¿Desconocidos?

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La veo en el césped tumbada, relajada, con expresión de niña pequeña. ¿Debería acercarme? No creo. Podría empeorar la situación. Si le digo quién soy, me odiará. Y si no se lo digo quizá se acuerde ella sola y me de la patada. Pero si no voy, sé que no podré perdonármelo nunca. 

La observo. Su pelo liso se extiende sobre el césped, su verde mirada se pierde en el cielo, sus mejillas tienen su típico rubor rosado... La echo de menos. Decidido me acerco a ella y me tumbo a su lado.

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-Hoy no hay ninguna nube, ¿verdad? Yo pienso que sería más productiva esta posición si las hubiese.

Miro al lado. Veo a un chico de mi edad mirando el cielo al igual que yo dos minutos antes. Tiene la tez dorada y un pequeño lunar al lado de su ojo derecho. Sus mejillas son angulosas y con forma y parece tener unos labios muy...¿Besables?

Entonces se gira y me mira a los ojos. Me pierdo en ellos nada más mirarle. Son azules... Y verdes... Y con pintitas marrones... Y expresan alegría y entusiasmo y a su vez... ¿Temor? Espero que no sea de mí. Aún así, no le conozco y por muy guapo que sea sigue siendo desconocido. Vuelvo a mirar al cielo y hago como si no estuviese.

-¿Cómo te llamas?-pregunta esperanzado.

-Me llamo Kira.

Mantengo mi posición fría y apática. No quiero ilusionarme con alguien que no conozco si ni siquiera me conozco a mí misma.

-Bonito nombre. Yo soy Alex, encantado de conocerte.-dice sentándose sonriente.

Me transmite algo. Y esta sensación la recuerdo, pero ni sé cuándo ni con quién la experimenté. El chico tiene esperanzas. ¡Qué mono! No voy a dejarle con las ganad pobre.

-Encantada de conocerte, Alex.

-Lo mismo digo, Kira. ¿Qué te parecería dar una vuelta conmigo?

-Ummm... Acepto.-Digo sonriente.

Poco a poco le empiezo a conocer. Es simple, simpático, agradable, cercano, bromista... Me encanta. Nos hemos dado nuestros números de teléfono y redes sociales; y además, ¡va al mismo instituto que yo! Por lo que veo seremos buenos amigos o eso espero.

He apuntado otra vez sus redes sociales y su teléfono. Aunque no servirá de nada, yo ya le seguía. Le he tenido que dejar de seguir y volver a seguirla para que no se diese cuenta.

Es más cercana que antes. Creo que este golpe la ha ayudado a tenerse más aprecio. Pero sigo esperando que se acuerde de mí. Quiero que lo haga pronto, pues no sé si ahora lo único que quiere es una amistad. Y yo sigo enamorado de ella. Y no puedo hacer nada.

Hoy va a venir a cenar con nosotros una chica de mi instituto que según mis padres era buena amiga mía. Dicen que lo está pasando muy mal y que la trate lo mejor posible. Eso intentaré.

Voy a mi habitación y miro mi armario. En él hay ropa nueva, ropa ajustada, femenina, insinuante en cierto aspecto. Pero para mí lo más cómodo es mi antigua ropa. Aún así, me convezco para utilizar un vestido blanco. Me pongo unos botines y una chaqueta y bajo a conocer a la invitada que supuestamente ha estado todo este tiempo a mi lado.

Pero, ¿cuál es tu historia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora