de nuevo pero esta vez fueron los brazos de una madre los que lo rodearon a ambos, pues Kris no se había dado cuenta, pero él también había empezado a llorar. Y así, siendo consolados por las re componedoras palabras de ambos padres, cenaron los cuatro juntos y los dos adolescentes cayeron dormidos en el salón, tal vez debido a tanta presión y llantos.
-Ya he avisado a la residencia –dijo el padre de Tao entrando al salón, donde su mujer tapaba a los dos chicos con una manta -. Mañana los acercaré yo temprano para que no lleguen tarde a clase.
Tao entreabrió los ojos. La casa estaba en silencio, recordaba el haberse dormido tras llorar junto a sus padres y Kris, y hablando de Kris, podía notarlo a su espalda, su respiración acompasada en su nuca y sus brazos que lo rodeaban por la cintura.
Estaban en su salón, en el suelo y tapados con la suave manta que utilizaba su madre cada vez que se quedaba dormido sobre las hamacas del jardín. Se removió un poco y notó como Kris gruñía y se separaba un poco, moviendo el brazo que lo rodeaba para quitarlo, pero Tao lo cogió e impidió que apartara la mano.