Chapter 24: Yixing.
Lay estaba tirado sobre la cama, a su lado estaba su boletín de notas que le acababan de entregar el profesor, pero no tenía ganas de abrirlo.
Chen se iba a China.
¿Así sin más? ¿Se dejaba el curso a medias? Aún le quedaban dos trimestres. Cerró los ojos con fuerza y deseó que la tierra lo tragara, o que le cayera una de las enciclopedias que acumulaban polvo en su estantería y así poder olvidarse de todo. Pero tenía tan mala suerte que solo le dejaría un feo chichón.
Puta mierda.
En ese momento entró Luhan.
-¿Qué haces aquí? –Le preguntó acercándose a su cama -¿No vienes a despedirte de Chen?
Lay negó a la vez que se tapaba la cara con el dorso del brazo.
-No quiero.
Luhan suspiró y se acercó a él para quitarle el boletín de notas.
-Felicidades, lo has aprobado todo, ahora vámonos a despedirnos de Chen.
Volvió a negar y apretó los dientes y los puños. Luhan desesperado lo cogió del brazo e hizo que se sentara.
-¿A qué viene tanto egoísmo? –Preguntó el mayor –Jongdae te necesita hoy más que nunca.
-Si me necesitara no se iría a estudiar fuera.
-Tres meses Yixing. Solo se va tres meses y tú te comportas como si se fuera para toda la vida.
Lay abrió tanto los ojos que incluso Luhan se sorprendió de sus palabras.
-¿Acaso no lo sabías? Su padre tiene un trabajo allí este verano y se lo lleva porque ha suspendido caligrafía China y allí tiene un amigo…
No le dio tiempo a acabar. Yixing había salido corriendo en busca de su amigo. Pero… ¿Dónde estaba? ¡Maldita sea!
Una llamada de teléfono lo sorprendió. ¿Era Chen?
-¿Dónde estás? –le exigió saber nada más contestar el teléfono.
-¿Recuerdas el aula de química? –preguntó Jongdae al otro lado de la línea.
¿Cómo no iba a recordarla? Allí fue donde lo conoció.
Era su segundo año en aquel aburrido instituto y miraba a la gente a través de la ventana del aula de química. No lo entendía, ¿porqué parecían tan felices? Si ese instituto era una cárcel.
-Disculpe.
Una voz a su espalda lo hizo salir de su ensoñación. Al girarse, una figura estaba junto a la puerta, su pelo corto y negro de punta llamó su atención, al igual que su camisa de rayas. Era extraño ver a un novato sin el uniforme. Tenía unos ojos pequeños y rasgados, dándole un aire exótico y su boca formaba una V perfecta, casi como un gato. A decir verdad, para Yixing, tenía el rostro casi perfecto.
-¿Qué quieres? –preguntó Lay.
-Yo… me han dicho que el despacho del director estaba por aquí, pero creo que me he perdido.
Lay sonrió al ver lo nervioso que estaba el chico.
-¿Es tu primer día y ya te castigan?
-¿Qué? ¡No! Es que –sus mejillas se pusieron rojas –hay un problema con mi expediente y quería verme.
-Tranquilo chico –dijo alejándose de la ventana y acercándose a él –, yo te acompaño.
Al llegar al aula de química su recuerdo se esfumó. Esa había sido la primera vez que un chico le había parecido tan interesante, porque el pequeño Jongdae se veía casi infantil a su lado.
Respiró profundo antes de entrar en el aula.
Chen se giró al verlo, su flequillo negro trasquilonado se revolvió y nada más verlo le sonrió. Lay se fijó que su rostro seguía igual de felino que el primer día.
-Luhan me ha llamado alarmado –dijo Chen reacomodándose sobre la mesa en la que estaba sentado -. Dijo que saliste corriendo de tu cuarto.
-¿Es cierto? –preguntó de golpe, aun con la respiración agitada.
-Es cierto ¿el qué?
-Que no te vas a China.
-Sí que me voy a China gege –dijo casi riendo por la cara de tonto que tenía Yixing.
-No me refiero a eso –gritó Lay -. No te vas para quedarte.
-No, solo me voy tres meses.
Lay gruñó y su rostro afilado se relajó.
-¿Porqué no me lo dijiste?
-Porque no preguntaste gege, y siempre que intentaba hablar del tema me ignorabas o me hablabas de otra cosa.
-Por Dios Jongdae –Lay estaba a su lado y lo abrazó con fuerza -¿sabes el susto que me diste? ¿El miedo que he pasado?
-Es una pequeña venganza por estos últimos tres años.
Lay le besó la mejilla a la vez que acariciaba su espalda.
-Pensé que eso ya había quedado olvidado la otra noche en la bañera.
Chen comenzó a reírse.
-¿Luhan dijo algo al ver las manchas?
-Le dije que me había clavado un cristal en el talón, he tenido que fingir cojera durante dos días.
Soltó una carcajada y buscó sus labios, para suerte, Lay no se los negó, él también los deseaba. Cálidos y suaves y ligeramente húmedos. Así eran sus labios.
-Chen te quiero tanto…
Jongdae asintió.
-Ya lo sé.
-Soy tonto Chen. Estos largos años los he pasado pensando en ti y todo lo que podríamos haber hecho juntos.
-Lo sé tontorrón, pero fue decisión de los dos. El miedo nos hizo elegir la amistad ante el amor.
-No –gruñó el mayor –fue casi todo decisión mía. Yo era el que tenía más miedo, tú solo obedeciste.
-¡Yixing! –Gritó Chen ya algo cabreado –Deja de llevarme la contraría y recordarme lo idiotas que fuimos. Me tengo que ir y no quiero que mis últimos minutos contigo sean así.
-¿A qué parte de China vas? –le cambió el tema mientras le acariciaba la nuca.
-A Changsha.
Lay abrió los ojos sorprendido y comenzó a reírse.
-¿Sabes que esa es mi ciudad natal? –El menor lo miró sorprendido -¡Dios Jongdae! No creo que estemos tan lejos este verano.